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Cohousing: como son las viviendas españolas de gestión cooperativa para vivir la vejez con autonomía y en comunidad

España es uno de los países en los que más se desarrolló este modelo. La primera cooperativa, en Málaga, tiene veinte años y actualmente hay 14 experiencias de “comunidades colaborativas autogestionadas” y cientos en proyección. En la Argentina hay un solo antecedente, gestionado como mutual, y un proyecto estatal de 100 complejos habitacionales para mayores de 60.

“Viejos son los trapos”, decían las abuelas del siglo pasado. Eran mujeres que en algunos casos no llegaban a los 50 años, pero ya pertenecían a esa porción de la sociedad que recibía a hijos y a nietos los domingos y se dedicaba, mayormente ellas, a lo que hoy se identifica como tareas de cuidado. Mientras, los hombres leían el diario y jugaban ajedrez o bochas en la plaza. En el mejor de los casos, claro. Porque muchos debían resignarse a dejar su casa y mudarse a un geriátrico, con todas las implicancias negativas que esto tenía —y aún tiene— en la mirada social.

Hoy se habla de adultos mayores o de personas de tercera o cuarta edad para representar a quienes, luego de cumplir los 60 o 65 años, se retiran de la vida laboral activa y aún tienen, si la buena salud acompaña, una perspectiva futura de dos décadas. En este contexto, las denominadas cohousing senior aparecen como una alternativa a los geriátricos para transitar estos últimos años de vida con autonomía y sin padecer la soledad, de manera activa acorde a sus posibilidades.

Estas “comunidades colaborativas autogestionadas”, como también se las llama, son complejos habitacionales administrados de manera cooperativa, donde los socios adquieren un derecho de uso de los departamentos que habitan y a la vez cuentan con espacios comunes en los que comparten actividades y servicios, mientras reciben atención y cuidados de parte de personas especializadas.

La Residencia Santa Clara, en Málaga, es producto de un proyecto de la década de 1970, de 16 personas que por entonces tenían treinta y pico. Se inauguró en 2001 y se gestiona de manera cooperativa (Residencia Santa Clara)

La idea del cohousing surgió en Dinamarca y Países Bajos —por entonces, Holanda— en la década de 1970. Los primeros proyectos fueron llevados adelante por grupos de parejas jóvenes que se instalaban en condominios con espacios comunes para practicar la crianza colectiva de sus hijos pequeños. Luego aparecieron las iniciativas pensadas para la tercera edad, que se extendieron en especial en España y Suecia, en su mayoría en pueblos pequeños o suburbios de grandes ciudades.

El caso español

Hace veinte años nacía en Málaga el primer cohousing senior de España. Hoy funcionan 14 y hay cientos en proyección. Se trata del país europeo con mayor desarrollo de esta modalidad, con una activa y creciente participación del Estado en lo que implica, sobre todo, establecer normativas que regulen el sector.

Este año, por ejemplo, la Comunidad de Madrid estableció un “régimen de autorización de viviendas colaborativas para la promoción de la autonomía personal y la atención a la dependencia de personas mayores”, donde se definen los requisitos y estándares de calidad, de acuerdo a la naturaleza y finalidad de este tipo de viviendas. En la redacción de esta normativa participó de manera activa Hispacoop, la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios.

La cooperativa andaluza Los Milagros fue la pionera. En la década de 1970, un grupo de 16 jóvenes de 30 años comenzaron a pensar en cohabitar un lugar que fuera propio para pasar la vejez, como alternativa a un geriátrico tradicional. Pasaron veinte años hasta que fundaron la cooperativa y diez más hasta que terminaron la construcción del Residencial Santa Clara, en la ciudad de Málaga, que inauguraron el 7 de junio de 2001.

En las experiencias de cohousing senior, las personas asociadas tienen acceso a un departamento y a espacios y actividades comunes (Residencia Santa Clara)

Hoy la cooperativa tiene más de 125 socios que conviven en un complejo con pileta, sobre una ladera de los montes de Málaga y a poco más de veinte cuadras del centro de la ciudad. Los socios habitan los 76 departamentos de una superficie de 50 metros cuadrados y amplias terrazas con vistas al mar, donde disfrutan del clima mediterráneo de la Costa del Sol.

Aurora Moreno, fundadora y expresidenta del Residencial Santa Clara, recuerda en una nota de la web de Hispacoop:

“Preocupados por nuestra futura vejez y la calidad de vida que tendríamos el día de mañana, comenzamos a depositar pequeñas aportaciones económicas para poder comprar una finca en el lugar donde nacimos”.

y describe aquel proyecto de vida como:

“una alternativa de futuro con solidaridad.”

En una extensión de cinco hectáreas, la finca posee espacios comunes donde se realizan actividades tan diversas como pintura decorativa, gimnasia, baile en línea, informática, escuela de espalda, taller de memoria, castañuelas y karaoke. También, salidas en grupo para visitar museos o asistir a eventos.

Los departamentos están equipados con cocina, pero en la mayoría de los casos la gente elige almorzar o cenar en el comedor comunitario.

El de Santa Clara es un modelo que, con variantes, se replica en cada una de las experiencias españolas. Todas incluyen un sector para los socios con problemas de salud; los médicos geriatras y el personal asistencial están disponibles de manera permanente.

El esquema de organización también se repite. La propiedad de todo el complejo es de la cooperativa, mientras que los socios adquieren el derecho de uso exclusivo de los departamentos y acceden al uso compartido de los espacios, instalaciones y servicios comunes.

El valor de lo comunitario

Cuando la pandemia de COVID-19 azotó al mundo, estas comunidades le sumaron un sentido a su existencia. En medio de las más rígidas restricciones, pudieron seguir moviéndose por los espacios abiertos de los complejos y continuar con las actividades compartidas.

“El deseo de envejecer con autonomía personal, ser dueño de tu propio destino con independencia de la edad, compartir experiencias y vivir en comunidad, empezar una nueva fase de la vida que puede ser igual de ilusionante, y disponer de servicios que pueden ser necesarios en la vejez, huyendo de cargas familiares y soluciones residenciales clásicas”.

Félix Martín, secretario general de Hispacoop, en un artículo de su autoría, describe la esencia del cohousing senior.

Con estos ejes, resulta evidente que la elección del formato cooperativo no es casual, pues se trata de un modo de gestión basado en la democracia interna y valores como la autoayuda, la autorresponsabilidad, la equidad, la sustentabilidad y la solidaridad.

“Los efectos de la soledad no deseada suelen ir acompañados de tristeza, depresiones, miedos, inseguridades, pérdida de autoestima y de calidad de vida, pensamientos derrotistas, más aislamiento y hasta pensamientos suicidas”

explica Matilde Fernández Sanz, presidenta de la Asociación Contra la Soledad, de Madrid, en su informe Los hogares que necesitan (todas) las personas mayores.

En ese trabajo se hace un recorrido por diferentes alternativas a las residencias tradicionales para personas mayores. A modo de conclusión, la Asociación Contra la Soledad defiende “un urbanismo integrador con entornos accesibles y comunitarios” y destaca “el cooperativismo valiente, comprometido con la construcción de viviendas colaborativas o ‘cohousing senior’”.

El jurista y gerontólogo Josep de Martí, responsable de un portal dedicado al sector de las residencias para personas mayores, conoció por su actividad diferentes formas de cohousing, tanto intergeneracional como sénior, en Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Alemania y Austria. Más allá de las diferencias, cuenta:

“Lo que tenían en común era que las personas que convivían habían optado por vivir de una forma diferente, en la que el concepto de comunidad tenía un peso importante”.

Compartir, sí, pero no todo. Tener privacidad, organizar el hogar al propio gusto y disfrutar del silencio, pero no estar en soledad forzada. Ese parece ser el espíritu que ronda las experiencias de viviendas colaborativas: formar parte de una comunidad sin perder la autonomía.

“Quien vive en el cohousing donde vives tú no es tu ‘vecino’, sino más bien un compañero de vida, un miembro de tu tribu”

dice Josep de Martí, y cierra:

“Puedes llevarte mejor o peor, pero sabes quién es parte de tu grupo”.

Las residencias cooperativas españolas están reguladas por el Estado en temas como estándares de salud y calidad; todas cuentan con servicios específicos para adultos mayores (Residencia Santa Clara)

Experiencias locales

En la Argentina, el desarrollo de experiencias de este tipo es todavía incipiente. El primer y único caso es Vida Linda, fundada hace 51 años, cuando un grupo de amigos judíos alemanes compraron un edificio en el barrio de Belgrano. Actualmente, unas cien personas mayores ―no solamente de esa colectividad― habitan los departamentos de uno, dos y tres ambientes distribuidos en 15 pisos.

Vida Linda, en la Ciudad de Buenos Aires, es la única experiencia conocida similar al cohousing senior europeo. Lo gestiona una mutual (Vida Linda)

Como iniciativa pública, está el Complejo para Adultos Mayores de la localidad bonaerense de Tapalqué, que funciona desde 2009 sobre un par de hectáreas destinadas a viviendas sociales para personas de más de 60 años. Los departamentos son independientes pero tutelados. Hay un Centro de Día, una vez por semana asiste personal de enfermería para hacer controles de rutina y quienes allí habitan cuentan con un botón de emergencia.

A comienzos de este año, el Gobierno de la provincia de Chubut inició el proceso de licitación para la construcción de 32 viviendas y un Centro de Día para personas mayores en la ciudad de Comodoro Rivadavia, en el marco de un proyecto a nivel nacional que prevé construir 3.200 viviendas en cien complejos habitacionales, que se adjudicarán en comodato a personas mayores de 60 años, con equipamientos colectivos para actividades educativas, deportivas y de recreación, además de cien centros de atención primaria de la salud y terapéutica.

El Programa Casa Activa, que así se llama, está impulsado por el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, que se ocupará de la infraestructura, en conjunto con el Programa de Atención Médica Integral (PAMI), a cargo de los aspectos asistenciales. A su vez, las provincias o municipios con los que se firmen los acuerdos serán los entes ejecutores.

Alicia Moszkowski (1)

Stop Edadismo, la campaña que aboga por la identificación y eliminación de la discriminación por edad

La discriminación por edad conduce a una salud más pobre, al aislamiento social, a muertes tempranas y cuesta a las economías miles de millones de dólares. La importancia de actuar con rapidez para aplicar estrategias eficaces, según especialistas en la materia.

La discriminación por edad o “edadismo”, se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas.

Según un informe de las Naciones Unidas sobre el edadismo, se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud física y mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida, y cuesta cada año miles de millones de dólares a la sociedad.

En el informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), se pide actuar con urgencia para luchar contra el edadismo y realizar evaluaciones e informes sobre este problema con miras a revelarlo como lo que es: una sigilosa pero devastadora desgracia para la sociedad.

La respuesta para controlar la pandemia de COVID-19 ha mostrado lo extendido que está el edadismo: en el discurso público y en las redes sociales se han estereotipado a las personas mayores y a los jóvenes. En algunos contextos, la edad se ha utilizado como único criterio en el acceso a la atención médica y a terapias que salvan vidas y en el ordenamiento de confinamientos.

Alicia Moszkowski es responsable de Group Conseil y representante de Aging2.0, una red internacional que trabaja en la intersección de tecnología y mejora de la calidad de vida de la gente grande

El edadismo se filtra en muchas instituciones y sectores de la sociedad, incluidos los que brindan atención sanitaria y social, así como en el lugar de trabajo, los medios de comunicación y el ordenamiento jurídico. El planteamiento sobre cuestiones sanitarias basado únicamente en la edad está bastante extendido. En una revisión sistemática de 2020 se concluía que en el 85% de los 149 estudios revisados, la edad determinaba quién recibía determinados procedimientos o tratamientos médicos.

Las personas adultas más mayores y más jóvenes se ven a menudo desfavorecidas en el lugar de trabajo, y el acceso a una educación y formación especializada se reduce significativamente con la edad. El edadismo contra los más jóvenes se manifiesta en muchas esferas, como el empleo, la salud, la vivienda y la política, donde sus voces suelen ignorarse o rechazarse.

Para Maria-Francesca Spatolisano, Subsecretaria General de Coordinación de Políticas y Asuntos Interinstitucionales del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, “el edadismo contra las personas más jóvenes y más mayores ocurre con frecuencia, no está reconocido, no se lucha contra él y tiene consecuencias de largo alcance para nuestra economía y sociedad. Juntos podemos evitar este problema. Únanse al movimiento y luchen contra el edadismo”.

“El mayor desafìo es terminar con el edadismo y con el auto-edadismo y construir una sociedad para todas las edades. Aunque a nivel mundial hay una tendencia a gestionar la diversidad generacional como forma de aumentar la creatividad y la productividad, en Argentina todavía es una estrategia incipiente. Reconocer que el prejuicio en contra de las personas por cuestiones de edad es un problema social a solucionar porque es una de las principales causas de discriminación en el mundo”

explicaron en diálogo con este medio Mercedes Jones, socióloga especializada en Longevidad Positiva, y Alicia Moszkowski, abogada, asesora en estos temas y creadora de una comunidad que nuclea a mujeres de más de 50.
Las personas mayores que se ven como una carga para los demás pueden acabar pensando que su vida tiene menos valor y, como consecuencia de ello, son más proclives a la depresión y el aislamiento social (Christin Klose)

Este tipo de discriminación tiene consecuencias graves y amplias para la salud y el bienestar de las personas. Entre las personas mayores, el edadismo se asocia con una peor salud física y mental, un mayor aislamiento social y soledad, una mayor inseguridad financiera, una menor calidad de vida y unas mayores tasas de muertes prematuras.

Se calcula que 6,3 millones de casos de depresión en todo el mundo son atribuibles al edadismo. El problema se entremezcla con otras formas de prejuicios y desventajas, como las relacionadas con el sexo y la discapacidad, lo que tiene un efecto negativo sobre la salud y el bienestar de la población.

“La pandemia ha puesto de relieve las vulnerabilidades de las personas mayores, especialmente las más marginadas, las cuales suelen enfrentarse a actitudes discriminatorias, que se superponen a diferentes obstáculos, por ser pobres, vivir con discapacidades, ser mujeres que viven solas o pertenecer a grupos minoritarios”

sostiene Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Y añade:

“Hagamos que esta crisis marque un punto de inflexión en la forma en que vemos, tratamos y respondemos a las personas mayores, para que juntos podamos construir el mundo de salud, bienestar y dignidad que todos queremos para todas las edades”.

En 2025 se duplicará el número de personas de 60 años o más y, en 2050, esta cifra alcanzará los 2000 millones. La gran mayoría de estas personas vivirá en países de ingresos bajos y medianos (Freepik)

El edadismo cuesta miles de millones de dólares a nuestra sociedad. En los Estados Unidos, por ejemplo, un estudio de 2020 mostraba que el edadismo, en forma de estereotipos negativos y de la imagen desfavorable que tienen las personas de sí mismas por motivos de edad, conducía a un exceso de costos anuales de US$ 63.000 millones en relación con las ocho enfermedades que más gastos generaban. Eso equivale a US$ 1 de cada US$ 7 empleados en esas enfermedades para el grupo de todos los estadounidenses mayores de 60 años durante un año.

En Australia se calcula que si un 5% más de personas de más de 54 años tuviera trabajo, se generarían cada año AUD$ 48.000 millones en la economía del país. En la actualidad hay pocos datos e información sobre los costos económicos que supone el edadismo, por lo que se necesita investigar más para comprender mejor sus consecuencias económicas, particularmente en los países de ingresos bajos y medianos.

“Perjudica a todos, personas mayores y jóvenes. El problema es que a menudo está tan generalizado y aceptado —en nuestras actitudes y en políticas, leyes e instituciones— que ni siquiera nos damos cuenta de su efecto perjudicial para nuestra dignidad y nuestros derechos”. “Tenemos que luchar abiertamente contra el edadismo y entenderlo como una violación de los derechos humanos profundamente arraigada”.

dice Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Luchar contra el edadismo

El edadismo puede traducirse en discriminación en muchos aspectos, empezando por el acceso a servicios sanitario (REUTERS)

En el informe se señala que las políticas y leyes contra el edadismo, las actividades educativas en las que se mejora la empatía y se combaten ideas erróneas y las actividades intergeneracionales para reducir prejuicios ayudan todas ellas a reducir el problema del edadismo.

Se alienta a todos los países y partes interesadas a utilizar estrategias basadas en pruebas, a mejorar la recopilación de datos y la investigación y a trabajar juntos para crear un movimiento con el que cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos en relación con la cuestión de la edad y el envejecimiento y para avanzar en el Decenio del Envejecimiento Saludable de las Naciones Unidas.

A comienzos de este año, se presentó la campaña de recogidas de firmas “Plantémosle cara a la discriminación por edad. #StopEdadismo” que se lanzó a través de Change.org con el fin de concienciarnos a todos de esta realidad de nuestra sociedad que está reclamando ponerse en la agenda social y política en muchos países.

“Sensibilizar sobre los procesos de envejecimiento mostrando la diversidad de perfiles de personas mayores, reclamar el mantenimiento de la propia identidad personal a lo largo de toda la vida y más allá de la edad, poner en valor el papel de los medios de comunicación como agentes de cambio ante el edadismo y sobre todo educar. Esas son las herramientas más importantes que tenemos para luchar contra él”

agregaron Jones y Moszkowski.

Y concluyeron:

“Sería ideal que en las escuelas se transmitieran conceptos tales como inteligencia emocional, valoración de la experiencia de los mayores, emprendedurismo, educación financiera, entre muchos otros, para ayudar al real desempeño futuro en la vida. El respeto a los mayores, la valoración de su aporte, el respeto a su trayectoria, son conceptos que deberían aprenderse no solo en el hogar, sino también en la escuela desde temprana edad”.

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PREMIOS “TRAYECTORIA ACTIVA” 2022

Los recibieron las siguientes personas, todas en actividad hasta la fecha:

· ARIEL ÁNGEL DASSO, abogado y profesor universitario, 92 años.
· LUCIANA TRÍO, empresaria gastronómica , 86 años.
· HERIBERTO PRONELLO, ingeniero diseñador de automóviles de carrera, 86 años
· JOSEFINA SALAZAR, historiadora e investigadora, 100 años.
· CÉSAR ARIEL FIORAVANTI, artista plástico y profesor, 89 años


Los premios fueron entregados por el Comité Ejecutivo del “Instituto Argentino de la Longevidad Activa”, “IADELA” (www.iadela.org) en el Acto de Fin de Año del pasado 17 de noviembre realizado en el Colegio de Escribanos de CABA.

Visitá el evento aquí


¡La mayor longevidad es un triunfo de la Humanidad y estas personas son un orgullo para todos!

Muchas gracias

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LOS DERECHOS DE LOS MAYORES AHORA CON RANGO CONSTITUCIONAL

El Congreso acaba de sancionar la ley 27.700, por la cuál se eleva a la categoría de Tratado de Derechos Humanos, con rango constitucional (art. 75 inc. 22 de la CN), a la “Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores”, que fue aprobada por la OEA en 2015 y ratificada por Argentina en el año 2017 (ley 27.360), pero entonces vigente en nuestro país solo con rango de ley interna.


En la Convención, ahora puesta en valor por sobre todas las demás leyes, se consagran una serie de derechos que comprenden los de igualdad, no discriminación por edad, vida, dignidad, independencia, autonomía, participación comunitaria y política, seguridad, trabajo, salud, educación, cultura, esparcimiento, vivienda y acceso a la justicia, entre otros.


¡Una buena noticia para la “longevidad activa”!

Te invito a ver el video de los fundamentos expuestos por el Diputado Juan Martín en el debate parlamentario:

¡Muchas gracias!

vitalidad

Generación Silver: sexo, proyectos y vitalidad sin límite de edad

Ingresar a la sexta década de vida no implica el fin del deseo y la productividad. La nueva madurez.

La categoría “adulto mayor” ya no responde a los arquetipos del señor con bastón y de la abuelita del té Mazawattee.

El ingreso a la sexta década de vida tampoco es más un tobogán hacia el retiro, ni la jubilación se ha vuelto el fin de la productividad.

Con los avances de la medicina y la tecnología, que le han permitido al ser humano extender notablemente su expectativa de vida, llegar a la llamada “tercera edad” no implica entrar en tiempo de descuento. Incluso, hasta ese mismo término se encuentra hoy bajo discusión.

Ha nacido la Generación Silver (en referencia al color de las canas), que avanza como segmento de interés para el mercado del consumo, en tanto se resignifica como etapa activa en relación al trabajo, el fitness, los vínculos socioafectivos, la salud y, sobre todo, la sexualidad.

¿Cuáles son las claves de esta nueva madurez que llegó con el siglo XXI?

Con el horizonte más lejos

Estamos viviendo tiempos cambiantes desde el punto de vista demográfico, en particular en America Latina, que se consideró por mucho tiempo “el continente joven”.

Para el año 2090, y según proyecciones de las Naciones Unidas, tendrá un porcentaje de personas mayores de 60 años más grande que Europa y América del Norte (34,40 por ciento).

Difícil de creer, pero de acuerdo a Tsunami LATAM (el mayor estudio comparado hecho sobre la madurez en la región), en los próximos 30 años el porcentaje de latinos mayores de 65 se duplicará, alcanzando el 18 por ciento.

Silver. Usando la metáfora de las canas, ahora los adultos senior se sienten orgullosos de llevar la cabeza plateada.

Está claro que ya estamos viviendo más tiempo. En la Argentina de 1960, la esperanza de vida al nacer era de 65 años. Hoy es de 76. Este aumento se debe a los avances en salud, que incluyen la popularización de los antibióticos y las campañas de vacunación que neutralizaron enfermedades que antes eran mortales.

Hay un dato complementario: las tasas de natalidad vienen en baja en los últimos 40 años.

El resultado: una sociedad donde crece menos el sector infantil y juvenil y, en cambio, se ensancha el territorio de los adultos mayores.

Por lo tanto, es razonable que nos empecemos a preguntar cómo vamos a transitar este período de nuestras vidas, también referenciado como “revolución senior”.

Según Tsunami LATAM, hay consciencia de que podemos vivir no sólo más, sino mejor: el 21% de la gente cree que puede llegar a los 100 años y ocho de cada diez ya planean cómo vivir los momento difíciles de la ancianidad para no depender de nadie.

Según una encuesta, en Latinoamérica, el 21% de la gente cree que puede llegar a los 100 años.

“Gracias a la ciencia, vivimos más y mejor”, confirma Gaba Najmanovich, consultora y analista de tendencias de consumo y marketing.

“Antes, a los 60, los humanos ya éramos viejos, pero hoy, incluso después de la jubilación, se sigue construyendo una vida, no empieza la pasividad.

De hecho, en los países nórdicos o en Suiza, ya se habla de retrasar la edad de retiro, justamente porque conservamos nuestras habilidades y capacidades por más tiempo .

Es que tanto la cognición como las habilidades físicas se mantienen sólidas hasta muy pasados los 70”, apunta Najmanovich.

Belleza. Contra el “edadismo autoinflingido” : no ceder a la discriminación por edad y mostrarse vital.

¿Todos envejecemos igual?

Lo primero que debemos preguntarnos es de qué hablamos cuando hablamos de tercera edad y por qué hoy las definiciones clásicas, a la luz de las fluctuaciones de los ciclos vitales en la sociedad moderna, pueden resultar obsoletas.

“El término tercera edad, que estuvo de moda para referirse a las personas mayores, no surge como denominación para ellas, sino que nace como mirada social de los años en relación al mercado de trabajo, que va a necesitar dividir a la sociedad según el sistema productivo: estudio, trabajo y retiro”, explica Julieta Oddone, socióloga y directora del Programa Envejecimiento y Sociedad de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

“Hay un momento en que se pretende remozar la fuerza de trabajo y es cuando se crea la idea de jubilación, y con eso se va a definir a la tercera edad o la edad del retiro, pero que en realidad no determina ni la vejez ni el envejecimiento”, contextualiza.

Hoy podemos hablar de “vejez diversa”. Las trayectorias no están atadas a las edades como en el pasado, y los roles y expectativas se han flexibilizado. En este sentido, Oddone señala que no podemos hablar de la vejez ni de la tercera edad de una forma normativa e igual para todos.

“En realidad, la vejez es el producto de una historia biológica, pero también de una historia biográfica”, advierte.

“Es decir, depende del desarrollo de la vida en un contexto histórico y social, en una familia determinada, en una situación de pobreza o riqueza, en un ámbito rural o urbano, según las cargas de trabajo que se han tenido… De todo esto resultan distintas maneras de envejecimiento. De ahí el concepto de diversidad en el envejecimiento o envejecimiento diferencial. No existe una vejez uniforme dada la variabilidad que se registra en el proceso”, señala Oddone.

Emma Thompson, actriz silver. A los 63 se animó al desnudo en la película “Buena suerte, Leo Grande” (2022).

El momento es hoy

En la Argentina contamos con una expectativa de vida proyectada para el año 2050 que llega a 82 años.

“La generación X –que abarca a los nacidos en las décadas del ’60 y el ’70– es la primera que tiene ciento por ciento de conciencia de que puede llegar a vivir ochenta años. Entonces, por ende, somos la primera generación que debería estar preparándose para eso. Pero de eso todavía no se habla. ¿Por qué? Porque envejecer es uno de los grandes tabúes que persisten en nuestra época”, advierte Miriam De Paoli, cofundadora de No Pausa (start up dedicada a generar soluciones para el climaterio/ menopausia) y de Data8, (think tank latino-americano que estudia la longevidad en la región).

En la Argentina contamos con una expectativa de vida proyectada para el año 2050 que llega a 82 años.

De Paoli plantea que no estamos hablando de un futuro todavía conjetural sino del presente más rabioso: “Ya estamos viviendo más tiempo y es ahora que tenemos que acompañarlo con mayor calidad de vida”.

Marketing de plata

Si la economía en torno a la Generación Silver fuera un país, hoy sería la tercera del mundo, detrás de la de los Estados Unidos y la de China, según el estudio Tsunami LATAM, y el 40% del consumo mundial corresponde a mayores de 65.

Pese a esto, el marketing senior sigue siendo deficiente –por no decir malo–, y sólo una minoría de las publicidades muestra a personas mayores.

La cultura continúa siendo gerontofóbica, a tal punto de que dos de cada diez latinoamericanos de más de 45 años no se ven representados en el universo de la comunicación y del entretenimiento, también de acuerdo al mismo estudio.

La cultura continúa siendo gerontofóbica, a tal punto de que dos de cada diez latinoamericanos de más de 45 años no se ven representados en el universo de la comunicación.

A su vez, una investigación de 2019 del Geena Davis Institute encontró que sólo el 7% de las publicidades que se presentaron en el Festival Cannes Lions tenían protagonistas mayores de 60 años. Los que más se mostraban, además, eran hombres.

“Hay un trabajo sobre estereotipos de vejez“, aporta Najmanovich, quien asesora a empresas en estas cuestiones.

“Esto implica replantearnos también ideales rígidos como el elogio a la juventud. Al tener la posibilidad de observar a adultos activos, deportistas, cancheros, independientes y hábiles, podemos rediseñar el imaginario de lo que puede ser envejecer”.

Y agrega: “La idea del adulto mayor que necesita ayuda y depende de otros ya perdió vigencia. Rebeldes como Iris Apfel, la diseñadora estadounidense de 101 años que es ícono de la moda, también tienen su parte en esta reconstrucción. Las marcas recién ahora se animan a poner en afiches pelos blancos, sobre todo de mujeres”.

Viejos son los trapos

Se denomina “edadismo” a la discriminación por razones de edad. Según un informe elaborado por las Naciones Unidas, una de cada dos personas muestra actitudes “edadistas”.

La socióloga argentina Mercedes Jones, quien integra el Movimiento Iberoamericano StopEdadismo, señala que este tipo de comportamiento negativo puede ser autoinflingido, en tanto tambien surge de quienes se muestran como los “viejitos” que los otros quieren ver.

“La longevidad positiva es un camino a explorar, no hay senderos ni recetas, y como dicen los especialistas de la Universidad de Stanford, en este momento estamos cartografiando el nuevo mapa de la vida. Nos demos cuenta o no, cada uno de nosotros tenemos altas probabilidades de ser longevos y esta es una aventura individual, familiar y colectiva”, asegura.

Al grito de “¡Viva la Longevidad!”, el Movimiento Iberoamericano StopEdadismo trabaja para concientizar sobre la discriminación que se sufre por la edad, que se suma a las padecidas por el sexo, la clase social, el peso corporal y las discapacidades.

Pareja silver. Moria Casán (76) y Fernando “Pato” Galmarini, de 80 años. Ella confiesa tener sexo con su novio.

“La innovación silver es como una cascada plateada que va transformado el concepto que teníamos de la vejez, gris y negativo, para poner en primer plano el de la madurescencia, ya no el de la vejez y la decadencia”, aclara Mercedes Jones.

Y agrega: “Yo recomiendo hablar de la cuarta edad, y hasta de quinta edad: la tercera edad ya nos queda corta. Las personas súper longevas están acá: no necesitamos ir a las zonas azules (lugares donde la esperanza de vida es más larga), para ver a personas de más de 100 años. En la Ciudad de Buenos Aires hay miles, según un estudio de 2018 de la Universidad Católica Argentina”.

Tecno sexo

La potencia de la Generación Silver se expresa, por ejemplo, en el campo de las relaciones de pareja.

Las apps de citas hallaron una veta de rentabilidad y crecimiento asociada a los seniors que buscan aventuras románticas y sexuales, pero en entornos digitales más amables.

Como una reacción a este escenario, cuarenta y cinco aplicaciones del rubro, entre las que se encuentra Tinder y OKCupid, se aglutinaron en Ourtime, un portal de citas que se caracteriza por apostar al nicho de la nueva madurez.

Es que según un estudio de la consultora norteamericana Choice Mutual de 2021, al menos un tercio de las personas mayores de 55 años tuvo citas a través de servicios virtuales en los últimos cinco años.

Según una consultora norteamericana, un tercio de las personas mayores de 55 años tuvo citas a través de servicios virtuales en los últimos cinco años.

Buscando diferenciarse de las apps que normalmente usan los millennials, Ourtime ofrece perfiles verificados y mayor soporte y asistencia, garantizando la discreción y la seguridad como atractivos.

“Estamos viendo por primera vez a una generación mayor que se anima a hablar de un placer sexual no reproductivo”, explica Miriam Di Paoli, de No Pausa. “Personas para las que el paso del tiempo no significa la muerte en vida de cosas que hacíamos cuando, entre comillas ,éramos jóvenes”.

Lo que esto deja claro es que ni el climaterio ni la andropausia clausuran el deseo y el placer.

Una mujer podrá dejar de ser reproductiva, pero eso no significa dejar de ser productiva, mucho menos dejar de sentir deseo y de ser deseada. Hoy día ya es bastante más común encontrar oferta y servicios para esa sexualidad madura. Hay varias iniciativas en Europa y en los Estados Unidos mirando exactamente ese público, que muchas veces busca el placer sexual, pero también compañía, una persona para hablar, para charlar”, concluye Di Paoli.

Mujeres que desean

Y si de resignificar el erotismo y la sexualidad post-60 se trata, hay dos series recientes que hablan de esto. Una es Grace and Frankie (Netflix), protagonizada por las estrellas Jane Fonda (84) y Lily Tomlin (83), en la que las protagonistas fundan una compañía de vibradores para mujeres mayores con problemas de movilidad.

Otra es Julia (HBO Max), sobre la vida de la cocinera Julia Child, en donde se muestra el amor, la sexualidad y el erotismo en la edad adulta (y post menopausia) con total naturalidad, abonando la idea de que se puede seguir siendo relevante, trabajar, crear y disfrutar aún en la madurez.

El problema, una vez más, radica en los estereotipos. Según un estudio de la marca Dove realizado en 10 países, incluido la Argentina, el 93% de las mujeres cree que la sociedad tiene ideas equivocadas sobre ellas cuando tienen más de 50 años. A saber:

  • “No son productivas para la sociedad” (71%).
  • “No disfrutan del sexo” (72%).
  • “No se preocupan por su aspecto físico” (70%).
  • “No tienen una vida social activa” (69%).

Asimismo, el 91% de las argentinas cree que es tiempo de que la sociedad cambie su manera de ver a las mujeres y el envejecimiento, con una mayoría orgullosa de decir su edad.

Menopausia no es pausa. El climaterio no es sinónimo de perder el deseo.

Mirar en positivo

Algo de esperanza puede encontrarse en la reciente reivindicación del paso del tiempo en algunos ámbitos como los de la moda y la belleza, con el uso de las canas, el movimiento “age-positive” (ver hashtags como #agepositive o #sistersilver) y los modelos de la tercera edad.

La cultura pop, lentamente también acompaña, si pensamos en el éxito de series como las ya mencionadas, a las que suma la perspectiva masculina del asunto con El método Kominsky, producción de Netflix protagonizada por Michael Douglas(77), sobre un actor silver que se niega a perder su lugar en la industria del espectáculo.

La vigencia en Hollywood del comediante Larry David (75) y de la actriz Helen Mirren (77), o aquí de Mirtha Legrand, quien a los 95 años ha regresado con su clásico programa de televisión, permiten abrir esperanzas de que la cultura del edadismo empieza a retroceder, también en el show business.

Yo me muestro

Los boomers (quienes fueron jóvenes en los ’60) también se han vuelto tendencia en plataformas jóvenes como TikTok. Es que si sumamos que son personas experimentadas, con buena salud física y mental, y sobre todo, tiempo disponible, la ecuación es evidente.

Ya lo explicaban desde el New York Times hablando de los abuelos de TikTok “Grandfluencers”, un fenómeno de redes en el que tanto hombres como mujeres mayores comunican, muestran su día a día y marcan tendencia.

¿Quiénes son ellos? Desde figuras de la moda como la ya citada diseñadora centenaria Iris Apfel, hasta personas comunes y corrientes como los Old Gays, un grupo de cuatro varones de más de 60, homosexuales y amantes del nudismo, que hablan de sus novedades –recuperación de operaciones, problemas de salud y otros–, y graban videos con miles de vistas.

Otro colectivo es Retirement House, un grupo mixto e interracial de personas de más de 70 años, que graban videos graciosos, con canciones de moda y bromas.

Preparar(se) el futuro

Si no existe una vejez normativa, sino que depende del contexto personal (variable) y social (en constante cambio), a lo que estamos asistiendo es a una puja generacional por los recursos de la cual todavía no se habla demasiado.

Sobre esto opina Miriam De Paoli: “Hoy, a los 65 años, una persona se siente muchas veces en el auge de sus capacidades. Pero tiene que dejar espacio para los que están viniendo. ¿Cómo vamos a lidiar con ese tema en el futuro? Una persona de 80 años se va a reinventar por lo menos tres veces”.

Esta realidad se inserta en otra, la de las leyes laborales, que también está en el foco del debate.

Los que tenemos 40 o 50 años ya no vamos a poder jubilarnos de la manera tradicional, y con el aumento de la expectativa de vida vamos a necesitar generar plata por más tiempo, pero también vamos a tener que imaginar cómo va a ser ese espacio que vamos a ocupar en relación al mercado de trabajo. Esta puja intergeneracional por los espacios es para mí uno grandes temas de las próximas décadas”, apunta De Paoli.

Vale resaltar que la empleabilidad de los adutos mayores baja a medida que aumenta su edad, sin corresponderse necesariamente con sus capacidades reales o, incluso, con su potencial.

“Durante la pandemia, los trabajadores de más de 50 años han tenido una mayor incidencia en el desempleo. Y, además, a alguien de esta edad se le hace más difícil encontrar otro puesto laboral. Digamos que suelen ser desempleados de larga duración”, explica Julieta Oddone, la socióloga de FLACSO.

Otros datos para tener en cuenta: el 25% de quienes trabajan en la Argentina son +50, pero 8 de cada 10 búsquedas laborales excluyen a los +45. ¿Qué hacemos con esta falta de sincronía entre oferta y demanda?

El 25% de quienes trabajan en la Argentina son +50, pero 8 de cada 10 búsquedas laborales excluyen a los +45.

Mi cuerpo, mi decisión. Actitud “age positive”, que se complementa con gym.

Por eso, hablamos mucho de la sabiduría senior, pero resta ver si el mercado sabe qué hacer con esa sabiduría. Mientras se ve una apertura en el debate, también atravesamos una constante paradoja: vivimos más, pero a su vez estigmatizamos y marginamos a la sociedad envejecida.

Quizás una clave para pensar esta nueva madurez del siglo XXI es entender que cumplir 60, 70 u 80 ya no marca el fin de nada, y que de hecho, puede ser el comienzo una nueva etapa desde el autoconocimiento, la experiencia, el goce y la proyección.

“No es que las personas no puedan trabajar a los 70 u 80. Por el contrario, muchas lo hacen. Lo que hay que ver es si el sistema económico y el mercado laboral admiten esta mano de obra. Las sociedades en sí mismas no se han pensado ellas mismas como viejas. Hubo viejos en todas las sociedades, pero ésta es la primera vez en la historia que las viejas son las sociedades, y las sociedades aún no están a la altura de los silver que vendrán”

cierra Oddone.

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El crecimiento de la Economía Silver en el mundo

La ‘silver economy’ se consolida como una oportunidad paradesarrollar nuevos modelos de atención al cliente.

El ‘contact center’ se perfila como el orquestador de nuevos servicios y modelos de negocio para ‘silvers’ o ‘nuevos jóvenes’

En Madrid el envejecimiento de la población ocupa un espacio propio en el debate y la agenda pública, ya que los mayores de 50 años suponen más de un tercio de la población en España, lo que llevará a una nueva concepción en el diseño de servicios para la conocida como ‘silver economy’.

El envejecimiento de la población ocupa un espacio propio en el debate y la agenda pública, ya que los mayores de 50 son un colectivo que generó más de 325.000 millones de euros de valor añadido al PIB español en 2019, de acuerdo a un estudio del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (Cenie), Oxford Economics y la Universidad de Salamanca difundido por Minsait, una compañía de Indra.

Así, este envejecimiento progresivo requiere que se desarrollen servicios relacionados con la salud, la dependencia, las opciones residenciales para mayores o la soledad, ya que, además de tener mayor esperanza de vida, la ciudadanía busca mayores estándares de calidad.

Precisamente, el próximo 1 de octubre, la ONU celebra el Día Internacional de las Personas de Edad, donde se recordará la necesidad de construir una sociedad para todas las generaciones y con las máximas garantías, con la capacidad para afrontar los próximos retos sociales y demográficos.

Además, España ya es la segunda sociedad más longeva del mundo –solo por detrás de Japón, según la OCDE– y se espera que, para 2050, la generación española comprendida entre 50 y 70 años suponga el 50% de la población y cuente con importantes recursos económicos.

Dentro de este ecosistema social y económico que es la ‘silver economy’ (término acuñado por la OCDE), este colectivo, también conocido como ‘nuevos grandes jóvenes’, ha surgido con la
necesidad de desarrollar productos y servicios fuertemente personalizados y adecuados a esta nueva etapa de la vida donde prima la calidad, el ocio, el envejecimiento activo y un soporte
adecuado para las necesidades familiares y de dependencia.

Según el II Barómetro del Consumidor Senior elaborado por la Fundación Mapfre, los ‘silvers’ constituyen un colectivo con un elevado poder adquisitivo, un alto nivel de digitalización, una
demanda exigente en sus gustos y expectativas, y un papel activo en el mercado turístico.

Sus conclusiones hablan también de ciudadanos que buscan servicios de calidad para atender a las personas dependientes a su cargo, que contratan una diversidad de seguros para su familia (98%) y que residen, más de la mitad de ellos, en municipios de menos de 50.000
habitantes, planteando de forma adicional la necesidad de diseñar servicios cada vez más ubicuos y que van mucho más allá de las áreas metropolitanas.

LA PROPUESTA DE MINSAIT

Tomando en cuenta estas variables, Minsait, una compañía de Indra, propone una nueva concepción en el diseño de servicios a partir de cinco ejes: la personalización, la descentralización y ubicuidad, un fuerte componente tecnológico, un modelo de atención orientado a toda la unidad familiar (en lugar de a un individuo) y la articulación de un modelo de acompañamiento continuo, donde sistemas como el ‘contact center’ permitan orquestar los diferentes roles y actores implicados, así como un conjunto enriquecido de servicios.

Del mismo modo, las necesidades de este colectivo y su creciente importancia abren nuevas posibilidades en la prestación de productos y servicios en distintos ámbitos: servicios de salud, aseguradoras, asesorías, soluciones residenciales, actividades de ocio, telecomunicaciones, etcétera.

A modo de ejemplo, frente a las tradicionales residencias para mayores surgen conceptos como ‘silver living’ o ‘cohousing’, viviendas colaborativas que requieren de empresas especializadas para la gestión de servicios.

Así, también se prevé que las limitaciones físicas dejarán de ser un obstáculo para tener coche gracias al desarrollo de vehículos autónomos y que aumente el consumo de productos relacionados con el cuidado personal y la cosmética.

Por otro lado, el mercado del ocio y bienestar se está transformando con la utilización de apps que permiten desde la realización de viajes virtuales hasta encontrar pareja. En definitiva, existe toda una propuesta tecnológica para este colectivo bajo las siglas ‘age-tech’, que abarca desde nuevos usos de la inteligencia artificial, la expansión de la domótica hasta la creación de dispositivos médicos ‘wearables’ para facilitar el control y seguimiento de pacientes.

La aparición de esta nueva demanda requiere de plataformas que centralicen y posibiliten estos modelos de prestación de servicios en desarrollo. Por ello, un ‘contact center inteligente’ puede desempeñar el papel principal en la orquestación de todos los actores implicados, siendo de especial relevancia en lo relativo a cuidados personales, dependencia, supervisión médica y asesoría.

No obstante, los nuevos modelos de atención requieren más factores como, en primer lugar, la adopción de un esquema omnicanal completo, ya que la capacidad de atención y gestión unificada a través de todos los canales disponibles serán la base para el diseño de un nuevo
‘customer journey’ enriquecido y dinámico, donde las experiencias podrán ser contextuales en función de la información recibida en cada momento.

De este modo, se espera que tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT) se sumen como nuevos canales de contacto, facilitando la interacción entre humanos y nuevos dispositivos.

Otra de las variables a tener en consideración es el enrutamiento predictivo. Esta función aporta la capacidad para analizar toda la información necesaria en cada momento e informar a las personas o entidades correctas ante cualquier eventualidad que requiera su intervención inmediata de forma presencial o digital, elemento clave para servicios de seguridad y de salud.

Adicionalmente, la gestión emocional cobra especial relevancia con lo que este nuevo ‘contact center’ incorpora tecnologías como ‘speech analytics’ para detectar el estado anímico del interlocutor y reconocer la necesidad de movilizar a un terapeuta o activar programas y servicios específicos para potenciar el acompañamiento y la capacidad de respuesta.

Así, se debe valorar la necesidad de adoptar e integrar nuevos modelos de gestión de la relación con el cliente (CRM, por sus siglas en inglés) que sean capaces de gestionar de forma global a la ‘unidad familiar de base’ en lugar de a individuos aislados, incorporando figuras de especial relevancia como los cuidadores.

Bajo este modelo, los servicios deberán poder ser contratados en modelos de pago por uso, sin limitaciones, con absoluta flexibilidad y con la capacidad de ser organizados en base a las necesidades familiares.

Otros cambios que se prevé es la redefinición de los segmentos objetivos para las campañas de marketing desplazando el target actual desde los 20-60 años a los 30-70 años. Además, la utilización generalizada de la IA afectará a todos los modelos de atención, convirtiéndose en un motor de creación de nuevas experiencias interactivas.

Esta tecnología también incorporará esquemas de aprendizaje autónomo para adaptarse a entornos específicos cada vez más dispares y cambiantes y ostentará la capacidad de gestionar emociones.

Finalmente, para garantizar la seguridad de la información, la plena disponibilidad de los servicios y el acceso ubicuo a los mismos será necesaria la adopción del ‘cloud’, que además de ser los motores de esta transformación y cambio, supondrán también un ahorro de costes a la hora de llevarlos a cabo.

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Cómo convertir la edad madura en una ventaja

Los consejos de Simone de Beauvoir.

Reflexionando sobre el futuro antes de la pandemia, Salim Ismail , el fundador de Singularity University, destacaba el impacto de una mayor longevidad en la sociedad a todos los niveles.

“Estamos agregando tres meses a nuestras vidas por cada año de calendario: En una década o dos, o tres, la ciencia descubrirá tratamientos que pueden permitirles vivir por mucho tiempo, y eso afectará al empleo, las familias, la planificación de la jubilación… será un fenómeno inédito en la sociedad”.

En otras palabras, la mayoría vivirá más de cien años, lo que será necesario por parte de todos hacer planes para la segunda mitad de nuestras vidas. Los gobiernos tendrán que retrasar la edad de jubilación e inevitablemente el acceso a una pensión estatal. Supongo que esta suposición sigue siendo válida después de la pandemia.

La edad adulta o tardía, referida comúnmente como vejez, aunque me parece más respetuoso hablar de senectud, puede ser vista como un regalo y como una oportunidad. Una destacada filósofa y escritora contemporánea que se ocupó de este fenómeno fue Simone de Beauvoir (1908-1986), precursora del feminismo moderno.

Cuando Beauvoir publicó La Vejez en 1970, la estimación de vida para los ciudadanos de Francia era de 65 años. Los planes de pensiones, como producto financiero, no estaban disponibles. tampoco existieron residencias para la tercera edad, y algunos ancianos que padecían alzhéimer o demencia senil eran ingresados ​​en clínicas psiquiátricas, a veces junto a pacientes que sufrían trastornos mentales severos.

Beauvoir aborda el tema de la senectud desde una perspectiva filosófica parecida a la que adoptan otros pensadores. Por ejemplo, Montaigne explicó que llegar a ser mayor es un “privilegio” y un “gran favor” que se nos da. El filósofo francés del siglo XVI, que contaba en sus diarios cómo en una ocasión estuvo al borde de la muerte, animaba a sus lectores diciéndoles:

“La muerte es tan solo un mal momento al final de nuestra vida”.

Y añadía:

“Si no estás preparado para afrontar la muerte, no te preocupes; la Naturaleza te enseñará cuando llegue la ocasión, completa y adecuadamente. Hará el trabajo por tí, no te preocupes al respecto”.

Séneca y el sentido de la vida

Por su parte, Séneca , el pensador de la Roma antigua, que fue preceptor de Nerón hasta que el emperador le obligó a suicidarse, insistía en dar sentido a la vida durante todas sus etapas, especialmente la senectud, en adquirir conciencia de nuestra experiencia, aunque albergaba dudas sobre la posibilidad de conseguirlo.

Como estoico, sostenía la conveniencia de despegarse de las cosas materiales y fortalecer la entereza de espíritu. Explicaba que si uno se siente deprimido o aburrido cuando se retira, basta con mirar alrededor y asombrarnos de cuán variado y sublime es nuestro mundo. Séneca confiaba en el consuelo que procuraba la contemplación de la naturaleza. Pero también insistía en la necesidad de tomar parte activa en el conocimiento de las cosas y de dar sentido a la vida propia.

La actitud optimista de Cicerón

Por su parte, Cicerón , el pensador y senador romano, tiene una actitud abiertamente optimista ante la senectud. Explicaba que podemos compensar el declive de nuestras facultades físicas ejercitando las mentales e intelectuales. Utilizaba la analogía del capitán de una nave, generalmente mayor que su tripulación, al cual respetan por sus méritos y conocimientos, aunque no sea capaz de subirse al mástil como haría el grumete más joven.

En el caso de Beauvoir, el enfoque sobre el fenómeno de la senectud es distinto, y utiliza la misma aproximación que cuando trata el feminismo. De hecho, Beauvoir explicó que La vejez era el contrapunto de su obra clásica, El segundo sexo , aunque estructurado de una manera muy parecida.

En su opinión, aunque la senectud es una edad de declive biológico, no entraña por sí mismo un sentimiento de opresión. Es más bien el significado que la sociedad atribuye a las últimas etapas de la vida lo que la hace opresiva. De forma análoga a cómo sucede con las mujeres, los viejos son “los otros”. En su opinión, se trata de un significado puramente cultural, que cada sociedad atribuye en función de sus prácticas y costumbres.

Respeto reverencial a los mayores en algunas culturas

Por ejemplo, explica Beauvoir, en algunas civilizaciones los mayores reciben un respeto casi reverencial, porque son los interlocutores con los dioses y los depositarios del legado de antiguas generaciones.

En países de Asia Oriental como China y Japón se percibe claramente este respeto hacia los mayores en el protocolo de actos sociales, el tratamiento formal e incluso en las iniciativas destinadas a su atención y cuidado.

Sin embargo, en las sociedades capitalistas –aquí se pone de relieve la visión marxista de Beauvoir–, donde existe una evolución y cambio rápidos, y se transforman velozmente las circunstancias en el trabajo y las empresas, poseer experiencia pierde su valor, y los jubilados sin una ocupación que genere rentabilidad para el capital pierden su identidad social.

Y agrega que la jubilación raramente oportunidades proporciona para desarrollar una identidad personal. Mas bien, durante el retiro los jubilados “pierden el lugar en la sociedad, pierden su dignidad y casi la existencia”. Y concluye que el tratamiento hacia los mayores revela el fracaso de nuestra civilización.

Desgraciadamente, durante la pandemia hemos comprobado el tratamiento marginal que se da a los mayores en muchos casos. Sin embargo, cincuenta años después de la publicación de La vejez , hay que reconocer que las condiciones para la tercera edad han mejorado decididamente en los países desarrollados.

La esperanza media de vida se sitúa entre los 70 y 73 años, como comentaba, gracias a los progresos de la medicina, de la biología y la tecnología. Cada año natural ganamos tres meses más de vida, y eso sin contar con que se produciría algún gran salto o descubrimiento que prevenga o retrase los efectos de patologías como el cáncer, lo que prolongaría mucho más nuestras Vidas.

Tres grandes cuestiones que hay que afrontar

No obstante, a pesar del alargamiento de las expectativas de vida, y el consiguiente retraso de la edad de jubilación en muchos países, todavía existen al menos tres grandes cuestiones que terminaron a la población sénior y que no parecen resultados satisfactorios.

  • En primer lugar, reinventar la idea de jubilación y los planes de pensiones, así como rediseñar el sistema de asistencia a los mayores para que les proporcione una vida digna y satisfactoria.Los sistemas de pensiones y el cálculo de las edades de jubilación fueron diseñados en otra época, y los expertos coinciden en su inviabilidad. Como he propuesto en mi libro Global Leaders , una de las soluciones a la reinvención de la jubilación sería pensar, para los mayores de 65 años, en trabajos con dedicación flexible, parcial, enfocados a sus habilidades características, que se combinan con programas de formación para adaptarse al nuevo entorno de las tecnologías. Las empresas pueden participar muy activamente en estas iniciativas, que no deben entenderse únicamente como una competencia de los gobiernos.Una de las características que más admiro de las empresas de China o Japón es el respeto que mantienen por los trabajadores jubilados, a los que en ocasiones asignan específicamente un vicepresidente o un departamento corporativo, así como recursos específicos para su atención y cuidado.
  • En segundo lugar, otro de los retos para las empresas es la integración de las distintas generaciones dentro de la cultura organizativa, y el desarrollo de sinergias que combinan el talento complementario entre ellas.Dentro de pocos años, el retraso de la edad de jubilación resultará en la convivencia de cinco o más generaciones dentro de la misma empresa, y supondrá una amenaza, o quizás una oportunidad, para los gestores del talento y para la alta dirección.Una solución a este reto pasa por la educación, la formación continua y la formación interna en la empresa. Esa formación es la que puede facilitar la recuperación de la identidad personal, que echaba en falta Beauvoir, y con ella el respeto social. Un tipo de programa que veremos crecer en este contexto es el “ reverse mentorship” (mentores inversos), donde trabajadores jóvenes asesoran a los mayores sobre habilidades digitales, manejo de la tecnología o de las redes sociales, así como las nuevas formas de aprender y entender el mundo de las nuevas generaciones. En reciprocidad, los mayores trasladan su experiencia, su saber y su red .
  • El tercero de los retos es la implementación de una cultura de inclusión, donde los estilos, ideas, modas o visiones de la población más sénior formen parte del mainstream cultural de la sociedad. Por utilizar un ejemplo concreto, podrían promoverse más representantes de generaciones mayores en los anuncios de moda o de productos de consumo, o en películas de cine, novelas y otros productos culturales que no estén relacionados únicamente con el disfrute del retiro o con productos médicos.Creo que esta integración se producirá de manera natural, y no hace falta tomar medidas extraordinarias, porque la inversión de la pirámide demográfica, en la mayoría de los países desarrollados, resultará en un cambio de la población de consumidores de todo tipo de productos.Las empresas que quieran tener éxito tendrán, no obstante, que adapten sus productos y servicios a este segmento del público.

Gracias al movimiento feminista, impulsado por filósofas como Beauvoir, las diferencias entre hombres y mujeres, en la sociedad y en el trabajo, se han reducido con mucho, aunque todavía queda mucho por hacer.

¿Será necesario un movimiento similar para la integración social plena de la tercera edad, o incluso una revolución encabezada por líderes senior? Quizás la exigencia reciente de contar con más oficinas bancarias físicas para atender a los mayores sea una manifestación de esta reivindicación.

¿O quizás necesitamos más filósofos como Beauvoir, Cicerón, Montaigne o Séneca, que formulen soluciones para la integración social de los veteranos?

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¿Cómo “vivir el presente” en la madurez?

Vivir el presente es más difícil en la madurez porque nuestra mente se empeña en enfocarse en nuestro pasado, que a veces nos mortifica con aflicciones y arrepentimientos, o en nuestro futuro, que nos crea miedo y ansiedad por cosas que, a lo mejor, nunca sucederán.

Dos ejercicios y una “receta diaria”.

Como dice Eckhart Tolle en su libro “El poder del ahora”, vivir en el presente es importante en todas las etapas de la vida y vale la pena porque el “ahora” es lo único que tenemos y es real.

Sin embargo, cuando estás transitando la Tercera Edad, o sea desde que cumpliste sesenta años y antes de que te consideres y actúes como viejo/a (Cuarta Edad), vivir el presente tiene mucha mayor significación y es aún más difícil.

La mayor significación resulta que el tiempo pasa más rápido y, por ende, no podemos dejar de aprovechar cada día.

Tengamos presente que la infancia es una época de días largos donde se acumulan las impresiones nuevas, las experiencias que son novedades. Cuando somos niños son todas las primeras veces, las primeras cosas. Todo lo que ocurre nos sorprende.

Cuando somos niños, a los diez años, un año nos parece muy largo porque es la décima parte de nuestra vida (o menos aún desde la conciencia).

En cambio, si tenemos 60 años, un año es la sexagésima parte de nuestra vida, y nos pasa muy rápido. Los días se aceleran.

Además, en la madurez, pocas cosas nos sorprenden y a veces vivimos como en un permanente “deja vú” porque los días se han ido repitiendo bajo distintas capas pero con los mismos contenidos.

Y vivir el presente es más difícil en la Tercera Edad porque nuestra mente se empeña en enfocarse en nuestro pasado, que a veces nos mortifica con aflicciones y arrepentimientos, o en nuestro futuro, que nos crea miedo y ansiedad por cosas que, a lo mejor, nunca sucederán.

La clave para vivir el presente es estar muy atentos a nuestro cuerpo, a nuestras emociones, a nuestros sentimientos, a nuestros pensamientos y dedicarnos a contemplar todo lo que nos rodea y lo que aparece en nuestro camino.

Es fundamental atender al “proceso”, que es el presente donde estamos la mayoría del tiempo, más que al “resultado”, que está en el futuro y cuando llega, dura un instante antes de buscar otro objetivo.

Un primer ejercicio consiste en hacer de cuenta que estamos de viaje, en un lugar nuevo que no conocíamos, donde los días se hacen muy largos y está comprobado que una semana afuera equivale a un mes en nuestra casa. Es que en los viajes tenemos los “poros abiertos” y nuestros sentidos están atentos a todas las percepciones.

En cambio, en la rutina, vivimos como sonámbulos, en “piloto automático”, viendo pasar los días sin disfrutarlos.

Un segundo ejercicio es el de vivir cada momento como si fueras alguien que ya ha muerto a quien se le permite regresar al mundo de los vivos para volver a vivir su vida por un día. ¡Seguro que lo aprovecharías al máximo de la mañana a la noche!

Además de eso, la “receta diaria” que te propongo, que no es propia sino tomada de estudiosos y especialistas, busca ayudarte a construir una “rutina del presente” y es la siguiente:

1. -Despierta unos minutos antes de la hora de levantarte para tomar conciencia de la dicha de estar vivo.

2.-Haz todo despacio, sin prisa, sin pensar en lo que sigue y disfrutando lo que tenés entre manos.

3.-Observa atentamente, al andar por la calle, a cada cosa y a cada persona que aparecen a tu lado como si fuera la primera vez.

4.-Trata como ‘personas’, y no como cosas del paisaje, a quienes te rodean, a los que ves en la calle, a los que te atienden diariamente

5.-Descubre y contempla la belleza del mundo que te rodea. Encuéntrala en tu casa, en tu barrio, en tus tareas, en tu ciudad.(sacar fotos es buen ejercicio).

6.-Ayuda a quien veas en la calle que lo necesita. Haz un acto solidario, una acción para un ‘mundo mejor’.

7.-Conoce gente nueva. Conversa con desconocidos.(utiliza técnicas de acercamiento)

8.-Busca cosas, temas y lugares nuevos. Cambia tus rutinas.

9.-Dedica un tiempo para llamar por teléfono o para encontrarte y charlar con un amigo. En lo posible, con alguien que hace mucho que no ves.(hacete un listado)

10.-Escucha atentamente e investiga ideas nuevas o distintas a las tuyas. Busca superar prejuicios.

11.-Haz las tareas que te toquen de la mejor forma posible de modo de que sean útiles y puedas sentirte orgulloso/a.

12.-Permítete un momento para “fluir”, jugar, cantar, bailar, relajarte y/o gozar.

13.-Di “te amo”. Abraza y besa a tus seres queridos.

14.-Sonríe todas las veces que sea posible.

15.-Agradece, pide permiso y discúlpate según corresponda.

16.-Busca un momento de interioridad, de reflexión, de oración y/o de meditación para estar con vos mismo/a.

No pretendo que desde mañana practiques los ejercicios y cumplas todos los pasos de la “receta diaria”, pero sí espero que reflexiones sobre el tema y que, de a poco, vayas restando lugar en tu mente al pasado y al futuro, y dando mayor lugar al presente en tu vida.

En definitiva, que puedas cumplir la máxima del poeta Horacio

“Aprovecha el día. No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños…”.

“CARPE DIEM”.

PD. Podés encontrar otras notas sobre mayores de 60, además de cuentos, crónicas y frases en este blog: eduardofavierdubois.blogspot.com

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“El edadismo afecta la cognición y puede restar años de vida”

Entrevista al Dr. Pablo Bagnati. Médico psiquiatra. Coordinador de Neuropsiquiatria en el Servicio de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología de FLENI (Belgrano). Docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Miembro fundador del grupo Madurez Activa y Saludable.

El médico psiquiatra es miembro del grupo Madurez Activa y Saludable, que busca visibilizar la discriminación hacia las personas mayores. Apunta a promover acciones para cambiar el paradigma.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al período comprendido entre 2021 y 2030 como “la década del envejecimiento saludable”. El desafío es apuntar hacia la plenitud en materia de salud física, psíquica, de participación social, de rendimiento cognitivo y de afecto positivo que puedan tener las personas durante su vida útil.

Este objetivo se impone ante una realidad imparable: más del 90% de las naciones del mundo va a poder envejecer, ya que cuentan con una esperanza de vida promedio mayor a los 65 años. Por lo tanto, los países deberán contar con acciones para la “nueva vida” de los individuos después de los 60 años y dejar de equiparar a los adultos mayores como “la clase pasiva” o a la vejez como sinónimo de enfermedad, ya que esto puede llevar al edadismo, que es la discriminación por la edad cronológica.

Desde la Facultad de Medicina de Mar del Plata (UFASTA) fundamos un grupo para trabajar sobre el edadismo. Se denomina Madurez Activa y Saludable y está compuesto por el doctor Jesús Vázquez (médico clínico consultor, promotor del tema y creador del grupo), Alejandro Cristaldi (médico clínico y profesor de Geriatría), el licenciado Horacio Santángelo (psicólogo y docente de la Universidad de Mar del Plata), la trabajadora social Paula Lubrano, el abogado Humberto Echegaray y yo, que soy médico psiquiatra.

Nuestro grupo tiene como objetivo difundir cómo el edadismo afecta la salud cognitiva y el bienestar de forma cuantificable y puede restar años de vida. Buscamos:

  • Gestar conciencia en la gente de que el edadismo puede influir en decisiones restrictivas para los adultos mayores, afectando su calidad de vida.
  • Promover acciones y políticas públicas que incluyan al adulto mayor en la comunidad, en su mejor y más sostenida integración con ella, desde el punto de vista social, laboral, y de acceso pleno a las actividades que la vida moderna proporciona.
  • Trabajar en la prevención de la salud física y cognitiva del adulto mayor.

Lejos de tener un objetivo combativo, de queja, punitivo, o pretender un rejuvenecimiento forzado de esta franja etaria, el objetivo de nuestro grupo es visibilizar este fenómeno en la gente, y así colaborar con transformación inclusiva y de visión activa positiva del adulto mayor.

Conceptos básicos

• La palabra “ageism” o edadismo en castellano fue acuñada en 1968 por el gerontólogo y psiquiatra estadounidense Robert Butler, quien se basó en los términos sexismo y racismo. El autor lo describió como “la discriminación de las personas mayores por razones de edad cronológica”

• La estigmatización no solo se produce fuera del grupo, sino que también tiene lugar dentro del mismo y así se potencian sus efectos negativos.

• Una revisión realizada por investigadores de la Universidad de Yale en 2020 reflejó quela discriminación por edad condujo a resultados de salud significativamente peores en el 95,5 % de los estudios y en el 74,0 % de las 1159 asociaciones de discriminación por edad y salud examinadas. De hecho, estudios muestran que los adultos mayores que tienen un objetivo tras la jubilación y se encuentran motivados viven 7,5 años más. Por ello se dice que el edadismo y sus consecuencias están asociados a mayor mortalidad.

• El temor de las personas más jóvenes a la discapacidad, la dependencia y la muerte son las principales causas del edadismo. Segregar y rechazar a los mayores son mecanismos de afrontamiento que no permiten a los más jóvenes pensar en su propia vejez y muerte.

• En el edadismo se reúnen determinadas ideas, creencias, actitudes y prácticas basadas en los estereotipos sobre la ancianidad, que pueden provocar discriminación y maltrato, con la consecuente exclusión de las personas mayores. Los estereotipos representan imágenes simplificadas sobre las personas o determinados grupos sociales, lo que lleva a tratar al grupo como si fuera homogéneo, cuando en realidad no lo es. (Por ejemplo, no es lo mismo una persona de 75 años que realiza actividad física que una que no la hace).

• Los estereotipos que originan esta forma de discriminación generan una imagen social negativa de las personas mayores. En este caso, se asume que los adultos mayores están en un proceso de decadencia, que se concretaría en una progresiva e irreversible reducción de sus capacidades físicas, mentales y sociales. De esta manera, el edadismo engloba una serie de creencias, normas y valores que pretenden justificar la discriminación de las personas según su edad.

• Dentro de las negligencias o malos tratos a los adultos mayores, se observan prácticas muy heterogéneas que los afectan integralmente:

-Malos tratos psíquicos. Puede ocurrir cuando se utiliza lenguaje que ridiculiza a los mayores de edad con términos como “papito”, “mamita”, “viejo”. También cuando concurren a una consulta médica y el profesional se dirige al acompañante más joven sin tener en cuenta al paciente en la conversación.

-Malos tratos económicos. Ellos incluyen el uso indebido e ilegal de los recursos económicos sin su consentimiento, alegando “falta de autonomía”; los engaños y las estafas, así como también la falta de empatía con los aspectos financieros.

-Maltrato arquitectónico. Como falta de rampas u otras medidas de accesibilidad. Para subsanarlos hay defensorías dentro de las ciudades.

• El edadismo se manifiesta de distintas formas, entre ellas:

-Formas institucionales. Se expresan en servicios, normas y prácticas como la jubilación obligatoria, el no tener en cuenta a las personas mayores en los estudios de investigación clínica o en separarlas de las instituciones exclusivamente por razones de edad.

-Formas intencionales. Pueden incluirse la publicidad y los medios de comunicación masiva, que en general basan su accionar en los estereotipos de las personas jóvenes, al considerar de forma errónea que el consumo es exclusivo de dichos grupos etarios.

-Formas no intencionales o involuntarias. Ejemplos son la ausencia de procedimientos para asistir a las personas mayores en situaciones de emergencia, o la falta de señalamientos viales y dispositivos que permitan mejorar la visión, la audición y el equilibrio, que en estas personas en general se encuentran deteriorados.

-Formas pasivas o encubiertas. Un ejemplo de ello puede ser una película que muestra solo a las personas jóvenes que habitan una localidad y no se muestran niños, bebés o personas de edad avanzada en la zona, para generar la sensación de que el lugar es “joven y romántico”.

-Formas asociadas al aspecto sexual. La discriminación, en este caso, se basa -entre otras cosas- en la confusión entre sexualidad y genitalidad. Con relación a la sexualidad hay un concepto equivocado en la sociedad según el cual la sexualidad en los mayores no existe, no es necesaria y si sucede, no es normal. Estos prejuicios irracionales están extendidos y deben ser reconocidos y superados.

-Formas dobles. En el caso del sexo femenino tanto el sexismo como el edadismo pueden darse simultáneamente. Esta es una doble discriminación y sus efectos son potenciados por ser las mujeres las que tienen una mayor expectativa de vida y mayor predisposición a padecer enfermedades crónicas en edad avanzada.

Conclusiones

-Se debe sustituir la arraigada “teoría del desapego”, que postula que a medida que el sujeto envejece, se produce una reducción de su interés vital por actividades y objetos, lo cual genera una merma en la interacción social (y que este proceso es normal en el desarrollo del individuo y además es buscado y deseado por él). Esta teoría de la resignación y la declinación irreversible lleva a la marginación y el maltrato. Por ello debe ser reemplazada por el apego y el respeto a las diferencias etarias para construir una sociedad más justa y saludable.

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‘Al’ Blackman cumple 80 años trabajando de mecánico en American Airlines

“Cuando te gusta lo que haces, no es un trabajo”, aseguró el jefe de mantenimiento, de 96 años, cuando fue reconocido por el Guinness World Record.

Homenaje a Azriel “Al” Blackman por su 75 aniversario como mecánico de American Airlines

80 años a cargo del mantenimiento de los aviones de una de las aerolíneas más grandes del mundo —de hecho, la más grande en cuanto a flota—, American Airlines. Eso es lo que lleva Azriel “Al” Blackman, jefe del equipo técnico de mantenimiento de la mencionada compañía en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (JFK) de Nueva York (Estados Unidos).

Blackman se graduó en la Aviation High School de Manhattan cuando apenas tenía 16 años y acto seguido consiguió un trabajo como aprendiz en American Airlines. Por aquel entonces, Blackman cobraba unos 50 centavos por hora. Hoy, Al puede decir que ha trabajado en el mantenimiento de casi todos los aviones que American Airlines ha volado, desde los hidroaviones de la década de 1940 hasta los Boeing 777 actuales.

Un sentido homenaje

Hace cinco años, cuando cumplió 75 años trabajando para American Airlines, el mecánico fue reconocido por el Guinness World Record como el mecánico de una aerolínea con la carrera más larga. Por su parte, la compañía también le dedicó un homenaje. Concretamente, la aerolínea nombró a uno de sus aviones Boeing 777 como el histórico mecánico: Azriel “Al” Blackman.

Otro miembro del equipo de mecánicos, Robert Needham, ha contado que cuando comenzó en American Airlines, Blackman, que era su jefe, acababa de cumplir 45 años en su puesto de trabajo y que pensó: “45 años en una empresa. Eso es algo asombroso”. Hoy, a sus 96 años, Al celebra 80 años en la compañía: “Cuando te gusta lo que haces, no es un trabajo”.