Las cosas que mejoran cuando envejeces

Las cosas que mejoran cuando envejeces (incluido el sexo y varias habilidades cognitivas)

La autoestima y la seguridad en uno mismo son algunas de las cosas que mejoran con los años, según especialistas.

Debería ser visto como un proceso de enriquecimiento, una época de nuevas posibilidades.

definió Jemma Mouland, vicedirectora de investigación, impacto y voz del Centro para Envejecer Mejor.

Mientras que los niños pequeños se enferman todo el tiempo, los adultos mayores no.

Con los años, tu rostro se irá transformando. Alrededor de los ojos y por encima de los labios, aparecerán, sutiles y delicadas, las primeras arrugas. Más tarde, se convertirán en surcos profundos que a simple vista se dejan ver.

Pelos solitarios, curiosamente robustos e inexplicablemente más oscuros que el resto, se asomarán en los lugares menos esperados.

No vamos a entrar en el tema -tan en boga- de las canas, esos alambres blancos y duros que ni siquiera logran dar volumen a tu diezmada cabellera.

Tampoco mencionar los dolores (¿musculares? ¿articulares?) que te aquejan ni bien sales de la cama, o que te asaltan en medio de la actividad más mundana.

¡Bienvenidos a la vejez… o al menos a la idea que nos han vendido de ella y que muchos de nosotros hemos comprado!

En esta sociedad que rinde culto desmedido a la juventud, a la que la considera un valor en sí mismo, pasar la barrera de los 35 o 40 años es casi un delito.

“La visión predominante es que envejecer es un proceso de deterioro inevitable, y eso es producto del edadismo (la discriminación por razones de edad) generalizado que existe en tantas sociedades, y que es tan persistente y pernicioso que resulta muy fácil para nosotros aceptar esta falsa narrativa”, dice a BBC Mundo Jemma Mouland, vicedirectora de investigación, impacto y voz del Centro para Envejecer Mejor, una ONG con sede en Londres, Reino Unido.

Cuando en realidad, continúa: “El envejecimiento debería ser visto como un proceso de enriquecimiento, una época de nuevas posibilidades (….) de desarrollar nuevos hobbies e intereses, de comenzar una nueva aventura o contribuir en tu propia comunidad”.

Mouland señala, no obstante, que debemos tener cuidado en considerar la edad en sí como un indicador, ya que “la experiencia de nuestros años tardíos está moldeada por muchos otros factores como el lugar en que vivimos, nuestro estatus socioeconómico, nuestra etnia, o si tenemos o no una discapacidad”.

Además, dice: “Las diferencias dentro de un grupo etario, pueden ser de hecho mucho mayores que las diferencias entre grupos de diferentes edades”.

La naturaleza es sabia

Como alguien que ha superado los 50, puedo decir, categóricamente y a mucha honra, que esta idea sombría de la vejez no solo es completamente demodé, sino, en gran medida, falsa.

La naturaleza es sabia, dicen. Y creo que sí lo es. ¿Aumentan las arrugas? Disminuye tu agudeza visual para verlas. ¿Subes de peso y no te entra la ropa? Pues ahora te importa bien poco lo que piensen los demás sobre cómo te vistes y la forma de tu cuerpo.

Así es, la autoestima y la seguridad en uno mismo son algunas de las cosas que mejoran con los años.

No son las únicas: hay otros aspectos que también mejoran con la edad, otros que al menos no decaen de la forma en que se pensaba y ciertas habilidades que alcanzan su mejor momento no en la flor de la juventud, sino pasada la treintena o los 40 (como correr ultramaratones: según un estudio de 2020, el mejor momento para las mujeres es entre los 40 y 44 años, y entre los 45 y los 49 para los hombres).

Comparto aquí algunos ejemplos. De nada.

Habilidades cognitivas

Con anterioridad, se pensaba que el cerebro alcanzaba su mejor momento alrededor de los 20 años, se estabilizaba cuando llegábamos a la mediana edad y luego comenzaba a decaer gradualmente.

Actualmente, se sabe que el cerebro cambia y se desarrolla a lo largo de nuestra vida. Y mientras algunas funciones cognitivas se deterioran con la edad -como por ejemplo la memoria operativa, el proceso mental para almacenar información de forma transitoria para procesar información- otras se perfeccionan.

De acuerdo a un artículo publicado en la revista de salud de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, con la edad, “el cerebro mejora a la hora de detectar relaciones entre diversas fuentes de información, capturar mejor el panorama más amplio, y entender las implicaciones globales de problemas específicos”, algo que sienta las bases de lo que se considera la sabiduría, un concepto típicamente asociado a la edad.

Según un estudio llevado a cabo por Michael T. Ullman, profesor del Departamento de Neurociencia y Director del Laboratorio de Cerebro y Lenguaje, de la Universidad de Georgetown, en EE.UU. y Joao Veríssimo, profesor asistente de Artes y Humanidades de la Universidad de Lisboa, en Portugal, hay dos funciones clave del cerebro que mejoran con el envejecimiento.

Una es una forma de atención llamada orientación, que involucra desplazar los recursos cerebrales a una ubicación particular en el espacio y la otra es la inhibición ejecutiva, que inhibe la información distractiva o conflictiva, permitiendo que nos concentremos en aquello que es importante.

Eso es básicamente enfocarme en ti mientras conversamos, e ignorar la sonrisa de Joao

le dice Ullman a BBC Mundo.

Eso es algo que se pensaba que se deterioraba, y nosotros mostramos que mejora

detalla, y agrega:

Pero también hay otros aspectos de la cognición que mejoran, como por ejemplo, el vocabulario y la regulación emocional (la capacidad de controlar tus impulsos).

Añade.

“Todas estas cosas que mejoran lo hacen, posiblemente, en razón de la experiencia”.

Ullman, de 61 años, comenta que de acuerdo a su propia experiencia, todavía está “mejorando en las cosas difíciles que hago, como escribir artículos científicos y hacer investigación. Sospecho que alcanzaré mi mejor momento en 10 o 15 años, pero aún sigo mejorando, aunque sea mucho más lento que hace 5 años”.

Sistema inmune

Si bien nuestras defensas tienden a debilitarse con la edad (producimos menos glóbulos blancos, funcionan de manera menos eficiente), hay otra parte de nuestro sistema inmunitario que, gracias a los diversos patógenos que ha encontrado a lo largo de los años, se ha fortalecido.

Hablamos de la memoria del sistema inmune que funciona de forma similar a la memoria de nuestro cerebro.

La primera vez que nuestro cuerpo se encuentra con un tipo particular de infección, se pone muy enfermo. Pero la segunda, la tercera o la cuarta vez que la encuentra, ya ha aprendido a responder de forma apropiada y eficiente, a tal punto que ya no nos enfermamos, o si lo hacemos es de forma mucho más leve que la primera vez

le explica a BBC Mundo John Upham, profesor de Medicina Respiratoria, Universidad de Queensland, en Australia.

La memoria inmunológica no es particularmente buena en la etapa temprana de la vida. Se vuelve cada vez mejor durante la niñez, la vida adulta y la mediana edad, y sigue funcionando muy bien hasta probablemente finales de los 60, comienzo de los 70 años.

agrega.

Como consecuencia las personas mayores sufren menos resfriados o gripes –a menos que tengan otras enfermedades subyacentes- sobre todo en comparación con los niños pequeños, para quienes la mayoría de los patógenos que encuentran son nuevos y se enferman todo el tiempo.

El sistema inmunitario empieza “a debilitarse parcialmente alrededor de los 70 años , y la proporción en la que se debilita en una persona sana no es significativa como para crear una diferencia importante en su salud, y permite aún que estas personas puedan ser vacunadas contra una serie de infecciones”, sostiene Upham.

Otra ventaja adicional es la reducción en la intensidad de las alergias.

“Las personas por encima de los 60 o 70 años tienden a tener relativamente menos alergias que los niños o los adultos”, asegura Upham. La gente mayor no desarrolla nuevas alergias, y las que padece tienden a desaparecer o se vuelven más leves.

Esto “puede deberse al hecho de que su sistema inmunitario no reacciona con tanta potencia”, dice.

Al final, “tener un sistema inmune fuerte o débil puede tener beneficios o ser malo dependiendo de las circunstancias: si no es muy activo puede ser un problema cuando tienes una infección, pero de hecho es bueno en términos de las alergias”.

Felicidad

Es un concepto difícil de cuantificar, pero la ciencia ha estado buscando el modo de precisarla por lo menos desde los años 90.

Y aunque hay muchos factores que influyen en nuestra capacidad de disfrutar de la vida -la situación socioeconómica, la salud, etc.- investigadores hallaron que independientemente de estos factores o la demografía, existe un patrón: la felicidad tiene forma de U.

Es decir, la gente entra en la edad adulta relativamente feliz, esta sensación decae a medida que avanzan los años (el ejemplo típico es la famosa crisis de la mediana edad) y vuelve después a remontar hasta alrededor de los 70 años.

Los economistas Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick en Reino Unido y David Blanchflower de Dartmouth College, en EE.UU., pusieron a prueba la hipótesis de la U usando datos primero de 500.000 personas en EE.UU. y Europa Occidental, y observaron una caída en la edad mediana.

Información recopilada más tarde en Asia, América del Sur y Europa del Este, más sondeos en 72 países desarrollados y en vías de desarrollo, acabaron por confirmar el mismo patrón.

¿Por qué a medida que envejecemos volvemos a recuperar la capacidad de gozar de la vida?

Muchas teorías explican por qué las personas mayores son más felices o positivas que las generaciones más jóvenes.

Dana Rosenfeld, gerontóloga social de la Universidad de Westminster, en Reino Unido, señala en un artículo de The Conversation que, en principio, “la gente joven está expuesta a eventos más estresantes que las personas mayores” (como la reducción en los salarios o el desempleo). También, con la edad, dice, “tendemos a enfocarnos en los recuerdos e información positiva, y nos volvemos mejor en regular nuestras emociones”.

Laura Carlsten, profesora de psicología de la Universidad de Standford, en EE.UU., lo vincula a “la capacidad única de los humanos de reconocer nuestra propia mortalidad y monitorear nuestros propios horizontes temporales”.

De ahí se desprende que, como las personas mayores saben que están más cerca de la muerte, dice Carlsten, aprenden a vivir mejor en el presente. Se centran en lo que es importante hoy -como por ejemplo aquello que sienten- y ponen menos atención en metas a largo plazo.

Satisfacción sexual

Al contrario de lo que muchos suelen anticipar, diversos estudios revelan que la gente mayor tiene un elevado grado de satisfacción sexual.

Un estudio sobre actividad sexual y satisfacción en mujeres mayores llevado a cabo en EE,UU., por ejemplo, encontró que la mitad de las mujeres de alrededor de 80 años tenía orgasmos siempre o la mayoría de las veces durante una relación sexual.

¿Por qué con la edad puede llegar a convertirse en una experiencia más placentera?

A medida que envejecemos, tenemos más madurez emocional para reafirmar y explorar más lo que queremos Y es desde ese lugar que nuestra experiencia sexual se expande y podemos de hecho empezar a focalizarnos en qué es lo que nos da placer.

le dice a BBC Mundo Catalina Lawsin, psicóloga clínica basada en EE.UU.

La seguridad en uno mismo, el sentirse cada vez más cómodo con quién es uno y con el propio cuerpo también contribuyen a convertir la experiencia sexual en una más placentera.

Y a esto se suma el simple hecho de que, en la vejez, solemos contar con más tiempo libre y menos estresores en nuestra vida diaria para darle espacio al sexo, señala Natalie Wilton, terapeuta y trabajadora social con amplia experiencia en sexualidad en personas mayores.

Si piensas en el típico adulto de mediana edad que tiene un trabajo a tiempo completo, niños, y cuida de otra gente, todo eso hace que su vida esté muy ocupada. Todo eso no queda fuera de la ecuación en la vida de los adultos mayores, con lo cual hay muchas buenas razones para que el sexo pueda mejorar con la edad

asegura Wilton.

Claro que no es algo que pasa mágicamente, con solo entrar en la tercera edad.

El sexo, a cualquier edad, tiene que ver con lo que pones de ti, tu actitud, así que si tu vida sexual no era buena antes de llegar a los 50, 60, o 70, no va a mejorar repentinamente

aclara.

¿Y qué hay de los impedimentos físicos? Si bien es cierto el envejecimiento puede traer aparejadas enfermedades crónicas, complicaciones con la movilidad o problemas como la atrofia vaginal en las mujeres posmenopáusicas o dificultad para llegar a una erección en los hombres, estas son dificultades que pueden superarse, coinciden Wilton y Lawsin.

Lo más importante es tener una conversación abierta con tu pareja y con los profesionales de la salud que te están medicando (en caso de una enfermedad crónica) para evaluar si la medicación puede estar teniendo algún efecto secundario en tu vida sexual y si hay otra cosa que se pueda hacer

señala Wilton.

Lawsin comenta que hay muchas estrategias probadas (desde el uso de lubricante hasta juguetes sexuales) que pueden funcionar para aumentar la excitación y el placer.

Es importante también “hacer a un lado las suposiciones que tenemos en relación a cómo debe ser una relación sexual” y recordar que “la satisfacción sexual no se correlaciona con la frecuencia sexual ni la función sexual. Tiene que ver con cómo te conectas con tu cuerpo y en cómo eliges conectarte con tu pareja”.

Entonces… si ya se asoman en tu cabeza los primeros cabellos blancos, y de tu memoria ya se han borrado las fechas de cumpleaños de parientes y amigos, no te desesperes y abraza esta nueva etapa: hay habilidades que mejoran y muchas otras experiencias positivas que te esperan a la vuelta de la esquina.

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Economía de la longevidad versus economía plateada: nuevos enfoques para un mercado en expansión

Para el exdirector de la Reserva Federal de los Estados Unidos Ben Bernanke es “el principal factor individual de cambio para la economía en las próximas décadas”. Según el inversor escocés Jim Mellon ya se trata de “la industria más grande del mundo”. The Economist, el semanario británico, le dedicó la tapa y un especial de varias páginas en su penúltima edición a la posibilidad de “vivir 120 años”. Y las estadísticas parecen corroborar que estamos frente a una ola gigantesca: el gasto y las actividades económicas vinculadas a personas de más de 50 años solo en los Estados Unidos equivale a 7,6 billones de dólares (trillions en inglés: millones de millones de dólares), una cifra que es más que el PBI de cualquier país, excepto los de Estados Unidos y China.

“La tendencia de concientización sobre la entidad de este fenómeno, que conlleva un sinfín de oportunidades y desafíos, creció enormemente con la pandemia, aunque todavía los prejuicios del ‘viejismo’ son tan fuertes que muchos todavía lo subestiman”

dice la experta en longevidad española Barbara Rey Actis, que viene estudiando estos temas en profundidad.

Rey Actis vive en Madrid y tiene una larga carrera en el mundo del marketing. Encaró el camino de la longevidad cuando la marca de cremas que le encomendó una campaña estableció como target más adulto para su producto a la franja de “mujeres de 35 a 55 años”. Da clases en distintas universidades y escribió el libro Una longevidad con sentido (editado por Versus; aún no se consigue en la Argentina).

La especialista distingue el concepto de “economía de la longevidad” del de “economía plateada”.

El segundo término, dice a LA NACION, tiene un enfoque asistencialista y convencional: busca desarrollar productos y servicios para personas con alguna dependencia: ve de alguna manera “el vaso medio vacío” de la segunda mitad de la vida.

La “economía de la longevidad”, en cambio, es más vanguardista, contempla la intergeneracionalidad, y habla desde las nuevas posibilidades que se abren en esta etapa de la vida.

“La extensión de la vida, sin las tres etapas clásicas, con más transiciones, mejor encaminada”, resume Rey Actis.

resume Rey Actis.

En los Estados Unidos, el especialista que lleva como bandera este ideario es el titular del laboratorio etario del MIT, Joseph Coughlin, quien escribió el libro La economía de la longevidad: dentro del mercado más desatendido y que más crece en el mundo (aún no traducido).

Un reciente y extenso informe de la consultora Milken actualiza algunas estadísticas sobre este fenómeno:

  1. Para 2030 Japón será el primer país del mundo en entrar en la categoría demográfica de “ultrasénior”, o ultraadulto, con un 28% de su población por encima de los 65 años, mientras que en el mismo año Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán serán considerados “superadultos”, con más de un 20% de su población por encima de los 65 años.
  2. En Europa un cuarto de la población tiene más de 60 años, y se estima que ese porcentaje crecerá al 35% en 2050. En el mismo lapso, este segmento en América Latina pasará del 12% al 25% de la población.
  3. En los países desarrollados, los mayores de 60 años explicarán nada menos que la mitad del aumento del consumo entre 2015 y 2030. “Son el segmento etario con más activos ahorrados y con más propensión al gasto”, sostienen los analistas de Milken.

A nivel global, los avances científicos, la producción académica y los negocios que giran alrededor de la “longevidad extrema” (una parte menor de toda la economía de la longevidad) estallaron luego de la pandemia. Según Merril Lynch, este sector movía 110.000 millones de dólares en 2019, y para 2025 se estima que el valor llegaría a los 600.000 millones de dólares.

Las personas más ricas del mundo y los principales fondos de inversión realizaron apuestas multimillonarias en el área de extensión de vida. Ya no se trata de “proyectos mascota” ni de una “ficha”, sino de miles de millones de dólares. Jeff Bezos amplió su inversión en los laboratorios Los Altos, mientras que Amazon compró una empresa farmacéutica en 3800 millones de dólares y quiere revolucionar el negocio de la salud. Google sigue invirtiendo en Calico Labs, mientras que Lineage Cell Therapeutics cuenta con el apoyo de BlackRock y Wells Fargo, entre otros. Apple anunció que sus dispositivos personales (principalmente el reloj inteligente) ya pueden medir 150 flujos de datos del cuerpo, para aplicar en 17 áreas de la salud.

“Cualquiera que tenga mucha plata tarde o temprano va a querer curar el envejecimiento. Lo hicieron millonarios como Bezos, Larry Page, Larry Ellison o Peter Thiel, entre otros”

sostuvo el escritor del MIT Review Antonio Regalado, en un reporte en el que anunció que Arabia Saudita decidió comenzar a operar un fondo de 1000 millones de dólares al año para atacar desafíos de envejecimiento.

Se trata del mayor monto individual asignado hasta ahora a esta área.

En materia de estrategias de marketing, Rey Actis remarca que las empresas que están trabajando bien manejan el concepto de “agnosticismo etario”, en el sentido de que no apuntan específicamente al sector sénior, sino que encaran productos o servicios que sean cómodos para todos, incluso para los mayores. Los ejemplos que habitualmente se citan como casos exitosos en este sentido son los de Apple (el reloj de esta marca fue pensado inicialmente para el segmento 60+), Nike, o la marca de anteojos Warby Parker.

La especialista española también hace énfasis en la necesidad de encarar nuevos hábitos de bienestar en la segunda mitad de la vida, de manera “amable” y gradual, porque como, en vidas que probablemente superen los 100 años, van a tener que sostenerse durante décadas, hay que lograr que tales estrategias sean robustas en el tiempo. No como una dieta muy estricta, que se abandona a la semana.

Todo es fácil de decir, pero no tan sencillo de llevar adelante, porque el set de prejuicios con el viejismo está muy solidificado, sobre todo en Occidente. Y hasta hay fuertes incentivos económicos que llevan agua para el molino de la economía plateada, y no para el de la longevidad. Como sostuvo en una conferencia la activista por la inclusión etaria Ashton Applewhite: el miedo y la vergüenza crean mercados gigantescos. “¿Quién repite que las arrugas son feas? La millonaria industria de las cremas y el cuidado de la piel. ¿Quién dice que la ‘perimenopausia’ (el lapso de transición de las mujeres hacia la etapa no reproductiva) es una condición médica? La multimillonaria industria de los laboratorios”, dice Applewhite. Como ocurre con la economía del cambio climático, el punto de quiebre en esta dinámica se va a dar cuando los incentivos económicos en la oferta y la demanda queden alineados hacia el lado de las oportunidades en la economía de la longevidad.

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“Vivir 100 años”: las claves que aporta el documental de Netflix para lograr la longevidad

El especialista en salud mental de adultos mayores, Carlos Orosco, y la psicóloga clínica Almudena Pérez Tello, aconsejaron sobre el trato a los ancianos y en qué enfocarse para llevar una vida en plenitud

En Okinawa, una papa de color morado llamada beni imo es el alimento que predomina en la dieta de las ancianos. La isla japonesa es, para el investigador de la National Geographic Dan Buettner, uno de los puntos de concentración de las personas longevas. ¿Qué hacen para vivir tanto y tener salud? Él se lo pregunta en la docuserie de Netflix, Vivir 100 años, donde viaja en cuatro capítulos a diferentes zonas azules del mundo para descubrir el secreto de una vida larga en salud, sin enfermedades o discapacidades.

Umeto Yamashito, de 101 años, está de pie bailando sonriente alrededor de sus amigos, que la ven menear sus brazos y equilibrar encima de la cabeza una botella bastante grande. “Si quiero llegar a su edad, ¿qué me recomendaría?”, le pregunta Buettner a la anciana. “Diviértete siempre. No te enojes. Diviértete con todos y haz feliz a todos. Yo nunca me enojo”, le responde. Sin embargo, en esta docuserie, los secretos de la longevidad en salud van mucho más allá del consejo de la noble japonesa.

Cada episodio, Buettner habla con las personas más ancianas de cinco lugares del mundo: Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia, Loma Linda en California, la isla Icaria en Grecia y la península de Nicoya en Costa Rica.

Dan Buether es investigador de National Geographic y un importante autor de libros sobre las zonas azules.

El ikigai y la jubilación

“Preguntaría a los centenarios: ¿cuál es tu ikigai?”, dice un anciano japonés en la serie documental. “Se trata de una especie de misión. Un sentido de propósito. Creo que es el factor principal para la salud espiritual de los longevos. Si lo perdemos, nos morimos”, agrega el miembro de una civilización que no prioriza tanto la jubilación, porque, después de cumplir los 60 o 70 años, todavía mantienen la mente y el cuerpo ocupados.

“He estudiado mucho tiempo los aspectos psicológicos de las personas cuando se jubilan”, comenta el psicogerontólogo peruano Carlos Orosco. “Una gran dificultad es ese cambio del rol que pueden ejercer los ancianos en una comunidad. Se ve en el inicio del documental, cuando la anciana está rodeada por la familia. Esto se tiene que reforzar, porque si no puede haber un distanciamiento de las relaciones interpersonales. Y lo otro es que ellos tienen un proyecto de vida, donde sienten una responsabilidad”.

Decimos a los abuelos y abuelas: “no te preocupes”, y las personas no saben que es un error. Orosco advierte sobre los estereotipos que existen del adulto mayor, como el descanso. “Entendemos mal lo que es descansar. Pensamos que es no hacer nada. En el documental, todas las personas son activas y quieren hacer varias cosas que pertenecen a sus intereses. En Perú y muchas otras zonas, más bien evitamos que la persona adulta mayor se sobrestimule”, comenta.

Este círculo señala los aspectos de vida que Dan Buettner observó en las personas longevas de las ciudades donde visitaba. Se resume en cuatro espacios: moverse naturalmente, perspectiva, comer sabiamente y conexión.

Consejos para los adultos mayores

De los más de 15 puntos clave de la serie documental de Netflix Vivir 100 años, Almudena Pérez Tello y Carlos Orosco aplauden los siguientes hábitos de vida de las personas longevas y dan algunas consejos para que el adulto mayor en casa pueda llevar una vida emocional y física más saludable.

  • Comer sabiamente: alimentos de origen vegetal y alimentarse de forma moderada.
  • Movimiento natural constante: actividad manual, jardinería, caminatas.
  • Tener una visión adecuada del mundo: el desarrollo del propósito, la espiritualidad y la forma cómo se relajan.
  • Cuidado con los estereotipos: las frases como “no te preocupes” pueden invalidar las emociones de los adultos mayores.
  • Ocuparse en actividades de comunidad, por ejemplo, donde puedan hacer ejercicio o un arte.
  • Si conoce o hay un adulto mayor en casa, el resto de personas debe reconocer su sabiduría y hablarle con respeto.
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Jubilados Mariano Vior

La revolución cultural de la “generación plateada”

Los nuevos mayores tendrán vidas más largas y saludables.

Los espacios dedicados a la actividad física de los adultos mayores ampliaron su oferta.

La edad es un criterio tan claro como sombrío para representar quiénes somos y qué queremos. De jóvenes esperamos ser mayores y de mayores querríamos ser más jóvenes. Sabemos que tenemos una cierta edad en base al cuerpo, a las vivencias y a los criterios sociales, pero íntimamente, la percepción subjetiva es mucho menos clara que lo que la cronología indica.

Aunque los años son una referencia que organiza lo esperables para cada etapa vital, desde el estudiar, trabajar o retirarnos, hasta las metas que deberíamos alcanzar, estas han ido perdiendo relevancia y podemos ver que la vestimenta, los modos de actuar o los espacios de participación social no parecen distinguirse tan claramente por edad.

Los nuevos mayores tendrán vidas más largas y saludables que generaciones anteriores. Se han formado con criterios que valoran la vida como un espacio de proyectos y deseos que no tienen fecha de vencimiento. Incluso, para muchas mujeres mayores, suele implicar el tener un tiempo para sí que no pudieron disfrutarlo previamente.

Lo que llama a reevaluar los términos de esta etapa: ya sea en sus motivaciones y vocaciones, en un escenario en el que pueden haber cambiado sus roles y actividades previas y resulte importante definir lo que se quiere ser y hacer a futuro

En sus vínculos, ya que puede haber un nido vacío, la pérdida del cónyuge o de amigos y sea necesario ampliar las redes sociales; y hasta en su economía porque todas estas decisiones implican priorizarse más a uno mismo.

Hallamos una notoria transformación de los estilos de vida de las personas mayores que llevan a que los roles tradicionales no alcancen a describirlos. Quieren ser abuelos, pero no dedicar su vida a ello; cuidar su salud, pero encontrando otras formas de protección, estar activos física y mentalmente, o aceptar la edad sin normas prestablecidas.

Esta transformación no deja de ser percibida por el mercado. Aquellos que solo los veían para venderles medicamentos hoy exploran otras alternativas. El tiempo de consumo se alargó y el 40% del consumo mundial corresponde a mayores de 65, según el estudio Tsunami LATAM.

Muchas marcas han ido corriéndose de esa consigna violenta y discriminadora, del anti age hacia el pro age. Cuestión que modifica un criterio fundamental, no hace falta desdibujar el envejecer, ni llevarlo a un modelo de juventud. Sino que es importante entender que esta etapa tiene objetivos y modelos de ser y vivir deseables y factibles.

Por ello, la importancia de recrear las imágenes y los relatos sobre este momento vital, como nos lo permite Grace and Frankie o en su momento Elsa y Fred. Es necesario salir de las representaciones que reducen esta etapa a sus peores momentos, para mostrar visiones más amplias y divergentes que permitan encontrar un sentido al ser mayor.

El espectro de intereses es amplísimo y las ofertas educativas redimensionan esos espacios. Las universidades, que comenzaron tímidamente con programas educativos para este grupo, han tenido que aumentar sus espacios para albergar a una cantidad cada vez grande de alumnos mayores.

Los espacios dedicados a la actividad física ampliaron su oferta ya que el aqua gym, natación, golf, yoga, tai chi, gimnasios, zumba y hasta las maratones ven incrementar los grupos de personas grandes.

Cada uno de estos espacios muestran que la idea del deterioro no es un destino, y que el desarrollo y crecimiento a lo largo de la vida es una chance posible.

El turismo es uno de los sueños más valorados, lo que los ha llevado a convertirse en uno de los principales grupos de consumidores

Entre los que aparecen desde los viajes de jubilados hasta los más sofisticados tours en cruceros o destinos poco frecuentes de quienes ya han viajado mucho.

Un factor común es la disposición a pasarla bien, y a engancharse en cualquier programa, lo que no suele ser tan frecuente en personas más jóvenes. Así también aparece una novedad en estos viajes, la de realizarlos con apoyos protésicos, que van desde los bastones hasta sillas de ruedas, cuestión que, en nuestro país, lamentablemente aún no resulta frecuente.

La sexualidad y el amor es otro de los grandes desafíos

Ya que aparece una condena social que mira críticamente esta posibilidad de seguir deseando y enamorándose. Particularmente en las mujeres esta posibilidad ha sido más criticada, ya que parecía que el deseo se extinguía con la edad o solo iba asociado al amor. Así también el tema de la belleza, condicionada por el ideal de juventud, comienza a ser cuestionada. Lo que llevó a revalorizar el pelo blanco o incluso, una incipiente crítica a las cirugías estéticas que niegan la posibilidad de una belleza menos obvia y hegemónica.

Todo esto ha generado un incrementado interés en los contactos eróticos y amorosos, siendo las aplicaciones de citas uno de los espacios de más crecimiento facilitando su amigabilidad y definiendo portales específicos. Y sin olvidarnos del crecimiento que tuvo en esta franja etaria el consumo de juguetes sexuales.

Este movimiento, en algunos sentidos, es extraordinario, y en otros, está en ciernes

Creo que la sociedad ha ido tomando conciencia de muchas otras temáticas semejantes como el derecho de la mujer, u otros movimientos sociales que nos muestran que la realidad puede ser vista de diversas maneras y que el bienestar no tiene una sola manera de ser concebido.

Este movimiento de la generación plateada, ha comenzado a andar y seguramente será la revolución que se avecina, o seguramente ya la estemos viviendo.

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La docuserie que investiga los secretos de la longevidad vinculados a cinco lugares en el mundo

El nuevo título que llegó a Netflix examina la relación de la expectativa de vida con ciertas regiones globales.

El secreto de vivir hasta los 100 y un viaje por las zonas azules del mundo.

Se sumó al catálogo de Netflix una producción por demás original. Se trata de una investigación en diferentes países por parte de un aventurero que busca las respuestas para lograr una óptima longevidad.

“A principios del siglo XXI, el aventurero y autor superventas Dan Buettner colaboró con National Geographic para descubrir la fórmula de la longevidad. A tal fin, recorrió el mundo durante años en busca de lugares donde la gente viviera mucho más que la media y confirmó el concepto de las llamadas ‘zonas azules’. Sus expediciones lo llevaron a Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Icaria (Grecia), Nicoya (Costa Rica) y Loma Linda (California), lugares donde comprobó que había muchas más personas que llegaban a los 100 años que en cualquier rincón del planeta”, así adelanta la sinopsis de Vivir 100 años: los secretos de las zonas azules que encuentras en la plataforma de streaming. Y continúa: “Cada una de esas cinco poblaciones tiene sus secretos, pero también comparten conductas sorprendentes que, según se ha demostrado, favorecen la longevidad y la salud”.

Ancianos en Okinawa, Japón, participan en actividades comunitarias y deportivas, factores claves en su longevidad.

Así, este título revela que cada lugar tiene sus peculiaridades únicas, e identifica factores comunes que contribuyen a la longevidad de sus habitantes. Según estadísticas recientes, dos tercios de la población mundial podrían morir de manera prematura debido a causas prevenibles. En contraposición, las zonas azuleparecen ofrecer una guía para evitar ese destino. No es sobre prevenir la muerte, enfatiza el documental, sino sobre aprender a vivir bien.

Buettner, quien ha dedicado dos décadas a explorar estas regiones en el planeta, destaca varios factores cruciales. Uno es la importancia de la comunidad y el sentido de pertenencia. La soledad podría restar hasta 15 años a la expectativa de vida. Otro elemento es la dieta, que varía de una región a otra pero que generalmente es rica en alimentos de origen vegetal y baja en procesados.

Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia, Icaria en Grecia, Nicoya en Costa Rica y Loma Linda en California, Estados Unidos son los puntos claves donde la población llega a los 100 años. 

El término zona azulse originó con un investigador, Gianni Pes, que descubrió un foco de longevidad en Cerdeña. Desde entonces, el concepto ha sido objeto de numerosos estudios, todos encaminados a entender los hábitos de vida que favorecen una existencia más larga y saludable.

La docuserie, lejos de ser un mero recorrido turístico, brinda un análisis profundo de las prácticas y rituales diarios que componen la vida en estas zonas. Ya sea mediante la participación en actividades comunitarias, la práctica de una dieta equilibrada o el mantenimiento de relaciones sociales fuertes, los habitantes de estos espacios ofrecen lecciones valiosas sobre cómo vivir una vida más larga y significativa.

Dan Buettner, explorador de National Geographic, frente a un mapa de las “zonas azules” globales.

Vivir 100 años: los secretos de las zonas azules parece ser un recurso clave para entender las complejidades de la longevidad humana, al explorar de cerca las prácticas y tradiciones que han sostenido a comunidades enteras durante generaciones. Y aunque laszonas azules pueden parecer mundos aparte, sus lecciones son universales y podrían aplicarse en distintos contextos culturales y geográficos.

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Cambiar el paradigma sobre la vejez

El envejecimiento de la población mundial, resultado de la disminución de la natalidad y aumento de la longevidad, es un fenómeno demográfico atendido por investigadores y formuladores de políticas en múltiples áreas. Plantea desafíos en todos los sectores de la sociedad, desde el laboral y financiero, demanda de bienes y servicios, protección social y sanitaria, hasta la estructura citadina y los lazos familiares intergeneracionales.

La OMS estima para el 2050 unas 2.000 millones de personas mayores de 60 años de un total de 9.700 millones. Es decir, un 20% de la población mundial envejecida. El estudio demográfico de Kenneth Johnson revela que en las regiones más desarrolladas del mundo se experimenta un envejecimiento más pronunciado que en las subdesarrolladas, siendo además en las ciudades donde los ancianos son más numerosos.

Destaca Chris Phillipson el incremento en demanda de salud pública. Bloom, Canning y Sevilla enfatizan el impacto del envejecimiento de la población en las tasas de ahorro y consumo, conduciendo a cambios en la inversión y crecimiento económico, reduciendo la fuerza laboral y aumentando la carga en la seguridad social, más las inminentes nuevas relaciones entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado para la compensación de sus efectos negativos.

Estos estudios sugieren que el envejecimiento de la población mundial requiere innovadores enfoques interdisciplinarios, como la comprensión de los patrones de morbilidad de James Fries, estableciendo que aunque la esperanza de vida aumenta, es posible retrasar la aparición de las enfermedades crónicas responsables del 80% de muertes y mayor porcentaje de discapacidad, reduciendo los años con falta de autonomía por senectud mediante la promoción de estilos de vida saludables, acortando el periodo de fragilidad.

Así, la OMS promovió políticas de envejecimiento activo, fomentando actividades físicas, mentales y sociales para personas mayores, contribuyendo a mejorar su calidad de vida. Otras propuestas, más recientes, fomentan la inversión en capital humano y la promoción de la participación de las personas mayores en la sociedad y en el mercado laboral, aprovechando su potencial constituido por la experiencia para contribuir a la programación de algoritmos en la automatización de procesos, detección y reparación de fallas.

El envejecimiento de la población mundial será una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI, que demandará cambios estructurales en la ciudades debiendo ser más inclusivas y acogedores para la fragilidad en todas sus expresiones; repensar las edades jubilatorias con políticas sociales y laborales adaptativas; adecuar las infraestructuras y servicios de salud pública para satisfacer las necesidades de una población envejecida; capitalizar la intergeneracionalidad de cuarto grado no poco frecuente en ciertas familias; repensar las residencias gerontológicas como un continuum social-sanitario y asistencial, sin recurrir a hospitalizaciones para una atención sanitaria de calidad, así como muchas otras cuestiones.

Pero, sobre todo, esta es una oportunidad para cambiar el paradigma de la vejez como negación y etapa superflua de la vida, desarticulando el “edadismo” que excluye, infantiliza, vulnera e invisibiliza a las personas mayores. Sólo así resolveremos los desafíos con dignidad y respeto hacia la persona sin facilismos tan cosificadores de la condición humana como los ya vividos en las etapas más oscuras del siglo XX.