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Innovación y tecnología para un envejecimiento activo

Nuestro objetivo en el ámbito del envejecimiento activo y saludable es poner la tecnología al servicio de la salud.

Impulsamos el desarrollo de productos y servicios personalizados en las etapas de prevención, diagnóstico y tratamiento mediante un enfoque integral orientado a un envejecimiento activo y saludable.

TECNALIA desarrolla soluciones tecnológicas orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas a través de la prevención de riesgos y enfermedades, el mantenimiento de las capacidades físicas y cognitivas, y el mantenimiento de su actividad y participación social.

Innovación y tecnología para un envejecimiento activo

“Nuestro objetivo es favorecer entornos saludables que preserven y mejoren la salud y la calidad de vida de las personas. Por ello orientamos nuestra actividad tecnológica a la transformación de los sistemas de salud y de cuidados de largo plazo, la alimentación, el transporte, la vivienda, la ciudad y el lugar de trabajo”. Así, TECNALIA dispone de una combinación de soluciones tecnológicas orientadas a favorecer el envejecimiento saludable de la persona a través de la prevención de riesgos y enfermedades, el mantenimiento de las capacidades físicas y cognitivas, y el mantenimiento de su actividad y participación social.


En el ámbito de la alimentación saludable, TECNALIA desarrolla ingredientes activos para crear alimentos más saludables, equilibrados y de mayor valor nutricional (reducción de grasas, alimentos ricos en fibra, con omega 3, etc.). Esos compuestos activos (con esteroles, probióticos, vitaminas, prebióticos, simbióticos…) tienen efecto en la prevención de enfermedades de alta incidencia, como el síndrome metabólico, cáncer, cardiovasculares, etc

Dispositivos para un entrenamiento optimizado

TECNALIA desarrolla dispositivos que facilitan la valoración y entrenamiento de la capacidad funcional, y más en concreto del control postural/equilibrio de la persona para reducir el riesgo de caídas. Ofrece, además, soluciones para la personalización y optimización de los programas de entrenamiento de fuerza en personas mayores.


Combinando tecnologías de medición de señales electrofisiológicas, estimulación eléctrica y algoritmos de inteligencia artificial se busca determinar la frecuencia idónea de entrenamiento para cada persona y grupo muscular. Las soluciones de entrenamiento físico se complementan con un entrenamiento cognitivo y sensorial a través de una plataforma para creación de contenidos personalizados utilizando tecnología VR y/o AR.

Biosensores y monitorización de la salud

En el campo de los biosensores para diagnóstico, que son dispositivos portátiles para diagnóstico y monitorización in vitro e in vivo, ofrece soluciones para la monitorización de la salud mediante sensores electrofisiológicos y electroquímicos no invasivos. TECNALIA cuenta con el desarrollo de biosensores basados en un parche multi-electrodo para la detección de biomarcadores relacionados con el estrés (cortisol), fatiga (lactato), hidratación (sodio), frecuencia cardíaca o temperatura.


Estas soluciones wearable pueden ser aplicadas a la detección de factores de riesgo en personas mayores. También utilizan la tecnología de electrodos multi-campo para la mejora de la capacidad física y que permiten la activación muscular o la retroalimentación táctil, por ejemplo, o incluso la integración de electrodos en textiles para crear wearables.

Nuevos medicamentos

Por otro lado, ha diseñado y desarrollado nuevos medicamentos, especialmente dirigidos a las personas mayores, facilitando su toma y adhesión a los tratamientos con formatos farmacéuticos más agradables. Se incluye en este ámbito la tecnología de impresión 3D de medicamentos que ayude a generar una medicación más personalizada en ejemplos como la polimedicación.

Entornos saludables

Y otro de sus ámbitos de actuación consiste en las llamadas ciudades “amigables”: TECNALIA trabaja en el desarrollo de una herramienta de planificación urbana para ciudades amigables con las personas mayores basada en tecnología de gemelo digital. En este sentido, destaca un planificador de rutas amigables para personas mayores que faciliten su movilidad en el entorno.

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Un simple análisis de sangre revela con décadas de antelación el envejecimiento acelerado de los órganos

El sistema sirve para medir el deterioro de un órgano antes de que aparezcan síntomas para plantear medidas de prevención personalizadas.

Haber vivido mucho es el principal factor de riesgo para sufrir enfermedades, pero la edad cronológica no siempre nos dice con precisión cuánto hemos envejecido. El estilo de vida o la genética pueden acelerar o ralentizar el proceso y la medicina busca formas de medirlo con precisión. Hoy, la revista Nature publica los resultados de un trabajo liderado por Tony Wyss-Coray, de la Universidad de Stanford (EE UU), que ha logrado medir el envejecimiento específico de los principales órganos del cuerpo, para detectar si alguno se está deteriorando a un ritmo mayor de lo normal.

El sistema empleado es un análisis de sangre, algo que haría relativamente sencillo aplicarlo para conocer el estado de salud. En el estudio publicado hoy, en el que se analizó el plasma sanguíneo de más de 5.000 personas, se observó que alrededor del 20% de los mayores de 50 años tenían un órgano envejeciendo a un ritmo acelerado y un 1,7% de las personas analizadas tenía dos o más. Este envejecimiento acelerado, que en parte se asocia a enfermedades específicas de cada órgano, se relaciona con un incremento en el riesgo de muerte de entre el 20% y el 50%, pero no todos los órganos tienen el mismo peso sobre la salud. Un envejecimiento acelerado del corazón aumentaba en un 250% el fallo cardiaco, y un deterioro más rápido del sistema vascular o del cerebro estaba relacionado con mayores probabilidades de sufrir alzhéimer en el futuro, como pudieron comprobar con muestras de pacientes tomadas hace 15 años para hacer seguimiento de procesos del envejecimiento.

Para evaluar el envejecimiento de los distintos órganos se evaluaron los niveles de cerca de 5.000 proteínas en la sangre de casi 1.400 personas, en su mayoría de más de 40 años. Identificaron todas las proteínas que aparecían con más frecuencia en órganos concretos y seleccionaron 858 que se podían asociar a cada órgano y que, cuando se encontraban en niveles excesivos, alertaban del envejecimiento acelerado de ese órgano. Utilizando machine learning (aprendizaje automático), entrenaron un algoritmo que seleccionaba las proteínas que tenían mayor relación con el envejecimiento de cada órgano. Aunque, como cabría esperar, había cierta sincronía entre el envejecimiento de los órganos de cada individuo, también había diferencias importantes que mostraban algunos órganos particularmente afectados por el paso del tiempo.

El objetivo de este tipo de trabajos es conocer con mucha antelación que algo no va bien con un órgano concreto para poder tomar con suficiente antelación medidas preventivas. Esta prueba detectaba ese envejecimiento acelerado cuando aún no había síntomas, pero que, como mostraron los datos de seguimiento, sí incrementaría el riesgo de enfermedades y muerte en el futuro. El envejecimiento acelerado del cerebro incrementaba el riesgo de muerte en un 180% y el de los riñones se asociaba a un mayor riesgo de diabetes e hipertensión.

La oportunidad que nos abre este tipo de investigación es la de establecer con precisión el ritmo de envejecimiento de cada órgano y, por tanto, de su deterioro. Con ello, podríamos guiar una medicina preventiva de precisión que prescribiese a cada persona un cuidado y seguimiento específico en función de la observación de la edad biológica de cada órgano.

señala Manuel Collado, investigador científico del CNB-CSIC en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela a Science Media Centre España.

Esta posible herramienta para el diagnóstico de precisión del envejecimiento acelerado se está investigando en grupos de todo el mundo. En abril de este año, un equipo de la Universidad de Melbourne, en Australia, publicaba un estudio en Nature Medicine en el que se explicaba cómo el envejecimiento acelerado de algunos órganos acaba por afectar al envejecimiento de los demás e incrementa el riesgo de morir. “Las desviaciones del declive asociado a la edad que cabría esperar se puede detectar en algunos órganos años antes del diagnóstico de enfermedad”, escribían. Según los autores, estas desviaciones predicen la mortalidad, incluso cuando se tienen en cuenta la edad cronológica, la carga de enfermedad y otros factores de riesgo, y se podrían utilizar para identificar a individuos con envejecimiento acelerado de algunos órganos antes de la aparición de la enfermedad que se podrían beneficiar de intervenciones para ralentizar el envejecimiento de órganos o sistemas del organismo específicos.

Wyss-Coray, el autor del estudio que publica hoy Nature, lleva más de una década buscando en la sangre las diferencias entre un organismo joven y otro viejo. Después de observar que trasfundir sangre de ratones jóvenes a otros de edad avanzada mejoraba el funcionamiento de muchos órganos, incluido el cerebro, fundó Alkahest. Esta compañía, ahora propiedad de la farmacéutica española Grifols, está probando los efectos de trasfundir plasma de personas jóvenes en mayores con alzhéimer. Respecto a los últimos resultados, Wyss-Coray cree que la identificación de proteínas específicas de cada órgano que mejor predicen un envejecimiento acelerado pueden servir para crear fármacos que lo ralenticen.

Las cosas que mejoran cuando envejeces

Las cosas que mejoran cuando envejeces (incluido el sexo y varias habilidades cognitivas)

La autoestima y la seguridad en uno mismo son algunas de las cosas que mejoran con los años, según especialistas.

Debería ser visto como un proceso de enriquecimiento, una época de nuevas posibilidades.

definió Jemma Mouland, vicedirectora de investigación, impacto y voz del Centro para Envejecer Mejor.

Mientras que los niños pequeños se enferman todo el tiempo, los adultos mayores no.

Con los años, tu rostro se irá transformando. Alrededor de los ojos y por encima de los labios, aparecerán, sutiles y delicadas, las primeras arrugas. Más tarde, se convertirán en surcos profundos que a simple vista se dejan ver.

Pelos solitarios, curiosamente robustos e inexplicablemente más oscuros que el resto, se asomarán en los lugares menos esperados.

No vamos a entrar en el tema -tan en boga- de las canas, esos alambres blancos y duros que ni siquiera logran dar volumen a tu diezmada cabellera.

Tampoco mencionar los dolores (¿musculares? ¿articulares?) que te aquejan ni bien sales de la cama, o que te asaltan en medio de la actividad más mundana.

¡Bienvenidos a la vejez… o al menos a la idea que nos han vendido de ella y que muchos de nosotros hemos comprado!

En esta sociedad que rinde culto desmedido a la juventud, a la que la considera un valor en sí mismo, pasar la barrera de los 35 o 40 años es casi un delito.

“La visión predominante es que envejecer es un proceso de deterioro inevitable, y eso es producto del edadismo (la discriminación por razones de edad) generalizado que existe en tantas sociedades, y que es tan persistente y pernicioso que resulta muy fácil para nosotros aceptar esta falsa narrativa”, dice a BBC Mundo Jemma Mouland, vicedirectora de investigación, impacto y voz del Centro para Envejecer Mejor, una ONG con sede en Londres, Reino Unido.

Cuando en realidad, continúa: “El envejecimiento debería ser visto como un proceso de enriquecimiento, una época de nuevas posibilidades (….) de desarrollar nuevos hobbies e intereses, de comenzar una nueva aventura o contribuir en tu propia comunidad”.

Mouland señala, no obstante, que debemos tener cuidado en considerar la edad en sí como un indicador, ya que “la experiencia de nuestros años tardíos está moldeada por muchos otros factores como el lugar en que vivimos, nuestro estatus socioeconómico, nuestra etnia, o si tenemos o no una discapacidad”.

Además, dice: “Las diferencias dentro de un grupo etario, pueden ser de hecho mucho mayores que las diferencias entre grupos de diferentes edades”.

La naturaleza es sabia

Como alguien que ha superado los 50, puedo decir, categóricamente y a mucha honra, que esta idea sombría de la vejez no solo es completamente demodé, sino, en gran medida, falsa.

La naturaleza es sabia, dicen. Y creo que sí lo es. ¿Aumentan las arrugas? Disminuye tu agudeza visual para verlas. ¿Subes de peso y no te entra la ropa? Pues ahora te importa bien poco lo que piensen los demás sobre cómo te vistes y la forma de tu cuerpo.

Así es, la autoestima y la seguridad en uno mismo son algunas de las cosas que mejoran con los años.

No son las únicas: hay otros aspectos que también mejoran con la edad, otros que al menos no decaen de la forma en que se pensaba y ciertas habilidades que alcanzan su mejor momento no en la flor de la juventud, sino pasada la treintena o los 40 (como correr ultramaratones: según un estudio de 2020, el mejor momento para las mujeres es entre los 40 y 44 años, y entre los 45 y los 49 para los hombres).

Comparto aquí algunos ejemplos. De nada.

Habilidades cognitivas

Con anterioridad, se pensaba que el cerebro alcanzaba su mejor momento alrededor de los 20 años, se estabilizaba cuando llegábamos a la mediana edad y luego comenzaba a decaer gradualmente.

Actualmente, se sabe que el cerebro cambia y se desarrolla a lo largo de nuestra vida. Y mientras algunas funciones cognitivas se deterioran con la edad -como por ejemplo la memoria operativa, el proceso mental para almacenar información de forma transitoria para procesar información- otras se perfeccionan.

De acuerdo a un artículo publicado en la revista de salud de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, con la edad, “el cerebro mejora a la hora de detectar relaciones entre diversas fuentes de información, capturar mejor el panorama más amplio, y entender las implicaciones globales de problemas específicos”, algo que sienta las bases de lo que se considera la sabiduría, un concepto típicamente asociado a la edad.

Según un estudio llevado a cabo por Michael T. Ullman, profesor del Departamento de Neurociencia y Director del Laboratorio de Cerebro y Lenguaje, de la Universidad de Georgetown, en EE.UU. y Joao Veríssimo, profesor asistente de Artes y Humanidades de la Universidad de Lisboa, en Portugal, hay dos funciones clave del cerebro que mejoran con el envejecimiento.

Una es una forma de atención llamada orientación, que involucra desplazar los recursos cerebrales a una ubicación particular en el espacio y la otra es la inhibición ejecutiva, que inhibe la información distractiva o conflictiva, permitiendo que nos concentremos en aquello que es importante.

Eso es básicamente enfocarme en ti mientras conversamos, e ignorar la sonrisa de Joao

le dice Ullman a BBC Mundo.

Eso es algo que se pensaba que se deterioraba, y nosotros mostramos que mejora

detalla, y agrega:

Pero también hay otros aspectos de la cognición que mejoran, como por ejemplo, el vocabulario y la regulación emocional (la capacidad de controlar tus impulsos).

Añade.

“Todas estas cosas que mejoran lo hacen, posiblemente, en razón de la experiencia”.

Ullman, de 61 años, comenta que de acuerdo a su propia experiencia, todavía está “mejorando en las cosas difíciles que hago, como escribir artículos científicos y hacer investigación. Sospecho que alcanzaré mi mejor momento en 10 o 15 años, pero aún sigo mejorando, aunque sea mucho más lento que hace 5 años”.

Sistema inmune

Si bien nuestras defensas tienden a debilitarse con la edad (producimos menos glóbulos blancos, funcionan de manera menos eficiente), hay otra parte de nuestro sistema inmunitario que, gracias a los diversos patógenos que ha encontrado a lo largo de los años, se ha fortalecido.

Hablamos de la memoria del sistema inmune que funciona de forma similar a la memoria de nuestro cerebro.

La primera vez que nuestro cuerpo se encuentra con un tipo particular de infección, se pone muy enfermo. Pero la segunda, la tercera o la cuarta vez que la encuentra, ya ha aprendido a responder de forma apropiada y eficiente, a tal punto que ya no nos enfermamos, o si lo hacemos es de forma mucho más leve que la primera vez

le explica a BBC Mundo John Upham, profesor de Medicina Respiratoria, Universidad de Queensland, en Australia.

La memoria inmunológica no es particularmente buena en la etapa temprana de la vida. Se vuelve cada vez mejor durante la niñez, la vida adulta y la mediana edad, y sigue funcionando muy bien hasta probablemente finales de los 60, comienzo de los 70 años.

agrega.

Como consecuencia las personas mayores sufren menos resfriados o gripes –a menos que tengan otras enfermedades subyacentes- sobre todo en comparación con los niños pequeños, para quienes la mayoría de los patógenos que encuentran son nuevos y se enferman todo el tiempo.

El sistema inmunitario empieza “a debilitarse parcialmente alrededor de los 70 años , y la proporción en la que se debilita en una persona sana no es significativa como para crear una diferencia importante en su salud, y permite aún que estas personas puedan ser vacunadas contra una serie de infecciones”, sostiene Upham.

Otra ventaja adicional es la reducción en la intensidad de las alergias.

“Las personas por encima de los 60 o 70 años tienden a tener relativamente menos alergias que los niños o los adultos”, asegura Upham. La gente mayor no desarrolla nuevas alergias, y las que padece tienden a desaparecer o se vuelven más leves.

Esto “puede deberse al hecho de que su sistema inmunitario no reacciona con tanta potencia”, dice.

Al final, “tener un sistema inmune fuerte o débil puede tener beneficios o ser malo dependiendo de las circunstancias: si no es muy activo puede ser un problema cuando tienes una infección, pero de hecho es bueno en términos de las alergias”.

Felicidad

Es un concepto difícil de cuantificar, pero la ciencia ha estado buscando el modo de precisarla por lo menos desde los años 90.

Y aunque hay muchos factores que influyen en nuestra capacidad de disfrutar de la vida -la situación socioeconómica, la salud, etc.- investigadores hallaron que independientemente de estos factores o la demografía, existe un patrón: la felicidad tiene forma de U.

Es decir, la gente entra en la edad adulta relativamente feliz, esta sensación decae a medida que avanzan los años (el ejemplo típico es la famosa crisis de la mediana edad) y vuelve después a remontar hasta alrededor de los 70 años.

Los economistas Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick en Reino Unido y David Blanchflower de Dartmouth College, en EE.UU., pusieron a prueba la hipótesis de la U usando datos primero de 500.000 personas en EE.UU. y Europa Occidental, y observaron una caída en la edad mediana.

Información recopilada más tarde en Asia, América del Sur y Europa del Este, más sondeos en 72 países desarrollados y en vías de desarrollo, acabaron por confirmar el mismo patrón.

¿Por qué a medida que envejecemos volvemos a recuperar la capacidad de gozar de la vida?

Muchas teorías explican por qué las personas mayores son más felices o positivas que las generaciones más jóvenes.

Dana Rosenfeld, gerontóloga social de la Universidad de Westminster, en Reino Unido, señala en un artículo de The Conversation que, en principio, “la gente joven está expuesta a eventos más estresantes que las personas mayores” (como la reducción en los salarios o el desempleo). También, con la edad, dice, “tendemos a enfocarnos en los recuerdos e información positiva, y nos volvemos mejor en regular nuestras emociones”.

Laura Carlsten, profesora de psicología de la Universidad de Standford, en EE.UU., lo vincula a “la capacidad única de los humanos de reconocer nuestra propia mortalidad y monitorear nuestros propios horizontes temporales”.

De ahí se desprende que, como las personas mayores saben que están más cerca de la muerte, dice Carlsten, aprenden a vivir mejor en el presente. Se centran en lo que es importante hoy -como por ejemplo aquello que sienten- y ponen menos atención en metas a largo plazo.

Satisfacción sexual

Al contrario de lo que muchos suelen anticipar, diversos estudios revelan que la gente mayor tiene un elevado grado de satisfacción sexual.

Un estudio sobre actividad sexual y satisfacción en mujeres mayores llevado a cabo en EE,UU., por ejemplo, encontró que la mitad de las mujeres de alrededor de 80 años tenía orgasmos siempre o la mayoría de las veces durante una relación sexual.

¿Por qué con la edad puede llegar a convertirse en una experiencia más placentera?

A medida que envejecemos, tenemos más madurez emocional para reafirmar y explorar más lo que queremos Y es desde ese lugar que nuestra experiencia sexual se expande y podemos de hecho empezar a focalizarnos en qué es lo que nos da placer.

le dice a BBC Mundo Catalina Lawsin, psicóloga clínica basada en EE.UU.

La seguridad en uno mismo, el sentirse cada vez más cómodo con quién es uno y con el propio cuerpo también contribuyen a convertir la experiencia sexual en una más placentera.

Y a esto se suma el simple hecho de que, en la vejez, solemos contar con más tiempo libre y menos estresores en nuestra vida diaria para darle espacio al sexo, señala Natalie Wilton, terapeuta y trabajadora social con amplia experiencia en sexualidad en personas mayores.

Si piensas en el típico adulto de mediana edad que tiene un trabajo a tiempo completo, niños, y cuida de otra gente, todo eso hace que su vida esté muy ocupada. Todo eso no queda fuera de la ecuación en la vida de los adultos mayores, con lo cual hay muchas buenas razones para que el sexo pueda mejorar con la edad

asegura Wilton.

Claro que no es algo que pasa mágicamente, con solo entrar en la tercera edad.

El sexo, a cualquier edad, tiene que ver con lo que pones de ti, tu actitud, así que si tu vida sexual no era buena antes de llegar a los 50, 60, o 70, no va a mejorar repentinamente

aclara.

¿Y qué hay de los impedimentos físicos? Si bien es cierto el envejecimiento puede traer aparejadas enfermedades crónicas, complicaciones con la movilidad o problemas como la atrofia vaginal en las mujeres posmenopáusicas o dificultad para llegar a una erección en los hombres, estas son dificultades que pueden superarse, coinciden Wilton y Lawsin.

Lo más importante es tener una conversación abierta con tu pareja y con los profesionales de la salud que te están medicando (en caso de una enfermedad crónica) para evaluar si la medicación puede estar teniendo algún efecto secundario en tu vida sexual y si hay otra cosa que se pueda hacer

señala Wilton.

Lawsin comenta que hay muchas estrategias probadas (desde el uso de lubricante hasta juguetes sexuales) que pueden funcionar para aumentar la excitación y el placer.

Es importante también “hacer a un lado las suposiciones que tenemos en relación a cómo debe ser una relación sexual” y recordar que “la satisfacción sexual no se correlaciona con la frecuencia sexual ni la función sexual. Tiene que ver con cómo te conectas con tu cuerpo y en cómo eliges conectarte con tu pareja”.

Entonces… si ya se asoman en tu cabeza los primeros cabellos blancos, y de tu memoria ya se han borrado las fechas de cumpleaños de parientes y amigos, no te desesperes y abraza esta nueva etapa: hay habilidades que mejoran y muchas otras experiencias positivas que te esperan a la vuelta de la esquina.