Según la ONU, para el fin de esta década habrá un millón de personas centenarias. Las razones detrás de esta increíble longevidad.
La División de Población de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó recientemente que en 2021 vivían en el mundo más de 621.000 personas de al menos 100 años, y que estima que ese número supere el millón para finales de esta década.
Este increíble crecimiento de la población centenaria se grafica apuntando que en 1990 solo 92.000 personas habían alcanzado ese hito.
Actualmente, el título de persona viva más anciana pertenece en este momento a Lucile Randon, una monja francesa conocida como la hermana Andre, de 118 años. Entre los hombres, el titular del récord es el venezolano Juan Vicente Mora, de 113 años.
Se indica que este crecimiento en la esperanza de vida tiene correlación directa en una serie de áreas que aportaron mejores medicamentos, alimentos y condiciones de vida, en comparación con nuestros antepasados.
De hecho, la persona promedio nacida en 1960, el primer año en que la ONU comenzó a recopilar datos globales, podría esperar vivir alrededor de 52 años. Actualmente es de 73 años. Y las personas que llegan a los 100 años comprenden solo el 0,008% de la población mundial en 2021, según cifras de la ONU.
El secreto de la longevidad
En EE.UU. un estudio de la Universidad de Boston estima que solo un estadounidense de cada 5 millones alcanza la etapa de “supercentenario”, es decir, vive al menos hasta los 110 años. Pero, mientras los investigadores contaron entre 60 y 70 personas que lo habían logrado en 2010, para 2017 el número se había expandido a 150.
Lo que desconcierta aún más a los expertos en longevidad es precisamente que algunas personas que llegan a los 100 años o más no son un ejemplo de buenas prácticas de salud.
Incluso un estudio de 2011 publicado en el Journal of the American Geriatric Society sobre más de 400 judíos estadounidenses de 95 años o más detectó una abundancia de malos hábitos.
Casi el 60% de los investigados eran fumadores activos, la mitad de ellos habían tenido sobrepeso durante la mayor parte de su vida y solo el 3% eran vegetarianos, entre otros datos llamativos, además de que muchos ni siquiera hacían ningún tipo de ejercicio.
“Lo primero que debemos decirles a las personas interesadas en vivir tanto tiempo es que no sigan los consejos de estilo de vida de los centenarios o supercentenarios”, ironizó Richard Faragher, profesor de Biogerontología en la Universidad de Brighton, Reino Unido.
El escudo genético
Por tanto, los científicos sospechan que la genética juega un papel muy importante en este tipo de longevidad. Los centenarios parecen capaces de protegerse contra el desgaste que afecta a las personas con el paso del tiempo, e incluso de compensar los hábitos poco saludables que envían a la mayoría a la tumba de forma anticipada.
Otro estudio con judíos centenarios, esta vez publicado en 2020, mostró que tenían tantas variantes genéticas “malas”, aquellas que pueden causar enfermedades en la vejez, como la población en general.
El creciente número de personas que llegan a los 100 también ha llevado a los científicos a preguntarse si los límites de la longevidad humana se van a extender. Pero concluyen que la base genética es clave en longevidad «extrema» de la raza humana.