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Los “viejos felices” de Suecia, la cumbre de Arabia y otras novedades de la economía de la longevidad

Hace tiempo que se considera que los países nórdicos están a la vanguardia del “envejecimiento saludable”; cuáles son las últimas tendencias sobre el tema

El libro se llama El Hechizo del Verano y fue publicado en diciembre por Sigilo. Allí, Virginia Higa, una escritora de Bahía Blanca, cuenta tramos e impresiones de su vida en Estocolmo, Suecia, lugar al que se fue a vivir unos meses antes de que se publicara Los Sorrentinos, su primera y muy exitosa novela.

Entre pistas de patinaje sobre hielo, atardeceres con sombras largas y un idioma mágico y muy distinto, a Higa le llama la atención otra característica diferencial de la sociedad sueca: “Una clase de persona que es muy escasa en mi país: los viejos felices, que tienen la cara y los ojos de una persona que no ha sufrido el hambre ni la violencia ni la desidia estatal ni las colas del correo, ojos que sonríen. Ojos curiosos sin rencor.(…) Conservan casi todos sus dientes y tienen la piel luminosa. Son gente serena, son los hijos del estado de bienestar, y no perciben al prójimo como alguien que viene a robarles algo que les pertenece”.

La escritora habla de una excepción: hace rato que los estados nórdicos están a la vanguardia en políticas de “envejecimiento saludable”. No son, a nivel demográfico, las sociedades más adultas del mundo (Japón, Corea del Sur. Hong Kong, España e Italia, entre otros, están por encima en edad promedio), pero la bonanza económica les permite ocuparse de temas que en otros lugares la coyuntura urgente tapa o deja para más adelante.

En 2050 habrá en todo el planeta 2000 millones de personas con más de 60 años, el doble que en la actualidad. Es, por lejos, el segmento etario que más está creciendo, porque las tasas de natalidad se derrumbaron en la última década (inclusive, están cayendo fuerte en África, el continente más joven). Y, por eso, la temática de longevidad se está convirtiendo en un tema de discusión central, con novedades científicas que aparecen casi a diario y con un negocio del envejecimiento saludable que crece a tasas empinadas.

En las últimas semanas, buena parte de esta conversación se concentró en un anuncio que hizo David Sinclair, científico de Harvard y uno de los divulgadores más famosos de esta agenda (autor del best seller Alarga tu Esperanza de Vida). Junto a dos coautores (Xiao Tian y Yuancheng Ryan), Sinclair publicó en Nature una nueva Teoría de la Información en el Envejecimiento (ITOA), que propone que lo que sucede en el cuerpo humano con el paso de los años tiene una fuerte asociación con la información epigenética. Al contrario de lo que ocurre con la información genética, que es sumamente estable, la epigenética se deteriora con el paso del tiempo y con el contexto.

Licia Fertz, influencer

A los 93, influencer

Cuando su marido murió, Licia Fertz sintió que su vida estaba acabada. Había dedicado la última década a acompañar la enfermedad del hombre con el que llevaba casada 64 años, y el desenlace la sumió en una profunda depresión; se sintió además una carga para su familia. Hasta que, por iniciativa de su sobrino y de la mano de su nieto, descubrió las redes sociales.

“Hola Instagram.¿Hay espacio para una mujer de 88 años?” fue su primer posteo en la cuenta @buongiornononna (Buenos días, abuela) y el puntapié de una carrera que la consagró, a los 93 años, como una modelo e influencer con más de 200 mil seguidores, y una de las 100 Mujeres de 2023 según la BBC, junto a Michelle Obama y Amal Clooney. Verdadera revelación, Licia se animó a posar desnuda para la tapa de la revista Rolling Stone, impactar con los looks más atrevidos, darse algunos “permitidos” y, sobre todo, a desafiar todos los prejuicios sobre la edad, las personas mayores y los estereotipos que suelen acompañarlas.

“Apenas sabía qué era Internet cuando me asomé a ese mundo. Quedarme en casa y comunicarme a través de la Web ha sido el mejor antidepresivo”, cuenta la mujer que chatea a diario con sus followers de 18 a más de 65 años de todo el mundo. Italiana y vecina de Viterbo dice que lo que busca es inspirar a las personas a quererse como son, y a perder el miedo a la vejez. Y no es que la haya tenido fácil: sufrió los horrores de la Segunda Guerra y antes de enterrar a su compañero de toda la vida ya había llorado la muerte de su hija de 28 años. Pero dice: “Mi legado más importante es gritarle al mundo que no hay tercera edad, sino tercera vida, y que puede ser extraordinaria”.