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“ENVEJESER” – Programa de Actualización en Comunicación, Géneros y Sexualidades

El cuadernillo ENVEJESER fue realizado por alumnas del Programa de Actualización en Comunicación Género y Sexualidades (PACGES) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Este resumen tiene como protagonista las voces de las personas adultas mayores. Con el objetivo de sensibilizar y visibilizar las problemáticas en torno a las sexualidades en las vejeces con un enfoque de derechos humanos.

Además, busca promover la imagen de una vejez digna y libre de discriminaciones.

Para más informacion sobre el Programa de Actualización en Comunicación, Géneros y Sexualidades visita este link.

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Especialización en Envejecimiento Activo y Saludable de los Adultos Mayores

Abierta la inscripción a la Especialización en Envejecimiento Activo y Saludable de los Adultos Mayores dictada por la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).


Aquellas personas que se inscriban podrán provenir de los campos de conocimiento de las Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Ciencias de la Salud, Ciencias de la Educación y Ciencias Sociales.

La Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), a través de su Escuela de Posgrado y el Departamento de Actividad Física y Deporte, informa que continúa abierta la inscripción a la Especialización en Envejecimiento Activo y Saludable de los Adultos Mayores para el segundo cuatrimestre del ciclo lectivo 2022.

Para mayor información y consultas visita el sitio oficial UNDAV.

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Los siete hábitos que conducen a la felicidad en la vejez, según un reconocido científico de Harvard

Todos podemos incorporar prácticas muy específicas para hacer que nuestras últimas décadas sean mucho más felices, según Arthur C. Brooks, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard.

Las personas mayores se dividen en dos grupos a medida que envejecen: los que se vuelven mucho más felices y los que se vuelven mucho más infelices.


“Imagínate a ti mismo dentro de 10 años. ¿Serás más feliz o menos feliz de lo que eres hoy? Hago esta pregunta a mis estudiantes de posgrado todos los años. La mayoría piensa que serán más felices. Pero cuando les pregunto sobre su predicción dentro de 50 años, parece mucho menos halagüeño. Tener más de 70 años no suena tan bien para la mayoría de ellos”, escribió días atrás Arthur C. Brooks, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, en su columna semanal en The Atlantic.

Brooks asegura que sus alumnos sorprenden cuando les muestra los datos sobre lo que le sucede a la mayoría de las personas: la felicidad tiende a disminuir a lo largo de la edad adulta joven y la mediana edad, tocando fondo alrededor de los 50 años. Después de eso, vuelve a subir a mediados de los 60. Entonces sucede algo extraño. Las personas mayores se dividen en dos grupos a medida que envejecen: los que se vuelven mucho más felices y los que se vuelven mucho más infelices.

En esta misma época de la vida, muchas personas se dan cuenta de la importancia de haber tomado buenas decisiones financieras en sus primeras décadas. Es más probable que aquellos que planificaron con anticipación y ahorraron puedan mantenerse cómodamente; muchos de los que no lo hicieron, no pueden. Algo similar sucede con la felicidad, como muestra en su nuevo libro, From Strength to Strength: Finding Success, Happiness, and Deep Purpose in the Second Half of Life, el científico social, músico y columnista estadounidense.

“Cada uno de nosotros tiene algo así como un plan ‘401(k) de felicidad’ en el que invertimos cuando somos jóvenes y que disfrutamos cuando somos viejos. Y así como los planificadores financieros aconsejan a sus clientes que se involucren en comportamientos específicos, haga que su ahorro sea automático; piénselo dos veces antes de comprar ese barco: todos podemos incorporar algunos hábitos muy específicos a cualquier edad para hacer que nuestras últimas décadas sean mucho más felices”, aseveró el experto.

Como científico social del comportamiento Brooki dio más de 1400 discursos en la última década en 145 ciudades de todo el mundo. El experto involucra a su audiencia utilizando una combinación de ciencia de vanguardia, sabiduría antigua, filosofía, música y arte.


En 1938, los investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard tuvieron una idea visionaria: contratarían a un grupo de hombres que luego estudiaran en Harvard y los seguirían desde la juventud hasta la edad adulta. Cada uno o dos años, los investigadores preguntaban a los participantes sobre sus estilos de vida, hábitos, relaciones, trabajo y felicidad.

Desde entonces, el estudio se ha ampliado para incluir a personas más allá de los hombres que fueron a Harvard, y sus resultados se han actualizado periódicamente durante más de 80 años. “Esos resultados son un tesoro oculto: observa cómo vivían, amaban y trabajaban las personas entre los 20 y los 30 años, y luego puede ver cómo resultó su vida en las décadas siguientes. Y desde esta bola de cristal de la felicidad, puedes aprender a invertir en tu propio bienestar futuro”, destacó Brooks.

A medida que los participantes del Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard han envejecido, los investigadores los han categorizado con respecto a la felicidad y la salud. Hay mucha variación en la población, pero dos grupos distintos emergen en los extremos. Los que están mejor son los “felices y bien”, que disfrutan de buena salud física, así como de buena salud mental y una gran satisfacción con la vida. En el otro extremo del espectro están los “enfermos tristes”, que están por debajo del promedio en salud física, salud mental y satisfacción con la vida.

“Cuando eran jóvenes -añadió el especialista-, los adultos mayores felices solían haber acumulado ciertos recursos y hábitos en su 401(k). Algunos de estos son, como la riqueza generacional, difíciles de controlar para cada uno de nosotros: tener una infancia feliz, descender de ancestros longevos y evitar la depresión clínica. Sin embargo, algunos están, en diversos grados, bajo nuestro control, y estos pueden enseñarnos mucho sobre cómo planificar el bienestar feliz en la vejez”.

Usando datos del estudio de Harvard, dos investigadores demostraron en 2001 que es posible controlar siete grandes decisiones de inversión de manera bastante directa. “Si quieres ascender a esa rama superior de la felicidad, seguir los siete pasos lo mejor que puedas es la forma más confiable de hacerlo. Haga un inventario de sus hábitos y comportamientos hoy, y vea dónde necesita invertir un poco más de tiempo, energía o dinero para comenzar a moverse en la dirección correcta. Todo el mundo ama un final feliz, especialmente en la historia de su propia vida. Empieza a escribir ese final hoy”, indicó.

Los siete hábitos que conducen a la felicidad en la vejez, según Arthur C. Brooks

Para Arthur C. Brooks, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, la clave de la felicidad en la vejez está en estos siete recursos y hábitos.
  1. No fume, o si ya fuma, déjelo ahora. Es posible que no tenga éxito en su primer intento, pero cuanto antes comience el proceso de dejar de fumar, más años sin fumar podrá invertir en su cuenta de la felicidad.
  2. Cuida tu forma de beber. El abuso del alcohol está fuertemente correlacionado con el tabaquismo en el estudio de Harvard, pero muchas otras investigaciones muestran que, incluso por sí mismo, es uno de los predictores más poderosos de terminar triste y enfermo. Si tiene algún indicio de problemas con la bebida en su vida, obtenga ayuda ahora. Si tiene problemas con la bebida en su familia, no se arriesgue: mantenga ese interruptor apagado. Aunque renunciar al alcohol puede ser difícil, nunca se arrepentirá de haber tomado esta decisión.
  3. Mantener un peso corporal saludable. Consuma una dieta con muchas frutas y verduras y porciones moderadas, pero evite las dietas yo-yo o las restricciones intensas que no puede mantener a largo plazo.
  4. Priorice el movimiento en su vida programando tiempo para ello todos los días y manteniéndolo. Podría decirse que la mejor manera única y comprobada de hacer esto es caminar todos los días.
Según el estudio de Harvard, el rasgo más importante de los adultos mayores felices y saludables son las relaciones saludables.
  1. Practique sus mecanismos de afrontamiento ahora. Cuanto antes pueda encontrar formas saludables de lidiar con las angustias inevitables de la vida, más preparado estará si la mala suerte golpea a los 80 años. Esto significa trabajar conscientemente, tal vez con la ayuda de prácticas espirituales o incluso terapia, para evitar la queja excesiva, las reacciones emocionales no saludables o el comportamiento de evitación.
  2. Seguir aprendiendo. Más educación conduce a una mente más activa en la vejez, y eso significa una vida más larga y feliz. Eso no significa que tengas que ir a Harvard; simplemente se necesita participar en un aprendizaje intencional y de por vida. Por ejemplo, eso puede significar leer no ficción seria como parte de una rutina para aprender más sobre nuevos temas.
  3. Haz el trabajo para cultivar relaciones estables a largo plazo ahora. Para la mayoría de las personas, esto incluye un matrimonio estable, pero otras relaciones con familiares, amigos y parejas también pueden encajar en esta categoría. El punto es encontrar personas con las que puedas crecer, con las que puedas contar, sin importar lo que se cruce en tu camino.
“La mejor manera de maximizar sus posibilidades de felicidad a los 70 es perseguir estos siete objetivos con fervor. Pero si puedes elegir solo uno en el que poner tu corazón, que sea el último”.

“La mejor manera de maximizar sus posibilidades de felicidad a los 70 es perseguir estos siete objetivos con fervor. Pero si puedes elegir solo uno en el que poner tu corazón, que sea el último. Según el estudio de Harvard, el rasgo más importante de los adultos mayores felices y saludables son las relaciones saludables. Como me dijo Robert Waldinger, quien actualmente dirige el estudio, en un correo electrónico: ‘El bienestar se puede construir, y los mejores componentes básicos son las relaciones buenas y cálidas’”, dijo Brooks.

Y concluyó: “Los siete fondos de la felicidad se basan en promedios de la población, lo que significa que, como dicen en los comerciales, sus resultados pueden diferir. Tal vez, por ejemplo, simplemente no puede dejar de fumar. No necesariamente estará condenado a la miseria a los 70 años, pero estará mejor si puede reforzar su felicidad a través de una de sus otras inversiones, por ejemplo, encontrando significado y comunidad en su fe”.

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Longevidad sana ¿Cómo es ir a la facultad a los 70?

Con 71 años y a punto de cumplir 72, Lidia Jacob está cursando a velocidad crucero la última parte de la carrera de Ciencias Matemáticas en Exactas de la UBA. Le faltan solo seis materias para recibirse y en 2020, durante la cuarentena, metió otras seis.

Jacob ya había terminado en su momento la licenciatura en Física y también completó la carrera de Psicología (ambas en la UBA), más un posgrado en Psicoanálisis Lacaniano. “Mis motivaciones principales son dos. En el plano anímico, preferí enfocarme en lo que la pandemia me habilitaba a hacer (cursar online) en lugar de lo que me impedía”, cuenta, “y en cuanto al objeto de estudio, me interesa particularmente teorizar y fundamentar la práctica del psicoanálisis, aquello que sea posible a partir de la escritura de la lógica y de la topología matemática”.

Lidia Jacob (71) estudia Ciencias Matemáticas en Exactas de la UBA.

Por otra parte, en días en los que se debate la eficiencia de los controles de precios como herramienta para moderar la inflación, Israel “Cacho” Lotersztain dice que no hay nada nuevo y muestra fotos de escrituras que tienen 4000 años y hablan de este mismo tema: los reyes se jactan de que en sus gestiones los productos básicos no subieron. Pertenecen a los reinos de la Babilonia unificada por Hammurabi, en el sur del actual Irak, y forman parte de los estudios de Lotersztain sobre arqueología bíblica: está escribiendo una “historia agnóstica” del Antiguo Testamento, para lo cual estudia de manera virtual junto a arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv. El sobrenombre de “Cacho” se lo puso un amigo de la infancia en el inquilinato de La Paternal donde Lotersztain pasó sus primeros años junto a toda su familia emigrada de la Polonia arrasada en la Segunda Guerra. Desde chico devoró cuanto libro se le cruzaba, pero su padre le impidió ser historiador, por temas económicos, y se terminó recibiendo de ingeniero en la UBA y más delante de Físico en Birmingham (en Inglaterra). Tras muchos años de trabajo en el Inti, a los 60 años pudo estudiar lo que realmente quería y realizó el posgrado de Historia en la Di Tella, y más tarde un doctorado en ciencias sociales en el IDES y en la Universidad Nacional de General Sarmiento. En unos días, cumplirá 83 años. “Recomiendo anotarse en una carrera universitaria a cualquier edad, a mí me vino bárbaro”, asegura.

A punto de cumplir 83, “Cacho” cursa Arqueología Bíblica de forma virtual en la Universidad de Tel Aviv.

Cursar carreras universitarias luego de los 70 años era algo poco común hasta no hace mucho tiempo, pero los cambios demográficos profundos que atraviesa la sociedad lo están volviendo un fenómeno cada vez más común. En esta “revolución senior”, gracias a los descubrimientos en las ciencias de la vida y mejoras de hábitos de bienestar, hay cada vez más personas en edades avanzadas en plenitud física y cognitiva. Y “aprender toda la vida” parece ser un ingrediente central en la receta de longevidad sana.

La Argentina es uno de los países con población más envejecida de América latina: se calcula que hay 7,1 millones de personas con más de 60 años, un 15,7% del total, pero es el segmento etario que más crece por la baja en la tasa de natalidad. En la Ciudad de Buenos Aires la proporción es mayor: una de cada cuatro personas (667.210) tienen más de 60. De acuerdo a un informe de “Economía Plateada” de la Secretaría de Bienestar General de CABA publicado esta semana, más de la mitad de las personas mayores porteñas tienen un título terciario o universitario, y en este segmento hay una mayor propensión a seguir estudiando. El Instituto Baikal, de hecho, abrirá el 20 de junio el ciclo “Baikal Senior” (institutobaikal.com/baikal-senior) destinado a temáticas específicas de este segmento etario, en función de la alta demanda.

“De toda América latina, la Argentina es el país donde más se valora el desarrollo intelectual y estar al día con las noticias del mundo. El 84% de los argentinos aseguran que buscan estudiar y aprender sobre nuevos temas para estar actualizados”, precisa Mercedes Jones, de 75 años, socióloga y promotora de la longevidad positiva, citando datos del informe Tsunami Latam.

Cerebro rejuvenecido
“Hay algunas funciones cognitivas que van bajando su rendimiento con los años, eso no se puede negar, pero por otro lado hay estudios sólidos que muestran que personas de 80 años que hacen habitualmente cursos y siguen aprendiendo tienen el cerebro de personas de 50″, explica Melina Furman, bióloga, especialista en aprendizaje y profesora de la Udesa. Furman cita una investigación de Calla Lab, un centro dedicado a analizar el desarrollo y deterioro cognitivo de los humanos. En una muestra con octogenarios se le asignó a un grupo durante meses distintos cursos y talleres, y se advirtió que varias funciones cognitivas mejoraron y se asemejaron a las que se tienen a los 50 contra un grupo de control sin actividades de aprendizaje.

El otro estudio muy famoso al respecto es el de las monjas católicas, iniciado en 1986 con el apoyo del Instituto Nacional de Estados Unidos sobre Envejecimiento. 678 monjas de la congregación de Notre Dame firmaron su consentimiento para que, luego de morir, se analizaran sus cerebros en busca de signos de la enfermedad de Alzheimer. Lo que los investigadores hallaron fue una altísima correlación entre los casos de las monjas más estudiosas y menores rastros neuropatológicos.

“Fue el inicio del concepto de reserva cognitiva”, dice Julián Bustin, especialista en geronto-psiquiatría de Ineco. “La reserva cognitiva se construye con distintos tipos de hábitos saludables, y sirve para moderar o ralentizar ciertos deterioros propios del avance de la edad. Entre estos hábitos, uno central es el del aprendizaje permanente”.

Con casi 69 años, Lidia Guercio recorre en bicicleta varias veces por semana los 4.5 kilómetros que separan su casa en Morón de la Universidad de La Matanza, donde estudia la carrera de Nutrición. Guercio en el pasado se recibió de bioquímica y trabajó 35 años en ese campo. A los 60, por temas de salud comenzó a cambiar su dieta, y en paralelo a colaborar con su pareja en un proyecto de suplementos. Fue metiéndose en esta agenda, le hacían consultas, y sintió que una carrera universitaria le iba a agregar excelencia a los consejos que pudiera dar. “Hay mucho chanta dando vueltas hablando de alimentación, y mi objetivo más que un título fue sumar conocimientos”, dice. “Para mí estudiar significa vivir. Mi vida sin indagar, investigar y descubrir no tiene mucho sentido”.

Lidia asegura que para ella “estudiar significa vivir”.

Además de las ventajas de aprender para el cerebro y sus funciones cognitivas, hay un aspecto económico y social importante para seguir estudiando: mantenerse empleable y reinventarse para un mercado laboral que suele ser hostil con las y los 50+. Con un 80% de los avisos clasificados que discriminan específicamente a la gente adulta (“buscamos para un puesto candidatos de hasta 30 años…”), para la Argentina derribar falsos mitos para el trabajo en la segunda mitad de la vida es un tema crítico. Para el economista Tyler Cowen, el desafío de empleabilidad de los 50+ es de primera magnitud en términos macroeconómicos, mucho más que el reemplazo de trabajadores por robots e inteligencia artificial.

Por todos lados, hay obstáculos a remover. Emilio Desimoni, que se recibió de médico en la UBA a los 64 años, contó recientemente en la nacion que cuando por sus buenas notas se quiso presentar como ayudante de Embriología, el titular de cátedra le dijo: “Solo trabajamos con chicos, no con viejos”. A Desimoni también se le complica por la edad que lo acepten en una residencia en un hospital.

Emilio Desimoni se recibió de médico en la UBA a los 64 años.

Algunas cosas, sin embargo, están cambiando en este sentido. De acuerdo a los últimos datos del ministerio de Trabajo, contrario a lo que se piensa, entre 2006 y 2021 el número de personas de más de 50 años que se encuentran empleadas en el sector privado subió un 52%, y el mayor incremento se dio en los 60+ (76% arriba). “Hay una oportunidad enorme en este proceso”, dice Milagros Maylin, secretaria de Bienestar Integral de CABA. “Las personas mayores hoy tienen más posibilidades de seguir trabajando y estudiando, gozan de mejores condiciones físicas y tienen más energía, tanto para disfrutar de la vida como para seguir contribuyendo a la sociedad”.

Muchas empresas están desarmando sus prejuicios etarios porque se dan cuenta de que al no contratar a los mejores candidatos independientemente de la edad que tengan están dejando dinero sobre la mesa. “Hay personas de 70 años, con idiomas y una experiencia única, que son aviones a chorro para incorporarse al mercado laboral”, cuenta Tito Siena, al frente de Still Jobs, un emprendimiento (aún en versión beta) para sumar empleabilidad a los 45+. Siena tiene 65 años, terminó las carreras de Derecho y Contabilidad y cursa en Exactas dela UBA Ciencias de la Atmósfera.

El mismo fenómeno se está notando en el terreno del emprendedorismo, donde la edad promedio de los fundadores va en ascenso. “Prefiero toda la vida asociarme a 50+ que a sub35″, dice el emprendedor Alex Contreras. Y cuenta el caso de uno de sus proyectos, una Fintech que está escalando a Latinoamérica, donde un socio de 80 años se embarca en proyectos sin una salida clara a cinco años. “Tienen experiencia en que lo bueno lleva tiempo, pueden esperar sin estresar el proyecto. Muchos sub-35 quieren emprender en micro-ondas y ser unicornios en dos años”, dice Contreras. Para él, “el éxito o el fracaso tienen que ver con el dominio propio, con paciencia, con disciplina, con una mirada de abundancia, con saber despojarnos de taras mentales, con el control de emociones, con saber conversar para alinease con el equipo”, y todas esas habilidades crecen con la edad.

Todos los casos entrevistados para este artículo destacan otra ventaja muy valorada a la hora de anotarse en una carrera universitaria a una edad avanzada: conocer gente de distintas edades y socializar. “Es muy importante escuchar y aprender de los más jóvenes. Llegamos a aprender juntos cosas fundamentales, y creo que ahí lo esencial es la humildad”, dice Israel Lotersztain.

“Con respecto a la edad, mi conclusión es la siguiente: los años pasan para todos inexorablemente, pero la vejez es una posición subjetiva. Se puede ser viejo a los 20 y joven a los 100. Por lo tanto, hacer lo que a uno le gusta mejora lo anímico y lo cognitivo. Hay un poco menos de memoria, pero la capacidad de razonar está en perfecto estado”, dice Lidia Jacob, de Exactas

De hecho, agrega Furman, muchos estudios académicos sostienen que “lo que hace más difícil aprender cuando somos grandes no tiene que ver con la capacidad cognitiva pura sino que está asociado a cuestiones emocionales, como sentir que no vamos a poder, o que vamos a fallar”.

Nunca es tarde para tomar una decisión de cambio trascendental. El ídolo de Lotersztain es Bertrand Russell, que a los 95 años (falleció a los 97) estaba trabajando en sus “Principios de Matemática”. Mercedes Jones se queda con una frase que se le atribuye a Gandhi: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre”.

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¿Por qué a las mujeres no nos dejan envejecer y punto?

No teñirse las canas y lucir libremente los signos de la edad en la piel, con el tiempo y probablemente con la pandemia, ya no parecen un acto de rebeldía. Es que, hace unos años, tener 55 y parecerlo, sin hacer el esfuerzo por ocultar la propia edad, se criticaba y se interpretaba como un signo de poca feminidad y desidia. Las críticas, especialmente dirigidas hacia las mujeres, sonaban como: ‘¿por qué no se cuida y se avejenta con esa ropa?’ o ‘¡qué arrugada está!’, y las teníamos totalmente normalizadas. ¿Por qué a las mujeres no nos dejan envejecer y punto?

Para Carolina Mutschler, psicóloga clínica especialista en bienestar y calidad de vida de la mujer, esta crítica tiene que ver con una creencia patriarcal que les impone a las mujeres un modelo hegemónico de belleza, con un ideal muy palpable, que incluye patrones estéticos dominantes, encarnados en una mujer caucásica, occidental, cisgénero, con un cuerpo joven, firme y tonificado, algo que, “paradojalmente, la gran mayoría de las mujeres no tenemos, lo cual lo convierte en un modelo inalcanzable y segregador, que le exige a la mujer mantenerse por siempre joven, negando todo signo de envejecimiento, proceso que es invisibilizado porque cuando esta vejez ‘se ve’, se asocia a una etapa congelada, improductiva, algo contrario al valor que la sociedad patriacal le ha atribuido históricamente a la mujer: su potencial reproductivo y su capacidad de gestar”, asegura.

En el libro “El calibán y la bruja”, SIlvia Federicci explica cómo en la Europa de la Edad Media se reforzó el rol gestante y la maternidad como un mandato superior, al servicio de la comunidad, asociado a la divinidad, con una fuerte impronta de valores judeocristianos. La intención en principio era aumentar la población flotante en el viejo continente, algo que posteriormente se transformó en una forma muy eficaz para excluir a la mujer de los espacios públicos y de trabajo. Un mandato de género que para Mutschler se ha ido deconstruyendo con los años gracias al aporte del feminismo, pero que, pese a esos esfuerzos, sigue siendo determinante en la construcción social del ser-mujer y de lo “femenino”.

“Aquellos mandatos sociales que suponemos nos definen como mujeres y que tanto nos limitan, se convierten sobre todo para la mujer mayor en un peso enorme, muy difícil de sostener porque la construcción social de “ser-mujer” está muy condicionada por estereotipos de belleza restrictivos, determinantes y rígidos. Tanto así, que la aceptación y aprobación social dependen en gran parte de cuán bien se ajusta al modelo hegemónico, invisibilizando el resto de los atributos y capacidades de la mujer. Esto influye en que signos propios de la vejez, como las canas, las arrugas o la flacidez sean severamente castigadas, haciendo tambalear nuestra validación social. Como consecuencia, vemos cómo muchas mujeres no se visten de una y otra forma por miedo a verse ‘avejentadas’ o al contrario, ‘aloladas’, con un miedo a hacer el ridículo”, puntualiza.

Y es que esta mirada de la vejez como una etapa congelada e improductiva, tiene que ver con el estigma social que existe en torno a las personas mayores, algo que según explica la psicóloga Agnieszka Bozanic, presidenta de la fundación GeroActivismo, conduce a conductas discriminatorias que pueden tener consecuencias en su salud mental, que se traduce en problemas de autoestima, cuadros depresivos e incluso, según un estudio de la Universidad de Yale, puede llegar a reducir la vida de quienes interioricen de manera negativa su envejecimiento en hasta 7,5 años menos, en comparación con las personas que tienen una visión positiva del envejecimiento propio, lo que, para la psicóloga, representa un problema nocivo para la sociedad.

“Existe una discriminación que se llama viejismo, que es la discriminación por motivos de edad hacia las personas mayores, donde están involucrados los estereotipos, los prejuicios y las conductas discriminatorias, algo que está presente en todas partes, en diferentes dimensiones y niveles. Aunque no lo parezca, cuando uno tiene 3 años comienza a interiorizar estereotipos negativos acerca de las personas mayores, de la edad, el envejecimiento y las vejeces y cuando somos mayores empezamos a actuar según la profecía autocumplida, que es comportarse según los mandatos sociales que circundan nuestra edad, como quedarse en casa, aislarse, no poder usar cierta ropa, usar cierto corte de pelo, usar ciertos colores para vestirse o, en el caso de las mujeres específicamente, ocultar los signos de la edad tiñéndonos el pelo y ocupando tratamientos para esconder las arrugas”, explica la presidenta de la fundación GeroActivismo.

En Chile, según lo demuestra el estudio “Situación y Autopercepción de las mujeres”, realizado por la Fundación Todas y Cadem, un 45% de las mujeres mayores de 55 años se han sentido discriminadas o violentadas por el hecho de ser mujer, un dato no menor, considerando que, según las expertas, este tipo de discriminación viene incluso de manera subliminal, desde la industrial la belleza, los medios de comunicación y la publicidad. Pero no todo está perdido: para combatir esta discriminación, Bozanic asegura que el contacto intergeneracional, es decir con personas mayores o menores a nosotros, puede ayudar a entender que esos estereotipos que aprendimos, como que las personas mayores son mañosas, enfermizas o depresivas, se desaprendan y se derriben.

Otro factor que puede ayudar, asegura la psicóloga Carolina Mutschler, es educar desde temprana edad de una manera no sexista: “Bien sabemos que en los niños reforzamos la idea de que son fuertes e independientes y en las niñas, en cambio, lindas y vulnerables. En el caso del hombre, las características que adquieren valor social pasan menos por lo corporal, por lo que dependen menos del paso inevitable del tiempo. Y aunque este paradigma pareciera estar cambiando, mostrar signos de vejez sigue siendo mucho más castigado en mujeres que en hombres y la gerontofobia –el terror a envejecer– es más dominante en ellas”, explica.

Hace unas semanas, Agnieszka junto a un grupo de abogadas presentó una iniciativa popular para que sea considerada y discutida en la Convención Constitucional, que busca el “reconocimiento constitucional de las personas mayores para el trato no discriminatorio y la garantía de sus derechos” para, justamente, poner en el centro los derechos humanos de las personas mayores, pues “en el último tiempo, han sido consideradas como un objeto de caridad bajo un paradigma asistencialista y biomédico, que afecta a las instituciones que se hacen cargo de la calidad de vida de las personas mayores, como el Senama, que no cuenta con el presupuesto adecuado”, concluye.

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Buenos vínculos y evitar la soledad: la llave para una vida larga y saludable

En el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, los especialistas y un estudio de Harvard muestran que el factor emocional es fundamental para una vida extensa y plena.

“Cuando analizamos a las personas del estudio a los 80 años, descubrimos que quienes habían llegado mejor a esa edad no fue porque a los 50 años había tenido el colesterol controlado, sino por el grado de satisfacción saludable de sus relaciones sociales”

dijo el experto de Harvard


Controlar el colesterol es bueno, también lo es hacer actividad física en forma habitual y no dejar pasar los controles médicos de rutina. Es importante la alimentación sana, el consumo de agua suficiente y mantener la mente activa. Pero nada de eso servirá sin lo que es la llave para llegar a la vejez y mantener una buena calidad de vida: las relaciones sociales, los buenos vínculos afectivos y, en definitiva, no sentirse solo. Así lo dice la ciencia.

Tuvieron que pasar más de 70 años de investigaciones en el más extenso y, tal vez, más serio de los estudios sobre el envejecimiento que se ha llevado a cabo, y aún se lleva adelante, en la Universidad de Harvard, para alcanzar esta conclusión. Desde 1938, los científicos hicieron el seguimiento de un grupo de personas a lo largo de su vida, por supuesto incorporando a nuevos voluntarios y cambiando los expertos que participaban de la investigación.

En el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y el Maltrato en la Vejez, vale destacar la importancia de los buenos vínculos para una buena calidad de vida de los adultos mayores.

“Cuando analizamos a las personas del estudio a los 80 años, descubrimos que quienes habían llegado mejor a esa edad no fue porque a los 50 años había tenido el colesterol controlado, sino por el grado de satisfacción saludable de sus relaciones sociales”

Explicó Robert Waldinger, psiquiatra y psicólogo, director del Estudio de Desarrollo de Adultos de esa universidad con sede en Boston.

“Incluso quienes a los 80 tenían dolores físicos, eran personas que no habían perdido el humor porque no habían acumulado lo que llamamos ‘dolor emocional’. Esto es, habían procurado trabajar y cuidar las relaciones afectivas”, afirmó en una charla TED.

”El medio ambiente donde se vive, que abarca el ambiente familiar, el más cercano, y el ambiente social y comunitario respecto al grado de agresividad o no con la persona que está envejeciendo”

Mencionó Jáuregui.


Los resultados no hablaron de la ingesta de un medicamento mágico, ni de someterse a cirugías de rejuvenecimiento. El informe de Harvard, uno de los muchos publicados en el transcurso de la investigación, demostró que es la conexión con los afectos, la clave para una vejez saludable. Por afectos se comprende a la familia, los amigos o aquello que para la persona es su comunidad. Por el contrario, la soledad detona esa posibilidad porque es tóxica.

El doctor José Ricardo Jauregui, gerontólogo, presidente de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría y director Médico de la residencia We Care, aseguró que “hoy tenemos muchísima evidencia científica de que lo emocional, y la soledad en especial, es un factor de riesgo cardiovascular muy potente, tan importante como los otros factores de riesgo cardiovasculares. Está muy bien determinado y comprobado que la soledad, o ‘sentirse solo’, la angustia, el estrés crónico, son causas de depresión, enfermedades cardio y cerebrovasculares, y también de tener una mala calidad de vida.

La importancia de ese tejido afectivo es algo que también encuentra fundamental Hernán Fainzaig, director ejecutivo de The Senior Home, con una extensa experiencia en el cuidado de los adultos que ingresar a un espacio para atravesar una mejor vejez. “En otras partes del mundo, y ya hoy en Argentina, hay adultos mayores que por razones varias, eligen pasar su última etapa en espacios donde aparte de tener pares para socializar y generar amistades, tienen toda un estructura de acompañamiento médico y hasta estético”.

Tras haber tenido una niñez difícil, aquellas personas que sienten un interés en guiar, ayudar e influir sobre la nueva generación eran más felices y contaban con mejor adaptación que aquellos que no lo hacían.


“Más allá del deterioro que pudiera implicar en algunos casos, apuntamos a que la persona esté activa y que toda la familia tenga la posibilidad de participar en eso”, explicó. Esa etapa “es el momento cuando uno tiene toda la experiencia de la vida y tiene que ser de disfrute”, agregó.

Jáuregui, por su parte, detalló 4 claves que, según su extensa experiencia en la materia, son la base de una vejez con buena calidad de vida: “Hoy en día las claves para una vejez saludable están bastante claras, se basan en pilares que incluso están promovidos por la Organización Mundial de la Salud”, dijo.

1- ”La actividad física, regular, constante, sin hacer foco en la intensidad, en el sentido de hacer cantidad, peso, distancia, etc., si no que sea constante y varias veces a la semana.

2- ”La nutrición adecuada, sobre todo rica en proteínas, en fibras y en líquidos, que en las personas mayores suele generar problemas de salud

3- ”Tener hábitos de vida saludables, es decir menos factores de riesgo en todo sentido”

4- ”Agrego el medio ambiente donde se vive, que abarca el ambiente familiar, el más cercano, y el ambiente social y comunitario respecto al grado de agresividad o no con la persona que está envejeciendo” mencionó.

“Las actividades lúdicas y de estimulación cognitiva durante todo el dia”

dijo Fainzaig.


Respecto de esto último, el doctor Jáuregui subrayó que el deterioro de la calidad de vida muchas veces está asociado al maltrato. “El maltrato es bastante habitual, las estadísticas son muy difíciles de hacer, pero realmente son impactantes en aquellos países donde se ha podido investigar un poco el tema. Existen muchos tipos de maltrato, y obviamente, en general tienen que ver no con la poca valoración en el ámbito familiar de los adultos mayores, sino con una negación cultural o una invisibilización cultural, aún persistente y discriminatoria, lo que se llama viejismo o edadismo en nuestras sociedades, y obvio que nadie quiere verse reflejado o sentirse viejo”.

Fainzaig puso de relieve los centros de “cuidado” como un factor de mejora de la calidad de vida y remarcó que no deben ser tomados como “un depósito” porque no lo son. Y consideró que para que eso no ocurra hay algunas claves como “las actividades lúdicas y de estimulación cognitiva durante todo el dia” por eso, en el caso de su institución tienen a las personas segmentadas “según los estados cognitivos, seguimiento de alimentación y, atención de médico 24 horas, kinesiología, toda la comida se hace en el lugar con un chef para que no solo sea nutritiva, sino rica , les importa muchísimo ese disfrute. La decoración, el jardín, el bar, los distintos espacios pensados para ellos y para que la familia pueda visitar a la persona porque los afectos son siempre importantes para una mejor calidad de vida. Fundamentalmente es el contacto real con el otro, con sus pares, lo que retrasa cualquier deterioro cognitivo”, afirmó.

“La soledad en especial, es un factor de riesgo cardiovascular muy potente, tan importante como los otros factores de riesgo cardiovasculares”

dijo el doctor Jáuregui.


La prolongación de la vida es un dato real y uno de los cambios sociales que, sin duda, definirán el siglo XXI. Según un informe de las Naciones Unidas de 2020, la cantidad de personas de más de 60 años superó en el mundo a la de los niños menores de 5 años, y se estima que para 2050, el número de los llamados “adultos mayores” se duplicarán, es decir serán más de 1.500 millones. A su vez el 80% de ellos vivirá en países de ingresos medios y bajos.

Y esto en un contexto en el que el envejecimiento, al menos para la cultura occidental, tiene una carga negativa. Esto es puesto blanco sobre negro cuando se observa que muchos multimillonarios, como el creador de Amazon, Jeff Bezos, están empeñados en retrasar su propio envejecimiento y el de quien quiera, cuando ello ocurra, usar los tratamientos que, supuestamente podrán crearse en un futuro, tal vez no tan lejano. Para eso está utilizando su fortuna y ha invertido en distintas empresas. Una de estas es Altos Labs conformada, por ejemplo, por el médico japonés Shinya Yamanaka, premio Nobel de Medicina en 2012 por el descubrimiento de la reprogramación celular. Justamente, Altos Labs, según se informó meses atrás, tiene como objetivo la reprogramación biológica, una forma de rejuvenecer las células del cuerpo que algunos científicos creen que podría usarse para retrasar el reloj biológico de organismos enteros y prolongar así la vida humana.

“Las arrugas son símbolo de experiencia, de madurez y de vida y de haber hecho un camino”

dijo el Papa.


“Vivimos en una época en la que el mito de la eterna juventud es una obsesión”, lamentó el papa Francisco la semana pasada. “La vejez se desprecia, olvidando que la vida terrenal es un inicio y no una conclusión”. A su criterio, el avance de la tecnología y la ciencia hace que muchos se estén dejando “atraer por este mito en todos los sentidos: esperando vencer a la muerte” y “mantener vivo el cuerpo con la medicina y los cosméticos, que ralentizan, esconden, eliminan la vejez”.

“Naturalmente, una cosa es el bienestar, otra cosa es la alimentación del mito. No se puede negar, sin embargo, que la confusión entre los dos aspectos nos está creando una cierta confusión mental”, lamentó. “La gente se quita las arrugas para aparecer joven, me vienen a la cabeza las palabras de una sabia actriz italiana, Anna Magnani, cuando decía que no la tocasen las arrugas porque le había costado muchos años conseguirlas”, dijo durante la catequesis en la audiencia general en la que habló sobre la vejez. “Las arrugas son símbolo de experiencia, de madurez y de vida y de haber hecho un camino. No tocarlas para ser joven… lo que hay que hacer es ser joven en el corazón y como el vino bueno, que cuanto más envejece, mejor es”.

Los expertos de Harvard han publicado ya más de 100 papers y todavía sacarán muchas otras conclusiones con los datos con los que cuentan y contarán en el futuro. Waldinger compartió en 2017 cinco lecciones sobre felicidad que arrojó el amplio estudio de es universidad.

Según un informe de las Naciones Unidas de 2020, la cantidad de personas de más de 60 años superó en el mundo a la de los niños menores de 5 años.


1- El tiempo que pasamos con otros nos protege de los golpes de la vida: Según Waldinger, “lo que importa es la calidad de tus relaciones” y es una de las conclusiones más valiosas del estudio. Al mirar hacia atrás en sus vidas, las personas suelen reportar que el tiempo pasado con otros era más significativo y es la parte de sus vidas de la se sienten más orgullosos”.

2- Aprender cómo afrontar el estrés tiene beneficios de por vida: El experto y su equipo encontraron que algunas formas de manejar el estrés pueden tener beneficios más duraderos que otras. Entre las estrategias de afrontamiento más adaptativas podemos encontrar a la sublimación, el altruismo y la supresión.

3- Las estrategias de afrontar las complicaciones de la vida de manera desadaptativas (negación, acting out o proyección) contra formas adaptativas: Los investigadores de Harvard hallaron que quienes lidiaban con el estrés mediante métodos adaptativos tenían mejores relaciones con otras personas. Además, esta actitud hacía más fácil para otros estar con ellos, lo que los motivaba a ayudarlos, aumentando por ende el apoyo social recibido y eso, a su vez, predijo una vejez más saludable a los 60 y 70 años.

4- Los efectos de una niñez marcada por la felicidad son muy duraderos: Tener relaciones cálidas con nuestros padres en la niñez es un buen predictor del tipo de relación que estableceremos con las personas cercanas a nosotros. Seremos capaces de establecer relaciones seguras y calurosas en la adultez. Una niñez feliz tuvo el poder de extenderse para poder predecir relaciones matrimoniales más seguras a los 80, además de una buena salud en la adultez y la vejez.

Aprender cómo afrontar el estrés tiene beneficios de por vida.


5- Si no tuviste una niñez feliz, todavía hay esperanza: Muchas personas han crecido en ambientes desafiantes (con familias caóticas o inestabilidad económica, por solo nombrar algunos) y crecieron menos felices que aquellas personas con una niñez más afortunada. Pero cuando el individuo llega a la mediana edad (50 a 65 años) aquellos que sienten un interés en guiar, ayudar e influir sobre la nueva generación eran más felices y contaban con mejor adaptación que aquellos que no lo hacían. Esta actitud no está reservada a los padres solamente. Aunque puede desarrollarse al criar hijos, también puede expresarse en el trabajo u otras situaciones donde es posible educar a adultos jóvenes.

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Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez – 15 de junio

Combatir el abuso hacia nuestros mayores
Este año, el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez coincide con dos eventos importantes. El primero es el inicio de la Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable (2021-2030), el cual marca el comienzo de diez años de colaboración en el sector para mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades.

El segundo es la conmemoración del vigésimo aniversario de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento y la cuarta revisión y evaluación de la implementación del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (MIPAA, por sus siglas en inglés). Ambos hitos nos brindan la oportunidad de dar un empuje a la acción internacional para avanzar en la agenda del envejecimiento.

El MIPAA representa la primera vez que los gobiernos acordaron vincular las cuestiones del envejecimiento con otros marcos para el desarrollo social y económico y los derechos humanos. Los 159 Estados Miembros que firmaron el MIPAA reafirmaron el compromiso de no escatimar esfuerzos para proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluido el derecho al desarrollo.

Esta complementariedad entre el MIPAA y un marco de derechos humanos se puede mostrar fácilmente en el área del maltrato a personas mayores. El MIPAA incluye varias referencias al abuso de personas mayores, incluido el “Asunto 3: negligencia, abuso y violencia”, que establece dos objetivos relacionados con la eliminación de todas las formas de negligencia, abuso y violencia de las personas mayores; así como la creación de servicios de apoyo para abordar el maltrato a personas mayores.

Ambos objetivos incluyen acciones de revisión de políticas, promulgación de leyes e iniciativas de sensibilización, información, capacitación e investigación.

Sin embargo, en ausencia de un estándar internacional sobre los derechos de las personas mayores, continúan las brechas entre la política y la práctica, la movilización de los recursos humanos y financieros necesarios, así como el progreso desigual en la implementación del MIPAA.

Un instrumento legal internacional para las personas mayores promovería la implementación y la rendición de cuentas del MIPAA.

La protección de nuestros ancianos
Entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumente en un 38%, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial, y este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.

El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.

Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Por ejemplo, en algunas sociedades tradicionales se obliga a las viudas de edad a casarse de nuevo, mientras que en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería. Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto.

Historias: Paulino, 100 años de salud