Alcanzar una edad avanzada pierde su atractivo si no va acompañada de bienestar y vitalidad. Por eso nació este concepto que implica un cambio de mentalidad sobre cómo programar de forma proactiva los años por venir. Tres expertos brindan diez hábitos indispensables para un envejecimiento saludable.
A pesar de un aumento en la esperanza de vida global a 73,4 años, el “health span” se mantiene rezagado, con un promedio de 63,7 años, lo que destaca la importancia de cerrar esta brecha para un envejecimiento saludable.
Esperanza de vida y longevidad son términos que cada vez despiertan más interés en las personas. Si bien muchos no esperan llegar a superar un récord como el de Jeanne Calment, que ostenta el título de “la mujer más anciana de la historia” con 122 años y 164 días, otros dicen: ¿”Por qué no?”.
La esperanza de vida humana máxima (life span) es el número promedio de años que una persona puede esperar vivir desde su nacimiento. Por otro lado, la longevidad describe la capacidad de vivir una vida larga más allá de la edad promedio de muerte específica de la especie. Y ahora nació un nuevo concepto llamado health span, que es la esperanza de vida saludable.
“Es fantástico vivir hasta los 100 años”, afirmó Tim Peterson, director ejecutivo de Healthspan Technologies, una startup centrada en el envejecimiento saludable, pero no tanto “si vives los últimos 30 años con mala salud”. Y a esta problemática apunta el concepto que responde a una nueva tendencia en longevidad.
La esperanza de vida mundial aumentó a 73,4 años, mientras que la health span se quedó atrás con 63,7 años, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud en 2019. Cerrar la brecha entre la esperanza de vida y la salud es un objetivo que empezó a cambiar la forma de pensar la longevidad, en la ciencia y en la gente.
El doctor José María Bonorino, médico cardiólogo universitario (MN 93.630/MP 55.042), especialista en Medicina Interna, Geriatría y Gerontología, coordinador de la unidad de Cardiología Crítica, Hospital Universitario Austral, definió
Más del 70 y 80% de las dolencias globales son atribuidas a enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida. Entre ellas, se encuentra la hipertensión.
“El ‘health span’ o salud vital hace referencia al período de nuestra vida desarrollado con buena salud y sin enfermedades de jerarquía que afecten la calidad de vida. Es decir, el período de tiempo en el cual hemos estado físicamente activos, con un estado cognitivo óptimo, con interacción social y libres de afecciones de salud significativas o invalidantes. El ‘life span’, en cambio, es el número total de años vividos independientemente de la calidad de vida que hayamos tenido. Podemos decir que health span y envejecimiento saludable son sinónimos”.
Por su parte, Silvina Tocchetti, licenciada en Medicina Nutricional, especializada en Medicina Funcional y licenciada en Psicología Clínica, con estudios de posgrado en Psicología Analítica, coordinadora Regional de BANT (The British Association For Nutrition And Lifestyle Medicine) para Latinoamérica y creadora de Mind, el primer centro especializado en Medicina Funcional y de Estilo de Vida del Cono Sur, expresó a Infobae que health span significa duración de la salud, es el tiempo en que podemos contar con nuestra salud a pleno.
“El tema es que muchas personas están como en un modus operandi de sobrevivir o viviendo de una manera en la que naturalizan el sentirse más o menos bien o tener síntomas que se supone que son comunes para la edad. Por ejemplo, dormir mal, colesterol y presión altos, ansiedad, baja libido, indigestión, cansancio, alergias, etc. y toman varias medicaciones para sostenerlas. Y eso no nos da una buena calidad de vida”, sumó la experta.
Y agregó: “Más del 70 y 80% de las dolencias a nivel mundial se deben a desórdenes crónicos y hoy sabemos que el 80% de ellos tienen que ver con el estilo de vida. Entonces, la pregunta es ¿qué calidad de vida queremos tener? No deseamos mantener ese estado de una salud media, sino que buscamos sentirnos fantásticamente bien y que nuestra energía esté en niveles óptimos y prolongar ese estado”.
La alimentación juega un papel crucial en la prevención de enfermedades crónicas y en el proceso de envejecimiento saludable, lo que enfatiza la importancia de consumir productos antiinflamatorios y evitar los azúcares rápidos y las grasas no saludables.
Estas enfermedades crónicas incluyen cánceres, enfermedades cardiovasculares, diabetes y enfermedades pulmonares crónicas.
En coincidencia, la doctora Lorena Inés Claus, médica ginecóloga, especialista en Ginecología regenerativa y estética y Longevidad saludable manifesto a Infobae: “Es importante entender por qué nos enfermamos, qué es lo que genera nuestro escenario inflamatorio y produce un pequeño daño que es silencioso, que es lo que llamamos en longevidad saludable, ‘inflamación mínima persistente’ que va sucediendo con el paso de los años sin que nos demos cuenta. Esto va generando ese daño que finalmente se expresa en alguna de las enfermedades tan comunes y frecuentes que ya las personas las toman como una ‘normalidad’”.
A modo de ejemplo, la doctora contó que al atender a un paciente en el consultorio, suele ocurrir que le pregunta si tiene alguna enfermedad o antecedente personal: “Y el paciente contesta ‘no’, y cuando uno le pregunta pero ¿toma alguna medicación?, responde: ‘Ah, sí, tomo para la presión, para la diabetes, para la tiroides, tengo un poquito de sobrepeso’, con lo cual no hay conciencia del daño y existe una naturalización de las enfermedades que básicamente tienen que ver con nuestro estilo de vida”.
Un cambio de mentalidad
“La longevidad en sí misma ha dejado de ser un objetivo preciado mientras que la salud vital y un envejecimiento saludable sí han pasado a ser la meta a alcanzar”, señaló el doctor Bonorino y explicó:
El cambio hacia un envejecimiento saludable implica un cambio de mentalidad, donde la calidad de vida prevalece sobre la cantidad de años vividos, privilegiando la prevención y el cuidado proactivo de la salud.
“El objetivo no consiste en darle más años a la vida sino más vida a los años, y el enfoque está puesto en una estrategia de prevención global. No se busca reducir la aparición de una enfermedad sino trabajar de manera positiva en hábitos y estilos de vida asociados con el enlentecimiento del proceso de envejecimiento. En términos médicos, consiste en fomentar ciertos hábitos de vida y aplicar intervenciones que reduzcan la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción mitocondrial”, dijo Bonorino.
Por su parte, la doctora Claus manifestó que muy lentamente está empezando a haber un cambio de mentalidad en relación a cómo cada persona quiere envejecer. “Envejecer vamos a envejecer todos, no hay manera de detenerlo, porque es la naturaleza de nuestra biología humana. Además, vivimos en un mundo que nos ofrece permanentemente hábitos que no son saludables: el tipo y calidad de alimentación, el nivel de estrés, el uso del celular, el smog, los hábitos tóxicos, el consumo de alcohol de manera desmedida y el sedentarismo extremo, todo esto va generando un daño. Este es nuestro escenario, que conlleva a un estado de inflamación permanente, que si uno no lo modifica, conduce inevitablemente a una enfermedad”.
Para la licenciada Tocchetti, existe un cuestionamiento en el tema longevidad. “Las personas han empezado a preguntarse cómo estar y llegar mejor. Tenemos más inquietudes, objetivos, tareas, entonces para eso necesitamos utilizar mejor nuestro tiempo. Y para eso una de las primeras cosas es que nuestro tiempo no esté completamente desbordado de problemas de salud, estar más lúcidos para poder elegir y ser más efectivos. Y luego, claro, tener más años de vida para disfrutar de todo lo que luchamos por crear y desarrollar”.
La adopción de hábitos saludables desde edades tempranas es clave para un envejecimiento saludable, e incluyen una dieta equilibrada, actividad física regular, chequeos médicos periódicos, y la reducción de factores psicosociales negativos.
Y destacó: “Yo creo que las personas todavía no entienden sobre los avances en longevidad, pero ya lo están buscando y queriendo incorporarlos a sus vidas, sobre todo los más jóvenes. Yo incluso tengo chicos de 20 años que ya ven cómo viven sus padres y lo cuestionan, quieren algo diferente. Es en ese sentido que hay un cambio de mentalidad. Antes no se cuestionaba, como que se tomaba por costumbre. Las personas se identificaban unas con otras, con los problemas de salud que eran ‘achaques de la edad’. Y hoy no queremos más eso”.
10 hábitos para un envejecimiento saludable
El doctor Bonorino indicó que si bien nunca es tarde, el momento óptimo para actuar y lograr un envejecimiento saludable es en la niñez. “Por ello, las sociedades avanzadas promueven fuertemente estilos de vida saludables a edades tempranas. La transmisión de esta información se hace desde el jardín de infantes, educación primaria y secundaria y son la base para lograr un impacto exponencial. Es fundamental que estos sean promovidos por líderes positivos, tengan difusión en medios de comunicación, cuenten con la participación de sociedades científicas y estén en sintonía con políticas de gobierno que favorezcan la adherencia a los mismos”.
La licenciada Tocchetti destacó que los factores modificables del estilo de vida son los que componen el 80% de los desórdenes crónicos. “Hay que empezar por cambiar el estilo de vida, porque al hacerlo no solo impacta en lo que genera los desórdenes crónicos, sino también en la base misma desde donde se sustenta el envejecimiento celular. Ambas cosas están relacionadas. Entonces lo que cambiamos es lo que se puede elegir para que el cuerpo acompañe, hacerlo un aliado. No hay arreglos rápidos, sino que es un camino de ida”.
Es esencial comenzar por cambios que cada uno pueda realizar en su propio estilo de vida, enfocándose en áreas como sueño, ejercicio, alimentación y mentalidad, con el objetivo de recalibrar la vida hacia un funcionamiento óptimo y sostenible en el tiempo
El doctor Bonorino explicó que las poblaciones con mayor longevidad y envejecimiento saludable tienen características comunes, a seguir:
- Dieta sana tipo mediterránea o vegetariana basada en frutas, verduras, legumbres, cereales enteros y granos
- Consumir con bajo contenido de sodio, moderar el consumo de alcohol, evitar alimentos procesados y con conservantes y reducir el consumo de carnes rojas, harinas y dulces.
- No fumar.
- Realizar actividad física diaria, 150 minutos semanales de gimnasia aeróbica (caminata, bicicleta, natación, trote suave, baile, etc.). También conviene complementar con ejercicios de musculación, coordinación y elongación.
- Mantenerse socialmente activos e interrelacionados con la comunidad y/o familia.
- Tener un propósito o motivo positivo en la vida.
- Realizar un chequeo médico periódico para controlar factores de riesgo cardiovascular, detectar precozmente el cáncer y otras condiciones de riesgo para la salud y tener el esquema de vacunación al día.
- Tener un descanso adecuado.
- Reducir los factores negativos psicosociales (ansiedad, depresión, violencia, indigencia, injusticia, burn out, etcétera).
- Mantener un peso adecuado y evitar la obesidad o delgadez extrema. Este último objetivo debe lograrse y mantenerse con alimentación sana y actividad física diaria.
La alimentación juega un papel crucial en la prevención de enfermedades crónicas y en el proceso de envejecimiento saludable, Los expertos recomiendan dieta tipo mediterránea o vegetariana.
Por su parte, la doctora Claus aconsejó empezar a hacer modificaciones que lleguen al estilo de vida para quedarse. “No pueden ser impuestas de manera rigurosa, porque todo lo que se impone termina fracasando porque uno no lo elige. Se debe tener un espacio para su actividad física cotidiana, hacer ejercicios de fuerza, de musculación, aeróbicos y conectar con la relajación mediante el yoga o la meditación. Adoptar prácticas para corregir hábitos posturales, como por ejemplo hacer pilates. También es importante dejar un espacio de tiempo para el ocio, y la felicidad familiar”.
En cuanto a la alimentación, recomendó “incorporar productos antiinflamatorios, con pocas harinas procesadas casi nada. Elegir hidratos de carbono de alta complejidad. Dejar los azúcares rápidos que generan una absorción muy rápida en nuestro intestino, afecta la mucosa intestinal y esto genera un círculo vicioso de daño a nivel sistémico. Adoptar el uso de grasas saludables, realizar un reposo digestivo de 12 horas. Y si uno quiere elegir, el ayuno intermitente es más saludable aún, pero debe ser evaluado por un profesional de salud”.
Y completó: “Elegir la vida que uno quiere tener en cuanto a su estilo de vida y cantidad de horas de trabajo. Utilizar estrategias de manejo del estrés y también se pueden adoptar terapias alternativas. Son todas herramientas que uno puede sumar, entendiendo que el ser humano es un ser biológico e integral. Este es el único camino para poder envejecer de una manera saludable y evitar la enfermedad”.
“Una mente curiosa, activa y con ganas de aprender nunca envejece”, dijo el doctor Bonorino.
En conclusión, el doctor Bonorino dijo: “El mejor momento para proponerse un cambio positivo en nuestro estilo de vida es hoy. Las dietas rígidas y exigentes fracasan siempre, por ello es preferible proponerse una dieta moderada a la que uno pueda adherir toda la vida. Plantearse metas no muy ambiciosas, comenzar gradualmente y cumplir con lo que se ha propuesto. Una mente curiosa, activa y con ganas de aprender nunca envejece”, cerró el médico.
Por su parte, la licenciada Tocchetti afirmó: “Se debe empezar por donde la persona está hoy. Qué cambios puede hacer por sí misma en áreas como el sueño, ejercicio, alimentación, mindset, o sea, cómo encara su vida, su salud y sus tiempos. Nosotros trabajamos mucho con suplementación, pero se necesita la guía profesional. Hay mucho que la persona puede hacer por sí misma y luego, traspasado un umbral, con ayuda. Todas esas áreas que mencioné se las puede llevar a niveles de funcionamiento óptimo que realmente recalibran toda la vida”.
Y agregó: “Hay que saber elegir, priorizar, entender que no podemos con todo. El tiempo y el foco que le dediquemos a cualquiera de estas áreas que comenté se convierten inmediatamente en calidad de vida. Si mejoramos nuestro presente, ese estado es el que vamos a prolongar. Entonces, hay que vivir ahora de la forma en que nos gustaría llegar más adelante. Es mentira eso de que un día el caos que experimentamos hoy se acaba y vamos a poder ocuparnos después de la salud. En realidad, la salud es uno de esos temas a priorizar, pero generándola, no remendando con parches.
Junto a estas recomendaciones, la ciencia aporta día a día nuevos recursos para lograr un envejecimiento saludable, que van desde los dispositivos wearables para controlar la salud, los test de ADN que arrojan recomendaciones personalizadas sobre alimentación y ejercicio para prolongar la salud hasta el desarrollo de terapias destinadas a contrarrestar los efectos del envejecimiento, con el objetivo de prolongar la vida útil. Pero el primer paso, es el cambio de mentalidad para empezar a diseñar ese futuro saludable y vital.
Finalmente, la licenciada Tocchetti concluyó: “Somos constructores de nuestra vida, de nuestras elecciones y por ende de nuestra propia salud. Podemos elegir co-crear, construir y cambiar. Nuestra salud y nuestro cuerpo no son ajenos a nosotros”.