El próximo martes 9 DE MAYO de 2023, a las 20,30 hs. en la Sala Rodolfo Walsh de la “47° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires” (Predio Sociedad Rural) se presentará el libro “BUENAS PRÁCTICAS PARA MAYORES” de Eduardo FAVIER DUBOIS.
Es una nueva obra del autor sobre la longevidad activa, publicada este año por Editorial GALERNA. La presentación estará a cargo del periodista CLAUDIO DESTEFANO en diálogo con el autor.
Luego del acto se firmarán ejemplares y se sortearán libros entre los presentes. La entrada a la Sala es libre y gratuita.
Investigadores definen nuevas claves y metaclaves del envejecimiento y el cáncer
Dos estudios dirigidos por Carlos López-Otín y Guido Kroemer, de las universidades de Oviedo y París, han definido tres nuevas características moleculares y celulares que contribuyen causalmente al envejecimiento humano. Además, en un trabajo paralelo, ambos investigadores han introducido el concepto de metaclaves en el ámbito biomédico y han definido cuatro determinantes comunes al envejecimiento y al cáncer. Estos dos procesos son ampliamente considerados como antagónicos, pero el artículo demuestra que poseen algunos mecanismos equivalentes.
En un estudio publicado el martes 3 de enero en la revista americana ‘Cell’, un grupo de investigadores coordinado por los doctores Carlos López-Otín y Guido Kroemer y que incluye a los doctores Manuel Serrano (IRB, Barcelona), María Blasco (CNIO, Madrid) y Linda Partridge (Instituto Max Planck, Colonia) concluyen que el envejecimiento surgiría de un compendio de doce procesos moleculares que de manera conjunta contribuyen decisivamente al deterioro celular y funcional asociado al paso del tiempo.
Hace una década, estos mismos investigadores definieron por primera vez las denominadas claves del envejecimiento publicadas en un artículo titulado ‘The hallmarks of aging’ (‘Cell’, 2013). En este primer estudio, los autores presentaron una visión integradora de las numerosas alteraciones subyacentes al desarrollo del envejecimiento agrupándolas en torno a nueve factores comunes clasificados en tres categorías: primarios, antagonistas e integradores.
Las 12 claves moleculares y celulares del envejecimiento
Los factores primarios son los desencadenantes del proceso e incluyen la inestabilidad genómica, el acortamiento de los telómeros, las alteraciones epigenéticas y la pérdida de la proteostasis. Los factores antagonistas se refieren a las respuestas del organismo dirigidas a mitigar el daño producido por los factores primarios.
En principio, estas respuestas son beneficiosas, pero si se exacerban o cronifican, tal como sucede en la edad tardía, se tornan perjudiciales para el organismo. Esta categoría incluye la desregulación de los sensores nutricionales, la senescencia celular y la disfunción mitocondrial.
Finalmente, los factores integradores son los principales responsables del fenotipo senescente e incluyen el agotamiento de las reservas de células progenitoras y las alteraciones en los mecanismos de comunicación intercelular.
Ahora, diez años después de esta contribución pionera, los continuos y fascinantes avances en el estudio del envejecimiento han llevado a este grupo de científicos a incorporar tres nuevas claves que han alcanzado la importancia causal suficiente para poder ser consideradas como esenciales en el desarrollo de este complejo proceso biológico: las alteraciones en la autofagia (eficiente proceso de reciclado celular y molecular), la inflamación crónica (de baja intensidad, pero de notables consecuencias para el organismo) y la disbiosis (la pérdida del diálogo adecuado entre el genoma humano y el de todos los microorganismos que nos cohabitan).
En estrecha relación con este artículo, la revista ‘Cell Metabolism’ publicó también otro trabajo de López-Otín y Kroemer en el que se introduce el concepto de metaclaves en el ámbito biomédico y se definen cuatro determinantes comunes al envejecimiento y al cáncer.
Estos procesos son aparentemente antagónicos, pues el envejecimiento representa una pérdida continuada de la eficiencia biológica, mientras el cáncer supone una ganancia aberrante de células que se convierten en entidades egoístas y agresivas hasta comprometer la vida del organismo.
Sin embargo, la disección detallada de las bases biológicas de ambos procesos ha llevado a Carlos López-Otín y Guido Kroemer a proponer la existencia de cuatro mecanismos comunes al envejecimiento y al cáncer: la inestabilidad genómica, las alteraciones epigenéticas, la inflamación crónica y la disbiosis.
El trabajo, en el que también han participado Lorenzo Galluzzi (Weill Cornell Medical Center, Nueva York), David Roiz (Universidad de Oviedo) y Federico Pietrocola (Instituto Karolinska, Estocolmo) define además de estas metaclaves una serie de claves antagonistas y ambivalentes en el envejecimiento y el cáncer.
Los autores concluyen que la comprensión detallada de los mecanismos implicados en todas estas nuevas claves y metaclaves del envejecimiento y el cáncer permitirá diseñar futuras estrategias de intervención sobre cada una de ellas, de manera que se pueda mejorar la calidad de nuestras vidas y, eventualmente, extender la longevidad.
Igual que los músculos, el cerebro necesita hacer ejercicio. Hoy les compartimos qué actividades practicar para tener un buen estado cognitivo por el Dr. Daniel Lopez Rosetti.
No jubile su cerebro. ¿Vio lo que hace la actividad física con nuestros músculos? La actividad física, el ejercicio físico, mantiene el tono muscular y eso hace que uno se sienta mejor, podrá subir más fácil las escaleras, hasta sabe que moverse le hace bien a su mente. Si uno no hace actividad física, ¿qué sucede con los músculos? Se atrofian. Es muy fácil, lo que no se mueve se oxida.
Lo mismo pasa con nuestro cerebro. ¿Cuál es la actividad del cerebro? Pensar, imaginar, crear, alternar pensamientos con otra persona. ¿Cuál es el jogging o ejercicio cerebral? Es aprender. Aprender cosas, cualquiera, cosas nuevas.
Puede jugar ajedrez si le gusta, pero es lindo si aprende también otro juego porque trabajan otros circuitos del cerebro. Juegue ajedrez si nunca jugó. Si juega ajedrez toda la vida y dice “bueno, me hace pensar, me hace bien”. Siga jugando porque le gusta, pero no le va a desarrollar las neuronas. Porque las neuronas del ajedrez ya se desarrollaron. Tiene que hacer algo nuevo.
Las neuronas con como los músculos hay que ejercitarlas para que no se atrofien
Hay que aprender, puede ser un idioma, tejido, pintura, leer, cerámica, manualidades, compartir socialmente, debatir, hacer teatro, baile, un curso de arte, de historia, cine, cualquier área que sea nueva para el cerebro. ¿Y sabe qué sirve también? Leer en voz alta, escucharse. Y lo que lea, reténgalo y coménteselo a alguien. Haga algo nuevo.
Memorice. Haga ejercicios de memoria. ¿Cómo? Y, es un juego. Vaya al súper y acuérdese dónde estaban las galletitas, acuérdese dónde estaba tal marca de tal cosa. Repase el plano del lugar en su cabeza. “Sé que entrando es acá a la derecha, tercer pasillo en la parte superior…”, y así.
Lo que sea aprender algo nuevo y sobre todo en relaciones sociales, charlando con otras personas eso es ejercicio cerebral. Con eso las neuronas funcionan mejor, ud va a tener un mejor estado de ánimo, un mejor estado general y muy probablemente menos posibilidades de tener enfermedades neurodegenerativas.
Lo importante es aprender cosas nuevas, leer en voz alta, un idioma, tejido, un curso de historia…
Lo mismo que hace con el cuerpo una persona tiene que hacerlo con su cerebro. Haga ejercicio cerebral, no jubile su cerebro, se va a sentir mucho mejor.
Las neuronas que están dentro del cerebro, también son como músculos. Hay que obligarlas a hacer ejercicio. Y no le estoy hablando a usted que tiene cierta edad, le hablo a las personas de cualquier edad. Pero si los años van pasando, más debe preocuparse uno por practicar el ejercicio neuronal.
También está claro que el ejercicio físico mejora las articulaciones, los fuerza muscular, y disminuye la posibilidad de un accidente cerebrovascular, porque mejora la función del corazón. Disminuye la posibilidad de infarto. Claramente hace bien.
Si uno practica una actividad habitualmente, como el ajedrez, debe seguir haciéndola porque le gusta, pero esas neuronas del ajedrez ya están entrenadas. Aprenda algo nuevo
Por otra parte, hay distintos tipos de memoria y la gente a nosotros, a los médicos, con frecuencia nos dicen ‘me olvido de esto ¿será normal, no es normal?’. Lo primero que digo es, si usted se concentra y se olvida, es un tema de consulta. Mucha gente se olvida de cosas, pero es porque no se está concentrando en el momento que debe grabar o atesorar la información.
La otra pérdida de memoria que habría que tener presente es si usted no se acuerda lo que hizo hoy a la mañana o no se acuerda qué desayunó y le pasa con mucha frecuencia, esa es una pérdida de memoria que puede estar relacionada con un proceso patológico.
Pero lo primero que hay que decir para tranquilizar es que lo más importante en la memoria es la concentración. Ahora, si usted se concentra y no puede después recordar claramente, requiere consulta médica. Le recomiendo que ejercite la neurona, que preste atención a sus neuronas y las entrene. Hay que ejercitarlas todo el día y, afortunadamente, para esto, el gimnasio está todo el día abierto.
¿Cuál es la actividad del cerebro? Pensar, imaginar, crear, alternar pensamientos con otra persona. ¿Cuál es el jogging o ejercicio cerebral? Es aprender. Aprender cosas, cualquiera, cosas nuevas.
*El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540 de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.
Allá por 1970 en Latinoamérica la expectativa de vida era de 60 años. Hoy la cifra asciende a alrededor de los 78. En cincuenta y dos años –un pestañeo para la historia de la humanidad– la expectativa de vida se alargó aproximadamente un 30%. Muchísimo. Esta transición demográfica, es uno de los cambios más significativos de nuestra era.
El concepto cultural lag, hace referencia a cómo cuando sucede un cambio físico-social drástico, a la cultura le lleva mucho tiempo incorporarlo. La forma en que nos asignamos roles, permisos, espacios y actividades, no incorporó ese 30% de vida que logramos rápidamente. Nuestros marcos mentales todavía se corresponden con aquel mundo de vidas más breves.
El edadismo–discriminación por estereotipos basados en la edad–, es la tercera forma de discriminación tras el machismo y el racismo, los sesgos edadistas que indican que ser joven es divertido, interesante o cool mientras que hacerse mayor es convertirse en alguien aburrido triste o menos vibrante, están tan naturalizados que muchas veces no los reconocemos en los demás ni en nosotros mismos.
Las culturas corporativas son una expresión de la sociedad en la que están inmersas: una que está recién asimilando el crecimiento de la expectativa de vida y en donde se empieza a visibilizar la discriminación por edad. Por eso no sorprende cómo todavía en la mayoría de las empresas (hay promisorias excepciones) se suela pensar a los jóvenes como ágiles e innovadores y a los mayores como estáticos y conservadores, como seres no-digitales que van a poner “palos en la rueda”, aunque esta dicotomía sea falsa.
¿Por qué es clave pensar en un management con perspectiva de edad? No hay diversidad e inclusión posible si los 45+ no participan del ámbito empresarial. Incorporar la perspectiva de edad, o Age Managment, significa no solo contratar y retener personas 45+, sino asegurar que todas las generaciones se sientan plenas teniendo acceso a las mismas oportunidades de desarrollo, exposición, aprendizaje y crecimiento a lo largo de toda su trayectoria, es generar un impacto positivo sirviendo a los intereses de la empresa y a los de la comunidad.
Las empresas que incorporen a 45+ estarán mejor preparadas para el mundo que viene: el envejecimiento demográfico está transformando negocios y economías. Una organización que solo contrate jóvenes estará desconectada de su entorno, disminuyendo sus chances de ser relevante.
El Age Management ofrece la posibilidad de ser un agente de cambio, generando espacios reales de inclusión y demostrando que tiene un propósito más grande que (solamente) generar profit. En un contexto donde los sistemas previsionales no alcanzarán y todos necesitaremos trabajar más, una empresa que incluya colaboradores senior estará contribuyendo a una sociedad más sustentable.
Generar una cultura diversa e inclusiva desde lo etario promueve mayor bienestar generalizado y permite a los colaboradores jóvenes tener modelos en los cuales proyectarse a futuro de manera positiva.
La intergeneracionalidad incrementa la innovación: la riqueza que surge cuando las perspectivas, ideas y capacidades de personas de diferentes edades se cruzan, resultan en equipos con más capacidad de resolución de desafíos y amplitud de visión. Los equipos con diversidad generacional fomentan la capacitación, la transferencia de conocimiento y el desarrollo de liderazgo.
La edad no es un factor determinante para realizar una tarea. La edad es un dato más sobre una persona y se conjuga con otros factores, habilidades y capacidades. La invitación es entonces a no usar la edad como un criterio de exclusión, sino como uno de integración positiva, que cuando implique una diferencia real ésta puede ser usada para enriquecer al colaborador y al grupo.
Prefiero abrir preguntas y no cerrar con respuestas: ¿A qué roles, permisos, desafíos, espacios y actividades hoy en tu organización se accede o no de acuerdo con los años que se tenga? Cuando armás equipos de trabajo, ¿asumís que los jefes son mayores que los subordinados? Si la respuesta es sí ¿por qué? Cuando pensás en un puesto entry level ¿pensás en alguien joven? ¿o pensás que alguien 45+ podría ser un buen fit? ¿Cuando pensás en alguien de 45+, ¿asumís que tiene seniority? ¿Por qué? Desde el management, ¿se fomenta el intercambio etario? ¿Qué otras preguntas sumarías a éstas?
*Directora del Programa Ejecutivo de Age Management en Universidad del CEMA.
Entre tantas creencias que teníamos como ciertas, hay una que se desvanece a gran velocidad: la idea de que nos vamos a retirar del mercado a los 60 o 65 años. A partir de esta nueva realidad, la gran pregunta que nos tendríamos que hacer es: ¿por cuánto tiempo vamos a trabajar? Y la respuesta es: por lo menos, hasta los 80.
Es que se está viviendo una profunda transición y una constante evolución jamás antes vistas. En el libro Vivir hasta los 100 años, Lynda Gratton y Andrew Scott nos invitan a dejar de pensar en el retiro profesional entre los 55 y 65 años, en tiempos en los que a partir de esa edad todavía queda mucha vida útil.
Lo que debemos hacer es pensar una larga vida como una oportunidad para la reestructuración de las carreras profesionales, las finanzas, las relaciones, el ocio y el bienestar. En otras palabras, tendremos que rediseñar la vida. Muchas veces, cuando se habla de estos temas, la respuesta es que no nos prepararon para esto o que nos gustaría que todo siguiera como hasta ahora.
La realidad es que estamos viviendo la mayor transformación de la historia a un ritmo muy acelerado. Y no hay vuelta atrás: la invitación es a evolucionar.
La prolongación de las etapas laborales es un hecho y el pasar por distintas fases (de vida corporativa, de emprendedurismo o de profesional independiente, entre otras) ya es un hecho. Lo que hasta hace unos años era recorrer un camino lineal, es una invitación a estar abiertos a pensar de manera orgánica, a ser flexibles y a transitar distintos roles y modalidades de trabajo.
Ahora bien, ¿cuáles son los aspectos que deberíamos repensar? 1) Entrenamiento y aprendizaje constantes; 2) buscar un propósito y hacer que lo que hagamos tenga un sentido, elegir experiencias que nos enriquezcan y nos transformen, cuidar la salud física y el bienestar; 3) pensar las finanzas a largo plazo; 4) velar por el balance entre vida y trabajo; 5) ampliar y diversificar la red de contactos, pensar cómo podemos aportar en la sociedad y formar parte de un esquema más colaborativo, y 6) adoptar un mindset de crecimiento, es decir, una apertura a nuevas formas de pensar y de ver la realidad que implique estar abiertos al aprendizaje durante toda nuestra vida.
Por supuesto que, el hecho de que crezca la expectativa de vida, además de impulsar el rediseño de la vida de las personas, obliga a pensar de qué manera van a repensar sus planes educativos las distintas instituciones, cómo se van a preparar las empresas para incluir a la población de adultos y cómo van a trabajar en el entrenamiento constante de las habilidades y el conocimiento de sus colaboradores. Además, ¿cómo se va a involucrar el Estado en esta temática que nos engloba e involucra a todos?
Lo importante es que recordemos que la vida es una sucesión de momentos y depende de nosotros la forma en que la transitemos, porque realmente no hay una fecha límite para lograr las cosas. Por eso, es importante enfocarnos en el progreso y seguir dando pasos en el camino sin olvidarnos de disfrutar del recorrido.
Este nuevo paradigma nos iguala a todos, ya que a todos nos llegó la transformación y vamos a tener que aprender, desaprender y reaprender a lo largo de nuestra vida de manera constante. Por eso, hoy todas las personas tendrían que pensar su reinvención profesional.
Por último, la propuesta sería hacernos estas preguntas, ¿cómo vamos a elegir vivir esta evolución constante? ¿Qué acciones y creencias estamos dispuestos a incorporar? ¿Cómo estamos pensando nuestra empleablidad, nuestro progreso y nuestra transformación?
España es uno de los países en los que más se desarrolló este modelo. La primera cooperativa, en Málaga, tiene veinte años y actualmente hay 14 experiencias de “comunidades colaborativas autogestionadas” y cientos en proyección. En la Argentina hay un solo antecedente, gestionado como mutual, y un proyecto estatal de 100 complejos habitacionales para mayores de 60.
“Viejos son los trapos”, decían las abuelas del siglo pasado. Eran mujeres que en algunos casos no llegaban a los 50 años, pero ya pertenecían a esa porción de la sociedad que recibía a hijos y a nietos los domingos y se dedicaba, mayormente ellas, a lo que hoy se identifica como tareas de cuidado. Mientras, los hombres leían el diario y jugaban ajedrez o bochas en la plaza. En el mejor de los casos, claro. Porque muchos debían resignarse a dejar su casa y mudarse a un geriátrico, con todas las implicancias negativas que esto tenía —y aún tiene— en la mirada social.
Hoy se habla de adultos mayores o de personas de tercera o cuarta edad para representar a quienes, luego de cumplir los 60 o 65 años, se retiran de la vida laboral activa y aún tienen, si la buena salud acompaña, una perspectiva futura de dos décadas. En este contexto, las denominadas cohousing senior aparecen como una alternativa a los geriátricos para transitar estos últimos años de vida con autonomía y sin padecer la soledad, de manera activa acorde a sus posibilidades.
Estas “comunidades colaborativas autogestionadas”, como también se las llama, son complejos habitacionales administrados de manera cooperativa, donde los socios adquieren un derecho de uso de los departamentos que habitan y a la vez cuentan con espacios comunes en los que comparten actividades y servicios, mientras reciben atención y cuidados de parte de personas especializadas.
La Residencia Santa Clara, en Málaga, es producto de un proyecto de la década de 1970, de 16 personas que por entonces tenían treinta y pico. Se inauguró en 2001 y se gestiona de manera cooperativa (Residencia Santa Clara)
La idea del cohousing surgió en Dinamarca y Países Bajos —por entonces, Holanda— en la década de 1970. Los primeros proyectos fueron llevados adelante por grupos de parejas jóvenes que se instalaban en condominios con espacios comunes para practicar la crianza colectiva de sus hijos pequeños. Luego aparecieron las iniciativas pensadas para la tercera edad, que se extendieron en especial en España y Suecia, en su mayoría en pueblos pequeños o suburbios de grandes ciudades.
El caso español
Hace veinte años nacía en Málaga el primer cohousing senior de España. Hoy funcionan 14 y hay cientos en proyección. Se trata del país europeo con mayor desarrollo de esta modalidad, con una activa y creciente participación del Estado en lo que implica, sobre todo, establecer normativas que regulen el sector.
Este año, por ejemplo, la Comunidad de Madrid estableció un “régimen de autorización de viviendas colaborativas para la promoción de la autonomía personal y la atención a la dependencia de personas mayores”, donde se definen los requisitos y estándares de calidad, de acuerdo a la naturaleza y finalidad de este tipo de viviendas. En la redacción de esta normativa participó de manera activa Hispacoop, la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios.
La cooperativa andaluza Los Milagros fue la pionera. En la década de 1970, un grupo de 16 jóvenes de 30 años comenzaron a pensar en cohabitar un lugar que fuera propio para pasar la vejez, como alternativa a un geriátrico tradicional. Pasaron veinte años hasta que fundaron la cooperativa y diez más hasta que terminaron la construcción del Residencial Santa Clara, en la ciudad de Málaga, que inauguraron el 7 de junio de 2001.
En las experiencias de cohousing senior, las personas asociadas tienen acceso a un departamento y a espacios y actividades comunes (Residencia Santa Clara)
Hoy la cooperativa tiene más de 125 socios que conviven en un complejo con pileta, sobre una ladera de los montes de Málaga y a poco más de veinte cuadras del centro de la ciudad. Los socios habitan los 76 departamentos de una superficie de 50 metros cuadrados y amplias terrazas con vistas al mar, donde disfrutan del clima mediterráneo de la Costa del Sol.
Aurora Moreno, fundadora y expresidenta del Residencial Santa Clara, recuerda en una nota de la web de Hispacoop:
“Preocupados por nuestra futura vejez y la calidad de vida que tendríamos el día de mañana, comenzamos a depositar pequeñas aportaciones económicas para poder comprar una finca en el lugar donde nacimos”.
y describe aquel proyecto de vida como:
“una alternativa de futuro con solidaridad.”
En una extensión de cinco hectáreas, la finca posee espacios comunes donde se realizan actividades tan diversas como pintura decorativa, gimnasia, baile en línea, informática, escuela de espalda, taller de memoria, castañuelas y karaoke. También, salidas en grupo para visitar museos o asistir a eventos.
Los departamentos están equipados con cocina, pero en la mayoría de los casos la gente elige almorzar o cenar en el comedor comunitario.
El de Santa Clara es un modelo que, con variantes, se replica en cada una de las experiencias españolas. Todas incluyen un sector para los socios con problemas de salud; los médicos geriatras y el personal asistencial están disponibles de manera permanente.
El esquema de organización también se repite. La propiedad de todo el complejo es de la cooperativa, mientras que los socios adquieren el derecho de uso exclusivo de los departamentos y acceden al uso compartido de los espacios, instalaciones y servicios comunes.
El valor de lo comunitario
Cuando la pandemia de COVID-19 azotó al mundo, estas comunidades le sumaron un sentido a su existencia. En medio de las más rígidas restricciones, pudieron seguir moviéndose por los espacios abiertos de los complejos y continuar con las actividades compartidas.
“El deseo de envejecer con autonomía personal, ser dueño de tu propio destino con independencia de la edad, compartir experiencias y vivir en comunidad, empezar una nueva fase de la vida que puede ser igual de ilusionante, y disponer de servicios que pueden ser necesarios en la vejez, huyendo de cargas familiares y soluciones residenciales clásicas”.
Félix Martín, secretario general de Hispacoop, en un artículo de su autoría, describe la esencia del cohousing senior.
Con estos ejes, resulta evidente que la elección del formato cooperativo no es casual, pues se trata de un modo de gestión basado en la democracia interna y valores como la autoayuda, la autorresponsabilidad, la equidad, la sustentabilidad y la solidaridad.
“Los efectos de la soledad no deseada suelen ir acompañados de tristeza, depresiones, miedos, inseguridades, pérdida de autoestima y de calidad de vida, pensamientos derrotistas, más aislamiento y hasta pensamientos suicidas”
explica Matilde Fernández Sanz, presidenta de la Asociación Contra la Soledad, de Madrid, en su informe Los hogares que necesitan (todas) las personas mayores.
En ese trabajo se hace un recorrido por diferentes alternativas a las residencias tradicionales para personas mayores. A modo de conclusión, la Asociación Contra la Soledad defiende “un urbanismo integrador con entornos accesibles y comunitarios” y destaca “el cooperativismo valiente, comprometido con la construcción de viviendas colaborativas o ‘cohousing senior’”.
El jurista y gerontólogo Josep de Martí, responsable de un portal dedicado al sector de las residencias para personas mayores, conoció por su actividad diferentes formas de cohousing, tanto intergeneracional como sénior, en Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Holanda, Alemania y Austria. Más allá de las diferencias, cuenta:
“Lo que tenían en común era que las personas que convivían habían optado por vivir de una forma diferente, en la que el concepto de comunidad tenía un peso importante”.
Compartir, sí, pero no todo. Tener privacidad, organizar el hogar al propio gusto y disfrutar del silencio, pero no estar en soledad forzada. Ese parece ser el espíritu que ronda las experiencias de viviendas colaborativas: formar parte de una comunidad sin perder la autonomía.
“Quien vive en el cohousing donde vives tú no es tu ‘vecino’, sino más bien un compañero de vida, un miembro de tu tribu”
dice Josep de Martí, y cierra:
“Puedes llevarte mejor o peor, pero sabes quién es parte de tu grupo”.
Las residencias cooperativas españolas están reguladas por el Estado en temas como estándares de salud y calidad; todas cuentan con servicios específicos para adultos mayores (Residencia Santa Clara)
Experiencias locales
En la Argentina, el desarrollo de experiencias de este tipo es todavía incipiente. El primer y único caso es Vida Linda, fundada hace 51 años, cuando un grupo de amigos judíos alemanes compraron un edificio en el barrio de Belgrano. Actualmente, unas cien personas mayores ―no solamente de esa colectividad― habitan los departamentos de uno, dos y tres ambientes distribuidos en 15 pisos.
Vida Linda, en la Ciudad de Buenos Aires, es la única experiencia conocida similar al cohousing senior europeo. Lo gestiona una mutual (Vida Linda)
Como iniciativa pública, está el Complejo para Adultos Mayores de la localidad bonaerense de Tapalqué, que funciona desde 2009 sobre un par de hectáreas destinadas a viviendas sociales para personas de más de 60 años. Los departamentos son independientes pero tutelados. Hay un Centro de Día, una vez por semana asiste personal de enfermería para hacer controles de rutina y quienes allí habitan cuentan con un botón de emergencia.
A comienzos de este año, el Gobierno de la provincia de Chubut inició el proceso de licitación para la construcción de 32 viviendas y un Centro de Día para personas mayores en la ciudad de Comodoro Rivadavia, en el marco de un proyecto a nivel nacional que prevé construir 3.200 viviendas en cien complejos habitacionales, que se adjudicarán en comodato a personas mayores de 60 años, con equipamientos colectivos para actividades educativas, deportivas y de recreación, además de cien centros de atención primaria de la salud y terapéutica.
El Programa Casa Activa, que así se llama, está impulsado por el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, que se ocupará de la infraestructura, en conjunto con el Programa de Atención Médica Integral (PAMI), a cargo de los aspectos asistenciales. A su vez, las provincias o municipios con los que se firmen los acuerdos serán los entes ejecutores.
La discriminación por edad conduce a una salud más pobre, al aislamiento social, a muertes tempranas y cuesta a las economías miles de millones de dólares. La importancia de actuar con rapidez para aplicar estrategias eficaces, según especialistas en la materia.
La discriminación por edad o “edadismo”, se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas.
Según un informe de las Naciones Unidas sobre el edadismo, se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud física y mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida, y cuesta cada año miles de millones de dólares a la sociedad.
En el informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DAES) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), se pide actuar con urgencia para luchar contra el edadismo y realizar evaluaciones e informes sobre este problema con miras a revelarlo como lo que es: una sigilosa pero devastadora desgracia para la sociedad.
La respuesta para controlar la pandemia de COVID-19 ha mostrado lo extendido que está el edadismo: en el discurso público y en las redes sociales se han estereotipado a las personas mayores y a los jóvenes. En algunos contextos, la edad se ha utilizado como único criterio en el acceso a la atención médica y a terapias que salvan vidas y en el ordenamiento de confinamientos.
Alicia Moszkowski es responsable de Group Conseil y representante de Aging2.0, una red internacional que trabaja en la intersección de tecnología y mejora de la calidad de vida de la gente grande
El edadismo se filtra en muchas instituciones y sectores de la sociedad, incluidos los que brindan atención sanitaria y social, así como en el lugar de trabajo, los medios de comunicación y el ordenamiento jurídico. El planteamiento sobre cuestiones sanitarias basado únicamente en la edad está bastante extendido. En una revisión sistemática de 2020 se concluía que en el 85% de los 149 estudios revisados, la edad determinaba quién recibía determinados procedimientos o tratamientos médicos.
Las personas adultas más mayores y más jóvenes se ven a menudo desfavorecidas en el lugar de trabajo, y el acceso a una educación y formación especializada se reduce significativamente con la edad. El edadismo contra los más jóvenes se manifiesta en muchas esferas, como el empleo, la salud, la vivienda y la política, donde sus voces suelen ignorarse o rechazarse.
Para Maria-Francesca Spatolisano, Subsecretaria General de Coordinación de Políticas y Asuntos Interinstitucionales del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, “el edadismo contra las personas más jóvenes y más mayores ocurre con frecuencia, no está reconocido, no se lucha contra él y tiene consecuencias de largo alcance para nuestra economía y sociedad. Juntos podemos evitar este problema. Únanse al movimiento y luchen contra el edadismo”.
“El mayor desafìo es terminar con el edadismo y con el auto-edadismo y construir una sociedad para todas las edades. Aunque a nivel mundial hay una tendencia a gestionar la diversidad generacional como forma de aumentar la creatividad y la productividad, en Argentina todavía es una estrategia incipiente. Reconocer que el prejuicio en contra de las personas por cuestiones de edad es un problema social a solucionar porque es una de las principales causas de discriminación en el mundo”
explicaron en diálogo con este medio Mercedes Jones, socióloga especializada en Longevidad Positiva, y Alicia Moszkowski, abogada, asesora en estos temas y creadora de una comunidad que nuclea a mujeres de más de 50.
Las personas mayores que se ven como una carga para los demás pueden acabar pensando que su vida tiene menos valor y, como consecuencia de ello, son más proclives a la depresión y el aislamiento social (Christin Klose)
Este tipo de discriminación tiene consecuencias graves y amplias para la salud y el bienestar de las personas. Entre las personas mayores, el edadismo se asocia con una peor salud física y mental, un mayor aislamiento social y soledad, una mayor inseguridad financiera, una menor calidad de vida y unas mayores tasas de muertes prematuras.
Se calcula que 6,3 millones de casos de depresión en todo el mundo son atribuibles al edadismo. El problema se entremezcla con otras formas de prejuicios y desventajas, como las relacionadas con el sexo y la discapacidad, lo que tiene un efecto negativo sobre la salud y el bienestar de la población.
“La pandemia ha puesto de relieve las vulnerabilidades de las personas mayores, especialmente las más marginadas, las cuales suelen enfrentarse a actitudes discriminatorias, que se superponen a diferentes obstáculos, por ser pobres, vivir con discapacidades, ser mujeres que viven solas o pertenecer a grupos minoritarios”
sostiene Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Y añade:
“Hagamos que esta crisis marque un punto de inflexión en la forma en que vemos, tratamos y respondemos a las personas mayores, para que juntos podamos construir el mundo de salud, bienestar y dignidad que todos queremos para todas las edades”.
En 2025 se duplicará el número de personas de 60 años o más y, en 2050, esta cifra alcanzará los 2000 millones. La gran mayoría de estas personas vivirá en países de ingresos bajos y medianos (Freepik)
El edadismo cuesta miles de millones de dólares a nuestra sociedad. En los Estados Unidos, por ejemplo, un estudio de 2020 mostraba que el edadismo, en forma de estereotipos negativos y de la imagen desfavorable que tienen las personas de sí mismas por motivos de edad, conducía a un exceso de costos anuales de US$ 63.000 millones en relación con las ocho enfermedades que más gastos generaban. Eso equivale a US$ 1 de cada US$ 7 empleados en esas enfermedades para el grupo de todos los estadounidenses mayores de 60 años durante un año.
En Australia se calcula que si un 5% más de personas de más de 54 años tuviera trabajo, se generarían cada año AUD$ 48.000 millones en la economía del país. En la actualidad hay pocos datos e información sobre los costos económicos que supone el edadismo, por lo que se necesita investigar más para comprender mejor sus consecuencias económicas, particularmente en los países de ingresos bajos y medianos.
“Perjudica a todos, personas mayores y jóvenes. El problema es que a menudo está tan generalizado y aceptado —en nuestras actitudes y en políticas, leyes e instituciones— que ni siquiera nos damos cuenta de su efecto perjudicial para nuestra dignidad y nuestros derechos”. “Tenemos que luchar abiertamente contra el edadismo y entenderlo como una violación de los derechos humanos profundamente arraigada”.
dice Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Luchar contra el edadismo
El edadismo puede traducirse en discriminación en muchos aspectos, empezando por el acceso a servicios sanitario (REUTERS)
En el informe se señala que las políticas y leyes contra el edadismo, las actividades educativas en las que se mejora la empatía y se combaten ideas erróneas y las actividades intergeneracionales para reducir prejuicios ayudan todas ellas a reducir el problema del edadismo.
Se alienta a todos los países y partes interesadas a utilizar estrategias basadas en pruebas, a mejorar la recopilación de datos y la investigación y a trabajar juntos para crear un movimiento con el que cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos en relación con la cuestión de la edad y el envejecimiento y para avanzar en el Decenio del Envejecimiento Saludable de las Naciones Unidas.
A comienzos de este año, se presentó la campaña de recogidas de firmas “Plantémosle cara a la discriminación por edad. #StopEdadismo” que se lanzó a través de Change.org con el fin de concienciarnos a todos de esta realidad de nuestra sociedad que está reclamando ponerse en la agenda social y política en muchos países.
“Sensibilizar sobre los procesos de envejecimiento mostrando la diversidad de perfiles de personas mayores, reclamar el mantenimiento de la propia identidad personal a lo largo de toda la vida y más allá de la edad, poner en valor el papel de los medios de comunicación como agentes de cambio ante el edadismo y sobre todo educar. Esas son las herramientas más importantes que tenemos para luchar contra él”
agregaron Jones y Moszkowski.
Y concluyeron:
“Sería ideal que en las escuelas se transmitieran conceptos tales como inteligencia emocional, valoración de la experiencia de los mayores, emprendedurismo, educación financiera, entre muchos otros, para ayudar al real desempeño futuro en la vida. El respeto a los mayores, la valoración de su aporte, el respeto a su trayectoria, son conceptos que deberían aprenderse no solo en el hogar, sino también en la escuela desde temprana edad”.
Los recibieron las siguientes personas, todas en actividad hasta la fecha:
·ARIEL ÁNGEL DASSO, abogado y profesor universitario, 92 años. · LUCIANA TRÍO, empresaria gastronómica , 86 años. · HERIBERTO PRONELLO, ingeniero diseñador de automóviles de carrera, 86 años · JOSEFINA SALAZAR, historiadora e investigadora, 100 años. · CÉSAR ARIEL FIORAVANTI, artista plástico y profesor, 89 años
Los premios fueron entregados por el Comité Ejecutivo del “Instituto Argentino de la Longevidad Activa”, “IADELA” (www.iadela.org) en el Acto de Fin de Año del pasado 17 de noviembre realizado en el Colegio de Escribanos de CABA.
El Congreso acaba de sancionar la ley 27.700, por la cuál se eleva a la categoría de Tratado de Derechos Humanos, con rango constitucional (art. 75 inc. 22 de la CN), a la “Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores”, que fue aprobada por la OEA en 2015 y ratificada por Argentina en el año 2017 (ley 27.360), pero entonces vigente en nuestro país solo con rango de ley interna.
En la Convención, ahora puesta en valor por sobre todas las demás leyes, se consagran una serie de derechos que comprenden los de igualdad, no discriminación por edad, vida, dignidad, independencia, autonomía, participación comunitaria y política, seguridad, trabajo, salud, educación, cultura, esparcimiento, vivienda y acceso a la justicia, entre otros.
¡Una buena noticia para la “longevidad activa”!
Te invito a ver el video de los fundamentos expuestos por el Diputado Juan Martín en el debate parlamentario:
Ingresar a la sexta década de vida no implica el fin del deseo y la productividad. La nueva madurez.
La categoría “adulto mayor” ya no responde a los arquetipos del señor con bastón y de la abuelita del té Mazawattee.
El ingreso a la sexta década de vida tampoco es más un tobogán hacia el retiro, ni la jubilación se ha vuelto el fin de la productividad.
Con los avances de la medicina y la tecnología, que le han permitido al ser humano extender notablemente su expectativa de vida, llegar a la llamada “tercera edad” no implica entrar en tiempo de descuento. Incluso, hasta ese mismo término se encuentra hoy bajo discusión.
Ha nacido la Generación Silver (en referencia al color de las canas), que avanza como segmento de interés para el mercado del consumo, en tanto se resignifica como etapa activa en relación al trabajo, el fitness, los vínculos socioafectivos, la salud y, sobre todo, la sexualidad.
¿Cuáles son las claves de esta nueva madurez que llegó con el siglo XXI?
Con el horizonte más lejos
Estamos viviendo tiempos cambiantes desde el punto de vista demográfico, en particular en America Latina, que se consideró por mucho tiempo “el continente joven”.
Para el año 2090, y según proyecciones de las Naciones Unidas, tendrá un porcentaje de personas mayores de 60 años más grande que Europa y América del Norte (34,40 por ciento).
Difícil de creer, pero de acuerdo a Tsunami LATAM (el mayor estudio comparado hecho sobre la madurez en la región), en los próximos 30 años el porcentaje de latinos mayores de 65 se duplicará, alcanzando el 18 por ciento.
Silver. Usando la metáfora de las canas, ahora los adultos senior se sienten orgullosos de llevar la cabeza plateada.
Está claro que ya estamos viviendo más tiempo. En la Argentina de 1960, la esperanza de vida al nacer era de 65 años. Hoy es de 76. Este aumento se debe a los avances en salud, que incluyen la popularización de los antibióticos y las campañas de vacunación que neutralizaron enfermedades que antes eran mortales.
Hay un dato complementario: las tasas de natalidad vienen en baja en los últimos 40 años.
El resultado: una sociedad donde crece menos el sector infantil y juvenil y, en cambio, se ensancha el territorio de los adultos mayores.
Por lo tanto, es razonable que nos empecemos a preguntar cómo vamos a transitar este período de nuestras vidas, también referenciado como “revolución senior”.
Según Tsunami LATAM, hay consciencia de que podemos vivir no sólo más, sino mejor: el 21% de la gente cree que puede llegar a los 100 años y ocho de cada diez ya planean cómo vivir los momento difíciles de la ancianidad para no depender de nadie.
Según una encuesta, en Latinoamérica, el 21% de la gente cree que puede llegar a los 100 años.
“Gracias a la ciencia, vivimos más y mejor”, confirma Gaba Najmanovich, consultora y analista de tendencias de consumo y marketing.
“Antes, a los 60, los humanos ya éramos viejos, pero hoy, incluso después de la jubilación, se sigue construyendo una vida, no empieza la pasividad.
De hecho, en los países nórdicos o en Suiza, ya se habla de retrasar la edad de retiro, justamente porque conservamos nuestras habilidades y capacidades por más tiempo .
Es que tanto la cognición como las habilidades físicas se mantienen sólidas hasta muy pasados los 70”, apunta Najmanovich.
Belleza. Contra el “edadismo autoinflingido” : no ceder a la discriminación por edad y mostrarse vital.
¿Todos envejecemos igual?
Lo primero que debemos preguntarnos es de qué hablamos cuando hablamos de tercera edad y por qué hoy las definiciones clásicas, a la luz de las fluctuaciones de los ciclos vitales en la sociedad moderna, pueden resultar obsoletas.
“El término tercera edad, que estuvo de moda para referirse a las personas mayores, no surge como denominación para ellas, sino que nace como mirada social de los años en relación al mercado de trabajo, que va a necesitar dividir a la sociedad según el sistema productivo: estudio, trabajo y retiro”, explica Julieta Oddone, socióloga y directora del Programa Envejecimiento y Sociedad de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
“Hay un momento en que se pretende remozar la fuerza de trabajo y es cuando se crea la idea de jubilación, y con eso se va a definir a la tercera edad o la edad del retiro, pero que en realidad no determina ni la vejez ni el envejecimiento”, contextualiza.
Hoy podemos hablar de “vejez diversa”. Las trayectorias no están atadas a las edades como en el pasado, y los roles y expectativas se han flexibilizado. En este sentido, Oddone señala que no podemos hablar de la vejez ni de la tercera edad de una forma normativa e igual para todos.
“En realidad, la vejez es el producto de una historia biológica, pero también de una historia biográfica”, advierte.
“Es decir, depende del desarrollo de la vida en un contexto histórico y social, en una familia determinada, en una situación de pobreza o riqueza, en un ámbito rural o urbano, según las cargas de trabajo que se han tenido… De todo esto resultan distintas maneras de envejecimiento. De ahí el concepto de diversidad en el envejecimiento o envejecimiento diferencial. No existe una vejez uniforme dada la variabilidad que se registra en el proceso”, señala Oddone.
Emma Thompson, actriz silver. A los 63 se animó al desnudo en la película “Buena suerte, Leo Grande” (2022).
El momento es hoy
En la Argentina contamos con una expectativa de vida proyectada para el año 2050 que llega a 82 años.
“La generación X –que abarca a los nacidos en las décadas del ’60 y el ’70– es la primera que tiene ciento por ciento de conciencia de que puede llegar a vivir ochenta años. Entonces, por ende, somos la primera generación que debería estar preparándose para eso. Pero de eso todavía no se habla. ¿Por qué? Porque envejecer es uno de los grandes tabúes que persisten en nuestra época”, advierte Miriam De Paoli, cofundadora de No Pausa (start up dedicada a generar soluciones para el climaterio/ menopausia) y de Data8, (think tank latino-americano que estudia la longevidad en la región).
En la Argentina contamos con una expectativa de vida proyectada para el año 2050 que llega a 82 años.
De Paoli plantea que no estamos hablando de un futuro todavía conjetural sino del presente más rabioso: “Ya estamos viviendo más tiempo y es ahora que tenemos que acompañarlo con mayor calidad de vida”.
Marketing de plata
Si la economía en torno a la Generación Silver fuera un país, hoy sería la tercera del mundo, detrás de la de los Estados Unidos y la de China, según el estudio Tsunami LATAM, y el 40% del consumo mundial corresponde a mayores de 65.
Pese a esto, el marketing senior sigue siendo deficiente –por no decir malo–, y sólo una minoría de las publicidades muestra a personas mayores.
La cultura continúa siendo gerontofóbica, a tal punto de que dos de cada diez latinoamericanos de más de 45 años no se ven representados en el universo de la comunicación y del entretenimiento, también de acuerdo al mismo estudio.
La cultura continúa siendo gerontofóbica, a tal punto de que dos de cada diez latinoamericanos de más de 45 años no se ven representados en el universo de la comunicación.
A su vez, una investigación de 2019 del Geena Davis Institute encontró que sólo el 7% de las publicidades que se presentaron en el Festival Cannes Lions tenían protagonistas mayores de 60 años. Los que más se mostraban, además, eran hombres.
“Hay un trabajo sobre estereotipos de vejez“, aporta Najmanovich, quien asesora a empresas en estas cuestiones.
“Esto implica replantearnos también ideales rígidos como el elogio a la juventud. Al tener la posibilidad de observar a adultos activos, deportistas, cancheros, independientes y hábiles, podemos rediseñar el imaginario de lo que puede ser envejecer”.
Y agrega: “La idea del adulto mayor que necesita ayuda y depende de otros ya perdió vigencia. Rebeldes como Iris Apfel, la diseñadora estadounidense de 101 años que es ícono de la moda, también tienen su parte en esta reconstrucción. Las marcas recién ahora se animan a poner en afiches pelos blancos, sobre todo de mujeres”.
Viejos son los trapos
Se denomina “edadismo” a la discriminación por razones de edad. Según un informe elaborado por las Naciones Unidas, una de cada dos personas muestra actitudes “edadistas”.
La socióloga argentina Mercedes Jones, quien integra el Movimiento Iberoamericano StopEdadismo, señala que este tipo de comportamiento negativo puede ser autoinflingido, en tanto tambien surge de quienes se muestran como los “viejitos” que los otros quieren ver.
“La longevidad positiva es un camino a explorar, no hay senderos ni recetas, y como dicen los especialistas de la Universidad de Stanford, en este momento estamos cartografiando el nuevo mapa de la vida. Nos demos cuenta o no, cada uno de nosotros tenemos altas probabilidades de ser longevos y esta es una aventura individual, familiar y colectiva”, asegura.
Al grito de “¡Viva la Longevidad!”, el Movimiento Iberoamericano StopEdadismo trabaja para concientizar sobre la discriminación que se sufre por la edad, que se suma a las padecidas por el sexo, la clase social, el peso corporal y las discapacidades.
Pareja silver. Moria Casán (76) y Fernando “Pato” Galmarini, de 80 años. Ella confiesa tener sexo con su novio.
“La innovación silver es como una cascada plateada que va transformado el concepto que teníamos de la vejez, gris y negativo, para poner en primer plano el de la madurescencia, ya no el de la vejez y la decadencia”, aclara Mercedes Jones.
Y agrega: “Yo recomiendo hablar de la cuarta edad, y hasta de quinta edad: la tercera edad ya nos queda corta. Las personas súper longevas están acá: no necesitamos ir a las zonas azules (lugares donde la esperanza de vida es más larga), para ver a personas de más de 100 años. En la Ciudad de Buenos Aires hay miles, según un estudio de 2018 de la Universidad Católica Argentina”.
Tecno sexo
La potencia de la Generación Silver se expresa, por ejemplo, en el campo de las relaciones de pareja.
Las apps de citas hallaron una veta de rentabilidad y crecimiento asociada a los seniors que buscan aventuras románticas y sexuales, pero en entornos digitales más amables.
Como una reacción a este escenario, cuarenta y cinco aplicaciones del rubro, entre las que se encuentra Tinder y OKCupid, se aglutinaron en Ourtime, un portal de citas que se caracteriza por apostar al nicho de la nueva madurez.
Es que según un estudio de la consultora norteamericana Choice Mutual de 2021, al menos un tercio de las personas mayores de 55 años tuvo citas a través de servicios virtuales en los últimos cinco años.
Según una consultora norteamericana, un tercio de las personas mayores de 55 años tuvo citas a través de servicios virtuales en los últimos cinco años.
Buscando diferenciarse de las apps que normalmente usan los millennials, Ourtime ofrece perfiles verificados y mayor soporte y asistencia, garantizando la discreción y la seguridad como atractivos.
“Estamos viendo por primera vez a una generación mayor que se anima a hablar de un placer sexual no reproductivo”, explica Miriam Di Paoli, de No Pausa. “Personas para las que el paso del tiempo no significa la muerte en vida de cosas que hacíamos cuando, entre comillas ,éramos jóvenes”.
Lo que esto deja claro es que ni el climaterio ni la andropausia clausuran el deseo y el placer.
“Una mujer podrá dejar de ser reproductiva, pero eso no significa dejar de ser productiva, mucho menos dejar de sentir deseo y de ser deseada. Hoy día ya es bastante más común encontrar oferta y servicios para esa sexualidad madura. Hay varias iniciativas en Europa y en los Estados Unidos mirando exactamente ese público, que muchas veces busca el placer sexual, pero también compañía, una persona para hablar, para charlar”, concluye Di Paoli.
Mujeres que desean
Y si de resignificar el erotismo y la sexualidad post-60 se trata, hay dos series recientes que hablan de esto. Una es Grace and Frankie (Netflix), protagonizada por las estrellas Jane Fonda (84) y Lily Tomlin (83), en la que las protagonistas fundan una compañía de vibradores para mujeres mayores con problemas de movilidad.
Otra es Julia (HBO Max), sobre la vida de la cocinera Julia Child, en donde se muestra el amor, la sexualidad y el erotismo en la edad adulta (y post menopausia) con total naturalidad, abonando la idea de que se puede seguir siendo relevante, trabajar, crear y disfrutar aún en la madurez.
El problema, una vez más, radica en los estereotipos. Según un estudio de la marca Dove realizado en 10 países, incluido la Argentina, el 93% de las mujeres cree que la sociedad tiene ideas equivocadas sobre ellas cuando tienen más de 50 años. A saber:
“No son productivas para la sociedad” (71%).
“No disfrutan del sexo” (72%).
“No se preocupan por su aspecto físico” (70%).
“No tienen una vida social activa” (69%).
Asimismo, el 91% de las argentinas cree que es tiempo de que la sociedad cambie su manera de ver a las mujeres y el envejecimiento, con una mayoría orgullosa de decir su edad.
Menopausia no es pausa. El climaterio no es sinónimo de perder el deseo.
Mirar en positivo
Algo de esperanza puede encontrarse en la reciente reivindicación del paso del tiempo en algunos ámbitos como los de la moda y la belleza, con el uso de las canas, el movimiento “age-positive” (ver hashtags como #agepositive o #sistersilver) y los modelos de la tercera edad.
La cultura pop, lentamente también acompaña, si pensamos en el éxito de series como las ya mencionadas, a las que suma la perspectiva masculina del asunto con El método Kominsky, producción de Netflix protagonizada por Michael Douglas(77), sobre un actor silver que se niega a perder su lugar en la industria del espectáculo.
La vigencia en Hollywood del comediante Larry David (75) y de la actriz Helen Mirren (77), o aquí de Mirtha Legrand, quien a los 95 años ha regresado con su clásico programa de televisión, permiten abrir esperanzas de que la cultura del edadismo empieza a retroceder, también en el show business.
Yo me muestro
Los boomers (quienes fueron jóvenes en los ’60) también se han vuelto tendencia en plataformas jóvenes como TikTok. Es que si sumamos que son personas experimentadas, con buena salud física y mental, y sobre todo, tiempo disponible, la ecuación es evidente.
Ya lo explicaban desde el New York Times hablando de los abuelos de TikTok o “Grandfluencers”, un fenómeno de redes en el que tanto hombres como mujeres mayores comunican, muestran su día a día y marcan tendencia.
¿Quiénes son ellos? Desde figuras de la moda como la ya citada diseñadora centenaria Iris Apfel, hasta personas comunes y corrientes como los Old Gays, un grupo de cuatro varones de más de 60, homosexuales y amantes del nudismo, que hablan de sus novedades –recuperación de operaciones, problemas de salud y otros–, y graban videos con miles de vistas.
Otro colectivo es Retirement House, un grupo mixto e interracial de personas de más de 70 años, que graban videos graciosos, con canciones de moda y bromas.
Preparar(se) el futuro
Si no existe una vejez normativa, sino que depende del contexto personal (variable) y social (en constante cambio), a lo que estamos asistiendo es a una puja generacional por los recursos de la cual todavía no se habla demasiado.
Sobre esto opina Miriam De Paoli: “Hoy, a los 65 años, una persona se siente muchas veces en el auge de sus capacidades. Pero tiene que dejar espacio para los que están viniendo. ¿Cómo vamos a lidiar con ese tema en el futuro? Una persona de 80 años se va a reinventar por lo menos tres veces”.
Esta realidad se inserta en otra, la de las leyes laborales, que también está en el foco del debate.
“Los que tenemos 40 o 50 años ya no vamos a poder jubilarnos de la manera tradicional, y con el aumento de la expectativa de vida vamos a necesitar generar plata por más tiempo, pero también vamos a tener que imaginar cómo va a ser ese espacio que vamos a ocupar en relación al mercado de trabajo. Esta puja intergeneracional por los espacios es para mí uno grandes temas de las próximas décadas”, apunta De Paoli.
Vale resaltar que la empleabilidad de los adutos mayores baja a medida que aumenta su edad, sin corresponderse necesariamente con sus capacidades reales o, incluso, con su potencial.
“Durante la pandemia, los trabajadores de más de 50 años han tenido una mayor incidencia en el desempleo. Y, además, a alguien de esta edad se le hace más difícil encontrar otro puesto laboral. Digamos que suelen ser desempleados de larga duración”, explica Julieta Oddone, la socióloga de FLACSO.
Otros datos para tener en cuenta: el 25% de quienes trabajan en la Argentina son +50, pero 8 de cada 10 búsquedas laborales excluyen a los +45. ¿Qué hacemos con esta falta de sincronía entre oferta y demanda?
El 25% de quienes trabajan en la Argentina son +50, pero 8 de cada 10 búsquedas laborales excluyen a los +45.
Mi cuerpo, mi decisión. Actitud “age positive”, que se complementa con gym.
Por eso, hablamos mucho de la sabiduría senior, pero resta ver si el mercado sabe qué hacer con esa sabiduría. Mientras se ve una apertura en el debate, también atravesamos una constante paradoja: vivimos más, pero a su vez estigmatizamos y marginamos a la sociedad envejecida.
Quizás una clave para pensar esta nueva madurez del siglo XXI es entender que cumplir 60, 70 u 80 ya no marca el fin de nada, y que de hecho, puede ser el comienzo una nueva etapa desde el autoconocimiento, la experiencia, el goce y la proyección.
“No es que las personas no puedan trabajar a los 70 u 80. Por el contrario, muchas lo hacen. Lo que hay que ver es si el sistema económico y el mercado laboral admiten esta mano de obra. Las sociedades en sí mismas no se han pensado ellas mismas como viejas. Hubo viejos en todas las sociedades, pero ésta es la primera vez en la historia que las viejas son las sociedades, y las sociedades aún no están a la altura de los silver que vendrán”