Los nuevos mayores tendrán vidas más largas y saludables.
Los espacios dedicados a la actividad física de los adultos mayores ampliaron su oferta.
La edad es un criterio tan claro como sombrío para representar quiénes somos y qué queremos. De jóvenes esperamos ser mayores y de mayores querríamos ser más jóvenes. Sabemos que tenemos una cierta edad en base al cuerpo, a las vivencias y a los criterios sociales, pero íntimamente, la percepción subjetiva es mucho menos clara que lo que la cronología indica.
Aunque los años son una referencia que organiza lo esperables para cada etapa vital, desde el estudiar, trabajar o retirarnos, hasta las metas que deberíamos alcanzar, estas han ido perdiendo relevancia y podemos ver que la vestimenta, los modos de actuar o los espacios de participación social no parecen distinguirse tan claramente por edad.
Los nuevos mayores tendrán vidas más largas y saludables que generaciones anteriores. Se han formado con criterios que valoran la vida como un espacio de proyectos y deseos que no tienen fecha de vencimiento. Incluso, para muchas mujeres mayores, suele implicar el tener un tiempo para sí que no pudieron disfrutarlo previamente.
Lo que llama a reevaluar los términos de esta etapa: ya sea en sus motivaciones y vocaciones, en un escenario en el que pueden haber cambiado sus roles y actividades previas y resulte importante definir lo que se quiere ser y hacer a futuro
En sus vínculos, ya que puede haber un nido vacío, la pérdida del cónyuge o de amigos y sea necesario ampliar las redes sociales; y hasta en su economía porque todas estas decisiones implican priorizarse más a uno mismo.
Hallamos una notoria transformación de los estilos de vida de las personas mayores que llevan a que los roles tradicionales no alcancen a describirlos. Quieren ser abuelos, pero no dedicar su vida a ello; cuidar su salud, pero encontrando otras formas de protección, estar activos física y mentalmente, o aceptar la edad sin normas prestablecidas.
Esta transformación no deja de ser percibida por el mercado. Aquellos que solo los veían para venderles medicamentos hoy exploran otras alternativas. El tiempo de consumo se alargó y el 40% del consumo mundial corresponde a mayores de 65, según el estudio Tsunami LATAM.
Muchas marcas han ido corriéndose de esa consigna violenta y discriminadora, del anti age hacia el pro age. Cuestión que modifica un criterio fundamental, no hace falta desdibujar el envejecer, ni llevarlo a un modelo de juventud. Sino que es importante entender que esta etapa tiene objetivos y modelos de ser y vivir deseables y factibles.
Por ello, la importancia de recrear las imágenes y los relatos sobre este momento vital, como nos lo permite Grace and Frankie o en su momento Elsa y Fred. Es necesario salir de las representaciones que reducen esta etapa a sus peores momentos, para mostrar visiones más amplias y divergentes que permitan encontrar un sentido al ser mayor.
El espectro de intereses es amplísimo y las ofertas educativas redimensionan esos espacios. Las universidades, que comenzaron tímidamente con programas educativos para este grupo, han tenido que aumentar sus espacios para albergar a una cantidad cada vez grande de alumnos mayores.
Los espacios dedicados a la actividad física ampliaron su oferta ya que el aqua gym, natación, golf, yoga, tai chi, gimnasios, zumba y hasta las maratones ven incrementar los grupos de personas grandes.
Cada uno de estos espacios muestran que la idea del deterioro no es un destino, y que el desarrollo y crecimiento a lo largo de la vida es una chance posible.
El turismo es uno de los sueños más valorados, lo que los ha llevado a convertirse en uno de los principales grupos de consumidores
Entre los que aparecen desde los viajes de jubilados hasta los más sofisticados tours en cruceros o destinos poco frecuentes de quienes ya han viajado mucho.
Un factor común es la disposición a pasarla bien, y a engancharse en cualquier programa, lo que no suele ser tan frecuente en personas más jóvenes. Así también aparece una novedad en estos viajes, la de realizarlos con apoyos protésicos, que van desde los bastones hasta sillas de ruedas, cuestión que, en nuestro país, lamentablemente aún no resulta frecuente.
La sexualidad y el amor es otro de los grandes desafíos
Ya que aparece una condena social que mira críticamente esta posibilidad de seguir deseando y enamorándose. Particularmente en las mujeres esta posibilidad ha sido más criticada, ya que parecía que el deseo se extinguía con la edad o solo iba asociado al amor. Así también el tema de la belleza, condicionada por el ideal de juventud, comienza a ser cuestionada. Lo que llevó a revalorizar el pelo blanco o incluso, una incipiente crítica a las cirugías estéticas que niegan la posibilidad de una belleza menos obvia y hegemónica.
Todo esto ha generado un incrementado interés en los contactos eróticos y amorosos, siendo las aplicaciones de citas uno de los espacios de más crecimiento facilitando su amigabilidad y definiendo portales específicos. Y sin olvidarnos del crecimiento que tuvo en esta franja etaria el consumo de juguetes sexuales.
Este movimiento, en algunos sentidos, es extraordinario, y en otros, está en ciernes
Creo que la sociedad ha ido tomando conciencia de muchas otras temáticas semejantes como el derecho de la mujer, u otros movimientos sociales que nos muestran que la realidad puede ser vista de diversas maneras y que el bienestar no tiene una sola manera de ser concebido.
Este movimiento de la generación plateada, ha comenzado a andar y seguramente será la revolución que se avecina, o seguramente ya la estemos viviendo.