longevidad

Modelo de longevidad. El esquema que permite programar una vida plena para los 80 o 90 años

La incorporación de hábitos saludables y el aprovechamiento de los avances científicos abren un mundo de oportunidades a futuro; qué entienden los especialistas por health-span y cómo invertir hoy en nuestro bienestar a largo plazo.

Hay quienes salen a correr para poder bajar el tiempo en la próxima carrera de 10 kilómetros, hay personas que van al gimnasio para verse más atractivas y están también los que intentan dormir más horas para ganar productividad en el trabajo. A los 36 años, Ana Zapiola hace todo esto (y mucho más), pero su objetivo principal es distinto: entre sus metas figura escalar el Tronador o seguir haciendo kite surf a los 80 años. Con algo más de edad (cumple 52 en pocos días), el ingeniero y emprendedor Walter Abrigo usa decenas de aplicaciones, complementos y dispositivos con un sueño de largo plazo: integrar y jugar regularmente en un equipo de básquet a los 70 años.

Zapiola y Abrigo cultivan de manera proactiva lo que algunos especialistas denominan mindset, mentalidad o modelo mental de longevidad: tomaron conciencia plena de que una buena combinación de hábitos junto con el aprovechamiento de los avances científicos y tecnológicos van a permitirles (en realidad, ya lo están logrando) llegar a edades avanzadas con una mente y un cuerpo saludables.

“El concepto clave es el de la extensión de la vida con una salud plena a nivel físico, cognitivo y emocional (en inglés se conoce como health-span), en lugar de conformarse solo con vivir más (life-span)”, resume la especialista en medicina funcional uruguaya Silvina Tocchetti. “Es el tiempo que podemos agregar con nuestra salud a tope, versus simplemente sumar años con la salud deteriorada, apalancada con muletas diversas”, agrega Tocchetti, que dirige la clínica Mind Montevideo.

Una mentalidad de longevidad implica empezar a incorporar hábitos y rutinas muy distintas a las que uno podría abrazar si el objetivo fuera solo el de sentirnos mejor ahora.

El médico canadiense Peter Attia, hoy uno de los principales divulgadores globales sobre agenda de bienestar, comenzó a hablar recientemente del “decatlón centenario”, que empieza con un ejercicio simple: preguntarnos qué actividades nos gustaría hacer con comodidad a los 100 años. Para algunos podría ser alzar a su bisnieto, poder levantar la valija a los compartimentos del avión o subir las escaleras con las compras del día.

La combinación de ejercicios físicos (que incluyan los de flexibilidad, los de equilibrio, los de fuerza y los aeróbicos) aparece como un requisito para desplegar esta mentalidad de longevidad. “Cada uno de ellos tiene una especificidad: el aeróbico para disminuir los factores de riesgo cardio y cerebrovascular y metabólicos; los de equilibrio para trabajar sobre todo los mareos y las caídas; los de fuerza para no tener pérdida de masa muscular, y los de flexibilidad para no ir ‘encorvándonos’ y que cada vez sea más difícil estirar los músculos”, dice Ricardo Jáuregui, un argentino que preside la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría (IAGG en inglés).

El experto, que también es director médico del centro para adultos We Care, plantea que este combo debería ser parte de una rutina habitual, y subraya: “No solo demuestra estos efectos físicos sino también, por ejemplo, que el tamaño, o sea la estructura cerebral, crece cuando uno hace actividad física”.

LA NACION Bienestar conversó con cinco personas que incorporaron este modelo mental y toman todas sus decisiones diarias en consecuencia. Están a la vanguardia de lo que conviene hacer para llegar a los 80, 90, 100 años (o más) con las mejores chances de disfrutar de una buena salud a todo nivel.

Los deportes en la nieve fascinan a Ana Zapiola y quiere asegurarse que no deberá resignarlos en el largo plazo

Los nuevos 80

A los 44 años, Marcelo Rinesi, científico de datos y tecnólogo, ya ni se acuerda cuando le “cayó” la ficha del mindset de longevidad, pero lo cierto es que lo puso en práctica desde muy joven. “Tal vez leer mucha ciencia ficción de chico me acostumbró a la idea de considerar todo potencialmente posible”, cuenta.

A pesar de que está actualizado con todos los avances e investigaciones primarias antiedad, Rinesi cree que por el momento nada es superador de tres pilares: dormir mejor, comer sano y hacer ejercicio. Una vez que esto se cumple, la segunda actitud que podría “mover la aguja”, según Rinesi, es empujar a reguladores, Estado, empresas y medios a ser “más ambiciosos y más pragmáticos” sobre este tema.

¿Qué significa exactamente ser más ambicioso y pragmático? “Es, dependiendo de las posibles intervenciones, potencialmente reducir la incidencia de varios tipos de cáncer, o retrasar problemas cardiovasculares y cognitivos 10 o 20 años; dicho así parece abstracto, pero quiere decir que es posible, si tomamos las decisiones correctas en investigación e inversión, que tener 80 en 30 años sea enteramente diferente a tener 80 en cualquier otro momento de la historia. En lo económico, social y político va a ser un cambio radical. A nivel de las expectativas y potenciales de la vida individual, una modificación casi indescriptible”, plantea el científico de datos.

Un mindset que tenga en cuenta esto implica dos cosas: evitar lo que sabemos que es autodestructivo (sedentarismo, comer mal, dormir poco) y acelerar en lo posible esquemas de investigación, desarrollo y divulgación más avanzados.

Marcelo Rinesi prioriza dormir mejor, comer sano y hacer ejercicio para que el objetivo no sea solo vivir más años sino también hacerlo en plenitud

La regla del 20%

Y en el día a día, ¿Por dónde nos conviene empezar? “Mi recomendación es que, en una primera instancia, tomemos contacto con el lugar donde nos encontramos, para ver qué pasos podemos dar desde ahí. De nada sirve trazar un objetivo lejano a nuestras posibilidades actuales”, explica Tocchetti, desde Montevideo. “Sos tan joven como tu sistema inmune: debemos trabajar para fortalecernos a través de modificaciones del estilo de vida que reducen la inflamación crónica sistémica junto a suplementación específica para colaborar con este objetivo. Personas centenarias poseen una composición y actividad de las células inmunes únicas que generan un sistema inmune altamente funcional que les permite vivir por más tiempo. Esto está representado incluso en la composición específica de su microbioma”, agrega la experta.

Yendo a la caja de herramientas concretas, Tocchetti propone una regla o ley “del 20%: irnos a dormir un 20% más temprano; hacer ejercicio 20% más si hacemos poco o 20% menos si hacemos demasiado (ambos extremos inflaman); tomar 20% menos de café, mate y alcohol, y comer un 20% más de vegetales, son algunos de los cambios que plantea.

“En síntesis –sugiere la experta- poner el foco en pasos firmes y certeros y no en objetivos que traicionan nuestras posibilidades solo porque la última tendencia lo indica. El camino hacia la longevidad es el que cada uno de nosotros puede hacer desde donde está, optimizando cada paso. Lo contrario, los objetivos grandiosos, solo harán estallar nuestro sistema en mil pedazos más de lo que ya está con las obligaciones que tenemos”.

A Tochetti le da resultados: en 2023 se hizo en los Estados Unidos un test epigenético para determinar su “edad biológica” y le marcó 41 años. Ella nació hace 53.

Expectativa de vida comparada

La frontera del age-tech

A Walter Abrigo, de 51 años, las alarmas para comprometerse con un modelo mental de longevidad le llegaron desde el frente postural: “En mi familia somos todos muy altos y grandotes. Yo veía a varios parientes caminar con dificultad o con dolores crónicos de espalda a medida que sumaban años, y decidí priorizar cambios de hábitos y rutinas para evitarlo”, relata.

Abrigo nació en el Chaco, estudió ingeniería industrial y tuvo su desarrollo profesional vinculado a la tecnología. Dirige la compañía de soluciones Santex, con sede en San Diego y presencia en 60 ciudades, y está muy vinculado al ecosistema de startups de base tecnológica. Por eso, además de los pilares que mencionaba Rinesi (dormir mejor, comer bien y hacer ejercicio), Abrigo completa su “modelo mental de longevidad” con una decena de aplicaciones, dispositivos y complementos que lo ayudan a mejorar su salud presente y futura.

Como buen ingeniero, envió a LA NACION una planilla con varias de las herramientas de tecnología etaria y de bienestar que usa todos los días. Una de ellas, llamada Up-right, consta de un dispositivo que monitorea la postura conectado a una aplicación que va dando feedback para cuidar la espalda y otras partes del cuerpo.

Para el momento de meditar, trata de hacerlo 10 minutos al día, combina las aplicaciones Calm y Muse. “Ambas te dan información de cómo estás respirando, cuánto estás en tiempo presente o en un estado calmo, y la verdad es que eso ayuda un montón en situaciones complejas de la vida cotidiana o a tomar mayor conciencia de lo que comés, por ejemplo”, cuenta Abrigo. Además, a través de una botella con un sensor y una aplicación llamada Hidrate, el empresario consigue tomar los entre dos y tres litros de agua por día que su cuerpo necesita.

El uso de aplicaciones de bienestar es clave para Walter Abrigo, que piensa seguir jugando al básquet a los 70 años

También se ocupa de monitorear su descanso: usa la aplicación Whoop que con distintos sensores hace mediciones sobre variables asociadas al sueño (como consistencia o eficiencia), sobre la respiración, las calorías consumidas, etcétera.

Abrigo consolida toda la información en la sección de salud del iPhone y asegura que todas estas mini ayudas no le llevan mucho tiempo por día. Un beneficio secundario es que con cada monitoreo o recordatorio hay un anclaje al presente, una conciencia plena del momento que promueven el mindfulness y otras escuelas de meditación.

Aprendizaje permanente

Barbara Rey Actis vive en Madrid, tiene 49 años y se convirtió en una de las principales divulgadoras e investigadoras en la agenda de “longevidad positiva” en España, uno de los países con mayor proporción de personas adultas en el mundo. Viene de una carrera en el área de marketing y decidió encarar el camino de la longevidad cuando la marca de cremas que le encomendó una campaña estableció como target más adulto para su producto la franja de “mujeres de 35 a 55 años”. Da clases en distintas universidades y escribió el libro Una Longevidad con Sentido (Versus).

Rey Actis agrega otra dimensión al modelo mental de longevidad: el del aprendizaje permanente. “De todas las variables que uno puede asociar a vivir más años, el nivel educativo ocupa un lugar preponderante. Es el driver que condiciona o define la longevidad, es la primera ficha de este dominó en la carrera hacia una longevidad saludable”, dice la experta española a LA NACION. En paralelo sostiene que la educación como industria es una enorme oportunidad para la economía de la longevidad. “La mayor parte de las instituciones educativas siguen un modelo muy tradicional y no se adaptan a las necesidades de educación continua que tenemos las personas de cara a una mayor expectativa de vida con más salud, carreras profesionales más largas, procesos de reinvención, readaptación, etcétera”, plantea.

Según su mirada, la inquietud que lleva a las personas a querer saber más es uno de los motores más potentes, al tiempo que promueve la relación con otros. “Y además de la educación ligada a la inquietud está también el tema de la ilusión. Las personas que tienen una ilusión, una visión de vida, un propósito, poseen un un motor incluso más potente que la curiosidad, es una capa que está por encima”, concluye la investigadora madrileña.

La odisea de la vida

Ana Zapiola estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Buenos Aires (UBA), tiene 36 años y toda su vida trabajó en startups y empresas de tecnología. En enero empezó con un nuevo rol de jefa de ingenieros en Satellogic, el unicornio argentino de satélites de bajo costo que fundó y lidera Emiliano Kargieman.

En la pospandemia acompañó a su madre durante una enfermedad grave, que la llevó a meterse de lleno en la agenda de nuevo bienestar e innovación vinculada a la salud. Hizo un curso de coach en salud del Institute of Integrative Nutrition de Nueva York y comenzó a adoptar nuevos hábitos, tests y dispositivos con el objetivo de vivir muchos años de manera saludable.

Ana Zapiola sigue una metodología de diseño de vida que incluye diversos campos, desde finanzas hasta espiritualidad

“Comencé a seguir una metodología de Stanford de diseño de vida”, cuenta. La herramienta es una suerte de mapa mental (se denomina “Odyssey Plan”) donde se van planificando objetivos en campos y pilares distintos: salud, relacionamiento, finanzas, entorno de vida, descanso y salud, propósito y espiritualidad, entre otros. Ahí es donde tiene escrita (y dibujada) su meta de subir al Tronador, hacer kite surf y esquiar (las cosas que más disfruta) a los 80 años.

Entre los distintos ítems y compromisos que asumió consigo misma Zapiola revisa cada fin de año va mechando frases que la ayudan a sostener esta mentalidad de longevidad. “La gente no decide su futuro, decide sus hábitos y sus hábitos deciden su futuro”, es una de ellas.

Las fuentes consultadas para esta nota tienen entre 36 y 52 años, pero hay muchos casos de longevidad positiva donde “la ficha cayó” a una edad mucho más avanzada. Elisa Forti, que corre maratones pasados los 86 años, cuenta que comenzó a hacer running recién a los 72. Alberto Naisberg, un ingeniero que vive en Caballito y que en abril próximo cumplirá 99 años, dijo en una entrevista con este diario que hizo el click mental de bienestar a los 94. Jeanne Calment, la francesa que falleció en 1997 a los 122 años y 164 días de edad (récord verificado de longevidad hasta ahora) dejó el cigarrillo a los 117 años. Hiromu Inada, el japonés que batió el récord de mayor edad al completar una competencia de Iron Man a los 86 años, también arrancó a hacer deporte de manera sistemática después de los 70. Nunca es tarde para comenzar a adoptar una mentalidad de longevidad.

envejecimiento

Vivir más y mejor. Los 6 hábitos que hay que evitar porque aceleran el envejecimiento prematuro

Cuáles son las costumbres que deterioran el cuerpo y alejan la posibilidad de tener una buena calidad de vida.

Como consecuencia de las costumbres insalubres, hoy se construyen más centros de rehabilitación y menos hospitales dado que la gente vive más tiempo, pero con algunas limitaciones físicas.

En las sombras de la realidad se manifiesta cada vez más un fenómeno que no pasa desapercibido por los profesionales de la salud: la creciente esperanza de vida. Precisamente, las estadísticas revelan un incremento constante en la longevidad de la población.

Son varios los escritos científicos que aseguran que se puede ser longevo y gozar de una buena calidad de vida, incluso, mejor que la de un adulto promedio. En 1900, la esperanza de vida media de un recién nacido era de 32 años. En 2021, la cifra se duplicó hasta los 71 años.

“Este aumento extraordinario es el resultado de una amplia gama de avances en salud (en nutrición, agua potable, saneamiento, atención médica, antibióticos, vacunas y otras tecnologías y esfuerzos de salud pública) y mejoras en los niveles de vida, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza”, se detalla en un informe presentado por OurWorldInData –un sitio digital que presenta datos y resultados empíricos que muestran el cambio en las condiciones de vida en todo mundo–.

No obstante, el suceso, que podría se considerado como un logro significativo en el ámbito del bienestar personal, trae consigo cuestionamientos profundos sobre la calidad de vida y las formas que los individuos eligen para alcanzarla.

Hábitos que sí y hábitos que no

“Es evidente que hay una relación lineal entre los hábitos de vida saludables y la cantidad de años de vida por vivir con una calidad digna así como también ocurre lo contrario con hábitos o costumbres ‘tóxicas’ que desencadenan un envejecimiento prematuro o con discapacidades”, afirma Gabriel Lapman (M.N. 119066), médico nefrólogo y cardiólogo especialista en medicina de vida y autor del libro Reset Más zapatillas, menos pastillas.

Asimismo, Lapman destaca que como consecuencia de las costumbres insalubres, hoy se construyen más centros de rehabilitación y menos hospitales dado que la gente vive más tiempo, pero con algunas limitaciones físicas.

Frente a ello, los especialistas comparten hábitos que perjudican el proceso de envejecimiento.

Evolución de la expectativa de vida en la Argentina entre 1950 y 2021

1. Mala hidratación💧

“La sinapsis, las conexiones entre las neuronas, las células que las sostienen y las cuidan junto con todo el tejido nervioso requieren de agua para funcionar adecuadamente. Cuando este líquido disminuye, aparecen manifestaciones como la disminución del rendimiento cognitivo, la dificultad para concentrarse, tomar decisiones y esto repercute en la memoria a largo plazo”, cuenta Alejandro Andersson, médico neurólogo y director del Instituto de Neurología de Buenos Aires. A continuación, añade que la deshidratación también impacta en el estado de ánimo. “Causa irritabilidad, ansiedad, cambios del temperamento y fatiga mental, que te hace sentir más cansado y menos alerta”, dice.

Para prevenir o evitar la deshidratación y sus efectos negativos en el envejecimiento cerebral, Andersson recomienda: mantener un consumo regular de agua a lo largo del día, incluso si no se siente sed de inmediato; prestar atención a signos como sequedad en la boca, orina de color oscuro y sensación de mareo, ya que estos pueden indicar deshidratación; e incluir en la dieta alimentos hidratantes como frutas y verduras.

2. Dormir mal 🛌

Tener un descanso inadecuado es una de las principales causas del envejecimiento prematuro dado que este hábito –necesario para vivir y funcionar correctamente– hace que el organismo se reponga para sobrellevar el día a día.

Melisa Jurozdicki médica pediatra y especialista en obesidad (M.N. 141098) explica que cuando el desarreglo en los relojes internos se vuelve algo común en uno, una de las consecuencias se ve plasmada en la salud intestinal. “Aparecen cambios en la digestión y el metabolismo; aumenta el peso, la presión arterial y se desregulan las hormonas que controlan el apetito”, señala.

También asegura que no dormir bien hace que se desequilibre el eje grelina-leptina –hormonas que desempeñan un papel clave en la regulación del apetito y el metabolismo energético– y por ende, el cuerpo necesite más glucosa libre lo que afecta el peso corporal y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades.

3. Fumar y beber alcohol 🍷

Si realmente se desea evitar el envejecimiento prematuro y/o la mala calidad de vida, los hábitos de fumar y beber alcohol deberán ser de los primeros a erradicar. “El alcohol envejece, cuenta con más de 500.000 muertes directas en América y sin contar las gran cantidad de muertes indirectas que produce”, dice el Dr. Lapman.

Tanto el tabaco como la marihuana o los vapeadores aumentan el riesgo de muerte en un 10% y se vinculan con atrofia cerebral, trastornos psicomotrices y patologías pulmonares.

Según desarrolla, uno de los grandes problemas del consumo de estas bebidas es que las personas no se miden respecto de las cantidades; lo que a largo plazo puede evolucionar en afecciones como cirrosis, problemas urinarios, digestivos y cardiovasculares.

Lapman afirma: “los fumadores respiran peor, consumen cientos de tóxicos que son factores inflamatorios que conducen al envejecimiento y tienen probabilidad de desarrollar ateroesclerosis”. Tanto el tabaco como la marihuana o los vapeadores, explica, aumentan el riesgo de muerte en un 10% y se vinculan con atrofia cerebral, trastornos psicomotrices y patologías pulmonares.

4. Exceso solar ☀

“La sobreexposición al sol causa el 80% de los signos prematuros de envejecimiento en la piel por lo que pasar demasiado tiempo expuestos a los rayos UV y no usar protector solar diariamente, es una de las principales causas de la aparición de manchas o arrugas”, señala un estudio titulado “Protección solar: un recurso didáctico primario”.

Coincide con lo mencionado un comunicado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale en el que se explica que los rayos del sol pueden tener consecuencias a largo plazo acechando dentro de la piel, incluso si no se experimenta una quemadura.

“A diferencia del envejecimiento cronológico normal, que está dictado por la edad y la genética, el foto envejecimiento ocurre cuando la luz ultravioleta del sol y/o las camas solares daña permanentemente la estructura de la piel. Para ver la diferencia entre envejecimiento cronológico y fotoenvejecimiento, se debe comparar la piel de un área del cuerpo que no está expuesta al sol con la piel del rostro”, aconseja el comunicado

Según la institución, algunos síntomas del foto daño son: arrugas, cambios de pigmentación como manchas de la edad, manchas hepáticas (léntigos solares) y pecas, textura de piel áspera y desigual, capilares rotos (arañas vasculares) alrededor de la nariz y el pecho.

¿Cómo prevenirlo? Se recomienda utilizar un protector solar de amplio espectro, que proteja la piel de los rayos UVA y UVB junto con un factor de protección solar (SPF) de 50 o más.

La sobreexposición al sol causa el 80% de los signos prematuros de envejecimiento en la piel.

5. Dieta baja en fitonutrientes 🥓

Los fitonutrientes son sustancias que provienen del reino vegetal, pero que no son nutrientes en sí mismos, es decir, no son necesarios para el funcionamiento del organismo, pero su consumo ofrece beneficios para prevenir y tratar ciertas enfermedades.

Llevar una alimentación similar a la dieta mediterránea que está centrada en cereales integrales, frutas, vegetales, granos enteros y nulidad de grasas trans y baja cantidad de azúcar es ideal para incorporar fitonutrientes, revela Lapman. “Estos alimentos se asocian a un menor riesgo de acv, problemas cardiovasculares e hipertensión”, agrega.

Asimismo, el especialista hace hincapié en que hoy en la sociedad prepondera la “comida basura” y que dada la falta de fitonutrientes no hay forma de neutralizar los excesos de los alimentos tóxicos y de los contaminantes como el alcohol, las drogas o el cigarrillo. “La mala alimentación hace que las células crezcan más rápido y se genere estrés oxidativo –afección que se presenta cuando hay demasiadas moléculas inestables llamadas radicales libres en el cuerpo–”, advierte.

6. Ser sedentario 🚶‍♂️

La actividad física regular ayuda a prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, varios tipos de cáncer y las enfermedades cardíacas, vasculares, respiratorias y renales. También ayuda a prevenir la hipertensión, a mantener un peso corporal saludable y puede mejorar la salud mental, la calidad de vida y el bienestar general. A esto, el Dr. Lapman añade que para los profesionales es mandatorio evitar el sedentarios dadas sus consecuencias negativas y aconseja realizar un mínimo de 150 minutos de ejercicio físico aeróbico semanal y 2 o 3 veces de actividad anaeróbica semanalmente para prolongar la longevidad.

Vivir 100 años con salud

Vivir 100 años con salud: qué es el “health span”, el nuevo horizonte de la longevidad

Alcanzar una edad avanzada pierde su atractivo si no va acompañada de bienestar y vitalidad. Por eso nació este concepto que implica un cambio de mentalidad sobre cómo programar de forma proactiva los años por venir. Tres expertos brindan diez hábitos indispensables para un envejecimiento saludable.

A pesar de un aumento en la esperanza de vida global a 73,4 años, el “health span” se mantiene rezagado, con un promedio de 63,7 años, lo que destaca la importancia de cerrar esta brecha para un envejecimiento saludable.

Esperanza de vida y longevidad son términos que cada vez despiertan más interés en las personas. Si bien muchos no esperan llegar a superar un récord como el de Jeanne Calment, que ostenta el título de “la mujer más anciana de la historia” con 122 años y 164 días, otros dicen: ¿”Por qué no?”.

La esperanza de vida humana máxima (life span) es el número promedio de años que una persona puede esperar vivir desde su nacimiento. Por otro lado, la longevidad describe la capacidad de vivir una vida larga más allá de la edad promedio de muerte específica de la especie. Y ahora nació un nuevo concepto llamado health span, que es la esperanza de vida saludable.

Es fantástico vivir hasta los 100 años”, afirmó Tim Peterson, director ejecutivo de Healthspan Technologies, una startup centrada en el envejecimiento saludable, pero no tanto “si vives los últimos 30 años con mala salud”. Y a esta problemática apunta el concepto que responde a una nueva tendencia en longevidad.

La esperanza de vida mundial aumentó a 73,4 años, mientras que la health span se quedó atrás con 63,7 años, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud en 2019. Cerrar la brecha entre la esperanza de vida y la salud es un objetivo que empezó a cambiar la forma de pensar la longevidad, en la ciencia y en la gente.

El doctor José María Bonorino, médico cardiólogo universitario (MN 93.630/MP 55.042), especialista en Medicina Interna, Geriatría y Gerontología, coordinador de la unidad de Cardiología Crítica, Hospital Universitario Austral, definió

Más del 70 y 80% de las dolencias globales son atribuidas a enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida. Entre ellas, se encuentra la hipertensión.

“El ‘health span’ o salud vital hace referencia al período de nuestra vida desarrollado con buena salud y sin enfermedades de jerarquía que afecten la calidad de vida. Es decir, el período de tiempo en el cual hemos estado físicamente activos, con un estado cognitivo óptimo, con interacción social y libres de afecciones de salud significativas o invalidantes. El ‘life span’, en cambio, es el número total de años vividos independientemente de la calidad de vida que hayamos tenido. Podemos decir que health span y envejecimiento saludable son sinónimos”.

Por su parte, Silvina Tocchetti, licenciada en Medicina Nutricional, especializada en Medicina Funcional y licenciada en Psicología Clínica, con estudios de posgrado en Psicología Analítica, coordinadora Regional de BANT (The British Association For Nutrition And Lifestyle Medicine) para Latinoamérica y creadora de Mind, el primer centro especializado en Medicina Funcional y de Estilo de Vida del Cono Sur, expresó a Infobae que health span significa duración de la salud, es el tiempo en que podemos contar con nuestra salud a pleno.

“El tema es que muchas personas están como en un modus operandi de sobrevivir o viviendo de una manera en la que naturalizan el sentirse más o menos bien o tener síntomas que se supone que son comunes para la edad. Por ejemplo, dormir mal, colesterol presión altos, ansiedadbaja libido, indigestión, cansancio, alergias, etc. y toman varias medicaciones para sostenerlas. Y eso no nos da una buena calidad de vida”, sumó la experta.

Y agregó: “Más del 70 y 80% de las dolencias a nivel mundial se deben a desórdenes crónicos y hoy sabemos que el 80% de ellos tienen que ver con el estilo de vida. Entonces, la pregunta es ¿qué calidad de vida queremos tener? No deseamos mantener ese estado de una salud media, sino que buscamos sentirnos fantásticamente bien y que nuestra energía esté en niveles óptimos y prolongar ese estado”.

La alimentación juega un papel crucial en la prevención de enfermedades crónicas y en el proceso de envejecimiento saludable, lo que enfatiza la importancia de consumir productos antiinflamatorios y evitar los azúcares rápidos y las grasas no saludables.

Estas enfermedades crónicas incluyen cánceres, enfermedades cardiovasculares, diabetes y enfermedades pulmonares crónicas.

En coincidencia, la doctora Lorena Inés Claus, médica ginecóloga, especialista en Ginecología regenerativa y estética y Longevidad saludable manifesto a Infobae: “Es importante entender por qué nos enfermamos, qué es lo que genera nuestro escenario inflamatorio y produce un pequeño daño que es silencioso, que es lo que llamamos en longevidad saludable, ‘inflamación mínima persistente’ que va sucediendo con el paso de los años sin que nos demos cuenta. Esto va generando ese daño que finalmente se expresa en alguna de las enfermedades tan comunes y frecuentes que ya las personas las toman como una ‘normalidad’”.

A modo de ejemplo, la doctora contó que al atender a un paciente en el consultorio, suele ocurrir que le pregunta si tiene alguna enfermedad o antecedente personal: “Y el paciente contesta ‘no’, y cuando uno le pregunta pero ¿toma alguna medicación?, responde: ‘Ah, sí, tomo para la presión, para la diabetes, para la tiroides, tengo un poquito de sobrepeso’, con lo cual no hay conciencia del daño y existe una naturalización de las enfermedades que básicamente tienen que ver con nuestro estilo de vida”.

Un cambio de mentalidad

“La longevidad en sí misma ha dejado de ser un objetivo preciado mientras que la salud vital y un envejecimiento saludable sí han pasado a ser la meta a alcanzar”, señaló el doctor Bonorino y explicó:

El cambio hacia un envejecimiento saludable implica un cambio de mentalidad, donde la calidad de vida prevalece sobre la cantidad de años vividos, privilegiando la prevención y el cuidado proactivo de la salud.

“El objetivo no consiste en darle más años a la vida sino más vida a los años, y el enfoque está puesto en una estrategia de prevención global. No se busca reducir la aparición de una enfermedad sino trabajar de manera positiva en hábitos y estilos de vida asociados con el enlentecimiento del proceso de envejecimiento. En términos médicos, consiste en fomentar ciertos hábitos de vida y aplicar intervenciones que reduzcan la inflamación, el estrés oxidativo y la disfunción mitocondrial”, dijo Bonorino.

Por su parte, la doctora Claus manifestó que muy lentamente está empezando a haber un cambio de mentalidad en relación a cómo cada persona quiere envejecer. “Envejecer vamos a envejecer todos, no hay manera de detenerlo, porque es la naturaleza de nuestra biología humana. Además, vivimos en un mundo que nos ofrece permanentemente hábitos que no son saludables: el tipo y calidad de alimentación, el nivel de estrés, el uso del celular, el smog, los hábitos tóxicos, el consumo de alcohol de manera desmedida y el sedentarismo extremo, todo esto va generando un daño. Este es nuestro escenario, que conlleva a un estado de inflamación permanente, que si uno no lo modifica, conduce inevitablemente a una enfermedad”.

Para la licenciada Tocchetti, existe un cuestionamiento en el tema longevidad. “Las personas han empezado a preguntarse cómo estar y llegar mejor. Tenemos más inquietudes, objetivos, tareas, entonces para eso necesitamos utilizar mejor nuestro tiempo. Y para eso una de las primeras cosas es que nuestro tiempo no esté completamente desbordado de problemas de salud, estar más lúcidos para poder elegir y ser más efectivos. Y luego, claro, tener más años de vida para disfrutar de todo lo que luchamos por crear y desarrollar”.

La adopción de hábitos saludables desde edades tempranas es clave para un envejecimiento saludable, e incluyen una dieta equilibrada, actividad física regular, chequeos médicos periódicos, y la reducción de factores psicosociales negativos.

Y destacó: “Yo creo que las personas todavía no entienden sobre los avances en longevidad, pero ya lo están buscando y queriendo incorporarlos a sus vidas, sobre todo los más jóvenes. Yo incluso tengo chicos de 20 años que ya ven cómo viven sus padres y lo cuestionan, quieren algo diferente. Es en ese sentido que hay un cambio de mentalidad. Antes no se cuestionaba, como que se tomaba por costumbre. Las personas se identificaban unas con otras, con los problemas de salud que eran ‘achaques de la edad’. Y hoy no queremos más eso”.

10 hábitos para un envejecimiento saludable

El doctor Bonorino indicó que si bien nunca es tarde, el momento óptimo para actuar y lograr un envejecimiento saludable es en la niñez. “Por ello, las sociedades avanzadas promueven fuertemente estilos de vida saludables a edades tempranas. La transmisión de esta información se hace desde el jardín de infantes, educación primaria y secundaria y son la base para lograr un impacto exponencial. Es fundamental que estos sean promovidos por líderes positivos, tengan difusión en medios de comunicación, cuenten con la participación de sociedades científicas y estén en sintonía con políticas de gobierno que favorezcan la adherencia a los mismos”.

La licenciada Tocchetti destacó que los factores modificables del estilo de vida son los que componen el 80% de los desórdenes crónicos. “Hay que empezar por cambiar el estilo de vida, porque al hacerlo no solo impacta en lo que genera los desórdenes crónicos, sino también en la base misma desde donde se sustenta el envejecimiento celular. Ambas cosas están relacionadas. Entonces lo que cambiamos es lo que se puede elegir para que el cuerpo acompañe, hacerlo un aliado. No hay arreglos rápidos, sino que es un camino de ida”.

Es esencial comenzar por cambios que cada uno pueda realizar en su propio estilo de vida, enfocándose en áreas como sueño, ejercicio, alimentación y mentalidad, con el objetivo de recalibrar la vida hacia un funcionamiento óptimo y sostenible en el tiempo

El doctor Bonorino explicó que las poblaciones con mayor longevidad y envejecimiento saludable tienen características comunes, a seguir:

  • Dieta sana tipo mediterránea o vegetariana basada en frutas, verduras, legumbres, cereales enteros y granos
  • Consumir con bajo contenido de sodio, moderar el consumo de alcohol, evitar alimentos procesados y con conservantes y reducir el consumo de carnes rojas, harinas y dulces.
  • No fumar.
  • Realizar actividad física diaria, 150 minutos semanales de gimnasia aeróbica (caminata, bicicleta, natación, trote suave, baile, etc.). También conviene complementar con ejercicios de musculación, coordinación y elongación.
  • Mantenerse socialmente activos e interrelacionados con la comunidad y/o familia.
  • Tener un propósito o motivo positivo en la vida.
  • Realizar un chequeo médico periódico para controlar factores de riesgo cardiovascular, detectar precozmente el cáncer y otras condiciones de riesgo para la salud y tener el esquema de vacunación al día.
  • Tener un descanso adecuado.
  • Reducir los factores negativos psicosociales (ansiedad, depresión, violencia, indigencia, injusticia, burn out, etcétera).
  • Mantener un peso adecuado y evitar la obesidad o delgadez extrema. Este último objetivo debe lograrse y mantenerse con alimentación sana y actividad física diaria.

La alimentación juega un papel crucial en la prevención de enfermedades crónicas y en el proceso de envejecimiento saludable, Los expertos recomiendan dieta tipo mediterránea o vegetariana.

Por su parte, la doctora Claus aconsejó empezar a hacer modificaciones que lleguen al estilo de vida para quedarse. “No pueden ser impuestas de manera rigurosa, porque todo lo que se impone termina fracasando porque uno no lo elige. Se debe tener un espacio para su actividad física cotidiana, hacer ejercicios de fuerza, de musculación, aeróbicos y conectar con la relajación mediante el yoga o la meditación. Adoptar prácticas para corregir hábitos posturales, como por ejemplo hacer pilates. También es importante dejar un espacio de tiempo para el ocio, y la felicidad familiar”.

En cuanto a la alimentación, recomendó “incorporar productos antiinflamatorios, con pocas harinas procesadas casi nada. Elegir hidratos de carbono de alta complejidad. Dejar los azúcares rápidos que generan una absorción muy rápida en nuestro intestino, afecta la mucosa intestinal y esto genera un círculo vicioso de daño a nivel sistémico. Adoptar el uso de grasas saludables, realizar un reposo digestivo de 12 horas. Y si uno quiere elegir, el ayuno intermitente es más saludable aún, pero debe ser evaluado por un profesional de salud”.

Y completó: “Elegir la vida que uno quiere tener en cuanto a su estilo de vida y cantidad de horas de trabajo. Utilizar estrategias de manejo del estrés y también se pueden adoptar terapias alternativas. Son todas herramientas que uno puede sumar, entendiendo que el ser humano es un ser biológico e integral. Este es el único camino para poder envejecer de una manera saludable y evitar la enfermedad”.

“Una mente curiosa, activa y con ganas de aprender nunca envejece”, dijo el doctor Bonorino.

En conclusión, el doctor Bonorino dijo: “El mejor momento para proponerse un cambio positivo en nuestro estilo de vida es hoy. Las dietas rígidas y exigentes fracasan siempre, por ello es preferible proponerse una dieta moderada a la que uno pueda adherir toda la vida. Plantearse metas no muy ambiciosas, comenzar gradualmente y cumplir con lo que se ha propuesto. Una mente curiosa, activa y con ganas de aprender nunca envejece”, cerró el médico.

Por su parte, la licenciada Tocchetti afirmó: “Se debe empezar por donde la persona está hoy. Qué cambios puede hacer por sí misma en áreas como el sueño, ejercicio, alimentación, mindset, o sea, cómo encara su vida, su salud y sus tiempos. Nosotros trabajamos mucho con suplementación, pero se necesita la guía profesional. Hay mucho que la persona puede hacer por sí misma y luego, traspasado un umbral, con ayuda. Todas esas áreas que mencioné se las puede llevar a niveles de funcionamiento óptimo que realmente recalibran toda la vida”.

Y agregó: “Hay que saber elegir, priorizar, entender que no podemos con todo. El tiempo y el foco que le dediquemos a cualquiera de estas áreas que comenté se convierten inmediatamente en calidad de vida. Si mejoramos nuestro presente, ese estado es el que vamos a prolongar. Entonces, hay que vivir ahora de la forma en que nos gustaría llegar más adelante. Es mentira eso de que un día el caos que experimentamos hoy se acaba y vamos a poder ocuparnos después de la salud. En realidad, la salud es uno de esos temas a priorizar, pero generándola, no remendando con parches.

Junto a estas recomendaciones, la ciencia aporta día a día nuevos recursos para lograr un envejecimiento saludable, que van desde los dispositivos wearables para controlar la salud, los test de ADN que arrojan recomendaciones personalizadas sobre alimentación y ejercicio para prolongar la salud hasta el desarrollo de terapias destinadas a contrarrestar los efectos del envejecimiento, con el objetivo de prolongar la vida útil. Pero el primer paso, es el cambio de mentalidad para empezar a diseñar ese futuro saludable y vital.

Finalmente, la licenciada Tocchetti concluyó: “Somos constructores de nuestra vida, de nuestras elecciones y por ende de nuestra propia salud. Podemos elegir co-crear, construir y cambiar. Nuestra salud y nuestro cuerpo no son ajenos a nosotros”.

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Los “viejos felices” de Suecia, la cumbre de Arabia y otras novedades de la economía de la longevidad

Hace tiempo que se considera que los países nórdicos están a la vanguardia del “envejecimiento saludable”; cuáles son las últimas tendencias sobre el tema

El libro se llama El Hechizo del Verano y fue publicado en diciembre por Sigilo. Allí, Virginia Higa, una escritora de Bahía Blanca, cuenta tramos e impresiones de su vida en Estocolmo, Suecia, lugar al que se fue a vivir unos meses antes de que se publicara Los Sorrentinos, su primera y muy exitosa novela.

Entre pistas de patinaje sobre hielo, atardeceres con sombras largas y un idioma mágico y muy distinto, a Higa le llama la atención otra característica diferencial de la sociedad sueca: “Una clase de persona que es muy escasa en mi país: los viejos felices, que tienen la cara y los ojos de una persona que no ha sufrido el hambre ni la violencia ni la desidia estatal ni las colas del correo, ojos que sonríen. Ojos curiosos sin rencor.(…) Conservan casi todos sus dientes y tienen la piel luminosa. Son gente serena, son los hijos del estado de bienestar, y no perciben al prójimo como alguien que viene a robarles algo que les pertenece”.

La escritora habla de una excepción: hace rato que los estados nórdicos están a la vanguardia en políticas de “envejecimiento saludable”. No son, a nivel demográfico, las sociedades más adultas del mundo (Japón, Corea del Sur. Hong Kong, España e Italia, entre otros, están por encima en edad promedio), pero la bonanza económica les permite ocuparse de temas que en otros lugares la coyuntura urgente tapa o deja para más adelante.

En 2050 habrá en todo el planeta 2000 millones de personas con más de 60 años, el doble que en la actualidad. Es, por lejos, el segmento etario que más está creciendo, porque las tasas de natalidad se derrumbaron en la última década (inclusive, están cayendo fuerte en África, el continente más joven). Y, por eso, la temática de longevidad se está convirtiendo en un tema de discusión central, con novedades científicas que aparecen casi a diario y con un negocio del envejecimiento saludable que crece a tasas empinadas.

En las últimas semanas, buena parte de esta conversación se concentró en un anuncio que hizo David Sinclair, científico de Harvard y uno de los divulgadores más famosos de esta agenda (autor del best seller Alarga tu Esperanza de Vida). Junto a dos coautores (Xiao Tian y Yuancheng Ryan), Sinclair publicó en Nature una nueva Teoría de la Información en el Envejecimiento (ITOA), que propone que lo que sucede en el cuerpo humano con el paso de los años tiene una fuerte asociación con la información epigenética. Al contrario de lo que ocurre con la información genética, que es sumamente estable, la epigenética se deteriora con el paso del tiempo y con el contexto.

Licia Fertz, influencer

A los 93, influencer

Cuando su marido murió, Licia Fertz sintió que su vida estaba acabada. Había dedicado la última década a acompañar la enfermedad del hombre con el que llevaba casada 64 años, y el desenlace la sumió en una profunda depresión; se sintió además una carga para su familia. Hasta que, por iniciativa de su sobrino y de la mano de su nieto, descubrió las redes sociales.

“Hola Instagram.¿Hay espacio para una mujer de 88 años?” fue su primer posteo en la cuenta @buongiornononna (Buenos días, abuela) y el puntapié de una carrera que la consagró, a los 93 años, como una modelo e influencer con más de 200 mil seguidores, y una de las 100 Mujeres de 2023 según la BBC, junto a Michelle Obama y Amal Clooney. Verdadera revelación, Licia se animó a posar desnuda para la tapa de la revista Rolling Stone, impactar con los looks más atrevidos, darse algunos “permitidos” y, sobre todo, a desafiar todos los prejuicios sobre la edad, las personas mayores y los estereotipos que suelen acompañarlas.

“Apenas sabía qué era Internet cuando me asomé a ese mundo. Quedarme en casa y comunicarme a través de la Web ha sido el mejor antidepresivo”, cuenta la mujer que chatea a diario con sus followers de 18 a más de 65 años de todo el mundo. Italiana y vecina de Viterbo dice que lo que busca es inspirar a las personas a quererse como son, y a perder el miedo a la vejez. Y no es que la haya tenido fácil: sufrió los horrores de la Segunda Guerra y antes de enterrar a su compañero de toda la vida ya había llorado la muerte de su hija de 28 años. Pero dice: “Mi legado más importante es gritarle al mundo que no hay tercera edad, sino tercera vida, y que puede ser extraordinaria”.

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Innovación y tecnología para un envejecimiento activo

Nuestro objetivo en el ámbito del envejecimiento activo y saludable es poner la tecnología al servicio de la salud.

Impulsamos el desarrollo de productos y servicios personalizados en las etapas de prevención, diagnóstico y tratamiento mediante un enfoque integral orientado a un envejecimiento activo y saludable.

TECNALIA desarrolla soluciones tecnológicas orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas a través de la prevención de riesgos y enfermedades, el mantenimiento de las capacidades físicas y cognitivas, y el mantenimiento de su actividad y participación social.

Innovación y tecnología para un envejecimiento activo

“Nuestro objetivo es favorecer entornos saludables que preserven y mejoren la salud y la calidad de vida de las personas. Por ello orientamos nuestra actividad tecnológica a la transformación de los sistemas de salud y de cuidados de largo plazo, la alimentación, el transporte, la vivienda, la ciudad y el lugar de trabajo”. Así, TECNALIA dispone de una combinación de soluciones tecnológicas orientadas a favorecer el envejecimiento saludable de la persona a través de la prevención de riesgos y enfermedades, el mantenimiento de las capacidades físicas y cognitivas, y el mantenimiento de su actividad y participación social.


En el ámbito de la alimentación saludable, TECNALIA desarrolla ingredientes activos para crear alimentos más saludables, equilibrados y de mayor valor nutricional (reducción de grasas, alimentos ricos en fibra, con omega 3, etc.). Esos compuestos activos (con esteroles, probióticos, vitaminas, prebióticos, simbióticos…) tienen efecto en la prevención de enfermedades de alta incidencia, como el síndrome metabólico, cáncer, cardiovasculares, etc

Dispositivos para un entrenamiento optimizado

TECNALIA desarrolla dispositivos que facilitan la valoración y entrenamiento de la capacidad funcional, y más en concreto del control postural/equilibrio de la persona para reducir el riesgo de caídas. Ofrece, además, soluciones para la personalización y optimización de los programas de entrenamiento de fuerza en personas mayores.


Combinando tecnologías de medición de señales electrofisiológicas, estimulación eléctrica y algoritmos de inteligencia artificial se busca determinar la frecuencia idónea de entrenamiento para cada persona y grupo muscular. Las soluciones de entrenamiento físico se complementan con un entrenamiento cognitivo y sensorial a través de una plataforma para creación de contenidos personalizados utilizando tecnología VR y/o AR.

Biosensores y monitorización de la salud

En el campo de los biosensores para diagnóstico, que son dispositivos portátiles para diagnóstico y monitorización in vitro e in vivo, ofrece soluciones para la monitorización de la salud mediante sensores electrofisiológicos y electroquímicos no invasivos. TECNALIA cuenta con el desarrollo de biosensores basados en un parche multi-electrodo para la detección de biomarcadores relacionados con el estrés (cortisol), fatiga (lactato), hidratación (sodio), frecuencia cardíaca o temperatura.


Estas soluciones wearable pueden ser aplicadas a la detección de factores de riesgo en personas mayores. También utilizan la tecnología de electrodos multi-campo para la mejora de la capacidad física y que permiten la activación muscular o la retroalimentación táctil, por ejemplo, o incluso la integración de electrodos en textiles para crear wearables.

Nuevos medicamentos

Por otro lado, ha diseñado y desarrollado nuevos medicamentos, especialmente dirigidos a las personas mayores, facilitando su toma y adhesión a los tratamientos con formatos farmacéuticos más agradables. Se incluye en este ámbito la tecnología de impresión 3D de medicamentos que ayude a generar una medicación más personalizada en ejemplos como la polimedicación.

Entornos saludables

Y otro de sus ámbitos de actuación consiste en las llamadas ciudades “amigables”: TECNALIA trabaja en el desarrollo de una herramienta de planificación urbana para ciudades amigables con las personas mayores basada en tecnología de gemelo digital. En este sentido, destaca un planificador de rutas amigables para personas mayores que faciliten su movilidad en el entorno.

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Un simple análisis de sangre revela con décadas de antelación el envejecimiento acelerado de los órganos

El sistema sirve para medir el deterioro de un órgano antes de que aparezcan síntomas para plantear medidas de prevención personalizadas.

Haber vivido mucho es el principal factor de riesgo para sufrir enfermedades, pero la edad cronológica no siempre nos dice con precisión cuánto hemos envejecido. El estilo de vida o la genética pueden acelerar o ralentizar el proceso y la medicina busca formas de medirlo con precisión. Hoy, la revista Nature publica los resultados de un trabajo liderado por Tony Wyss-Coray, de la Universidad de Stanford (EE UU), que ha logrado medir el envejecimiento específico de los principales órganos del cuerpo, para detectar si alguno se está deteriorando a un ritmo mayor de lo normal.

El sistema empleado es un análisis de sangre, algo que haría relativamente sencillo aplicarlo para conocer el estado de salud. En el estudio publicado hoy, en el que se analizó el plasma sanguíneo de más de 5.000 personas, se observó que alrededor del 20% de los mayores de 50 años tenían un órgano envejeciendo a un ritmo acelerado y un 1,7% de las personas analizadas tenía dos o más. Este envejecimiento acelerado, que en parte se asocia a enfermedades específicas de cada órgano, se relaciona con un incremento en el riesgo de muerte de entre el 20% y el 50%, pero no todos los órganos tienen el mismo peso sobre la salud. Un envejecimiento acelerado del corazón aumentaba en un 250% el fallo cardiaco, y un deterioro más rápido del sistema vascular o del cerebro estaba relacionado con mayores probabilidades de sufrir alzhéimer en el futuro, como pudieron comprobar con muestras de pacientes tomadas hace 15 años para hacer seguimiento de procesos del envejecimiento.

Para evaluar el envejecimiento de los distintos órganos se evaluaron los niveles de cerca de 5.000 proteínas en la sangre de casi 1.400 personas, en su mayoría de más de 40 años. Identificaron todas las proteínas que aparecían con más frecuencia en órganos concretos y seleccionaron 858 que se podían asociar a cada órgano y que, cuando se encontraban en niveles excesivos, alertaban del envejecimiento acelerado de ese órgano. Utilizando machine learning (aprendizaje automático), entrenaron un algoritmo que seleccionaba las proteínas que tenían mayor relación con el envejecimiento de cada órgano. Aunque, como cabría esperar, había cierta sincronía entre el envejecimiento de los órganos de cada individuo, también había diferencias importantes que mostraban algunos órganos particularmente afectados por el paso del tiempo.

El objetivo de este tipo de trabajos es conocer con mucha antelación que algo no va bien con un órgano concreto para poder tomar con suficiente antelación medidas preventivas. Esta prueba detectaba ese envejecimiento acelerado cuando aún no había síntomas, pero que, como mostraron los datos de seguimiento, sí incrementaría el riesgo de enfermedades y muerte en el futuro. El envejecimiento acelerado del cerebro incrementaba el riesgo de muerte en un 180% y el de los riñones se asociaba a un mayor riesgo de diabetes e hipertensión.

La oportunidad que nos abre este tipo de investigación es la de establecer con precisión el ritmo de envejecimiento de cada órgano y, por tanto, de su deterioro. Con ello, podríamos guiar una medicina preventiva de precisión que prescribiese a cada persona un cuidado y seguimiento específico en función de la observación de la edad biológica de cada órgano.

señala Manuel Collado, investigador científico del CNB-CSIC en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela a Science Media Centre España.

Esta posible herramienta para el diagnóstico de precisión del envejecimiento acelerado se está investigando en grupos de todo el mundo. En abril de este año, un equipo de la Universidad de Melbourne, en Australia, publicaba un estudio en Nature Medicine en el que se explicaba cómo el envejecimiento acelerado de algunos órganos acaba por afectar al envejecimiento de los demás e incrementa el riesgo de morir. “Las desviaciones del declive asociado a la edad que cabría esperar se puede detectar en algunos órganos años antes del diagnóstico de enfermedad”, escribían. Según los autores, estas desviaciones predicen la mortalidad, incluso cuando se tienen en cuenta la edad cronológica, la carga de enfermedad y otros factores de riesgo, y se podrían utilizar para identificar a individuos con envejecimiento acelerado de algunos órganos antes de la aparición de la enfermedad que se podrían beneficiar de intervenciones para ralentizar el envejecimiento de órganos o sistemas del organismo específicos.

Wyss-Coray, el autor del estudio que publica hoy Nature, lleva más de una década buscando en la sangre las diferencias entre un organismo joven y otro viejo. Después de observar que trasfundir sangre de ratones jóvenes a otros de edad avanzada mejoraba el funcionamiento de muchos órganos, incluido el cerebro, fundó Alkahest. Esta compañía, ahora propiedad de la farmacéutica española Grifols, está probando los efectos de trasfundir plasma de personas jóvenes en mayores con alzhéimer. Respecto a los últimos resultados, Wyss-Coray cree que la identificación de proteínas específicas de cada órgano que mejor predicen un envejecimiento acelerado pueden servir para crear fármacos que lo ralenticen.

Las cosas que mejoran cuando envejeces

Las cosas que mejoran cuando envejeces (incluido el sexo y varias habilidades cognitivas)

La autoestima y la seguridad en uno mismo son algunas de las cosas que mejoran con los años, según especialistas.

Debería ser visto como un proceso de enriquecimiento, una época de nuevas posibilidades.

definió Jemma Mouland, vicedirectora de investigación, impacto y voz del Centro para Envejecer Mejor.

Mientras que los niños pequeños se enferman todo el tiempo, los adultos mayores no.

Con los años, tu rostro se irá transformando. Alrededor de los ojos y por encima de los labios, aparecerán, sutiles y delicadas, las primeras arrugas. Más tarde, se convertirán en surcos profundos que a simple vista se dejan ver.

Pelos solitarios, curiosamente robustos e inexplicablemente más oscuros que el resto, se asomarán en los lugares menos esperados.

No vamos a entrar en el tema -tan en boga- de las canas, esos alambres blancos y duros que ni siquiera logran dar volumen a tu diezmada cabellera.

Tampoco mencionar los dolores (¿musculares? ¿articulares?) que te aquejan ni bien sales de la cama, o que te asaltan en medio de la actividad más mundana.

¡Bienvenidos a la vejez… o al menos a la idea que nos han vendido de ella y que muchos de nosotros hemos comprado!

En esta sociedad que rinde culto desmedido a la juventud, a la que la considera un valor en sí mismo, pasar la barrera de los 35 o 40 años es casi un delito.

“La visión predominante es que envejecer es un proceso de deterioro inevitable, y eso es producto del edadismo (la discriminación por razones de edad) generalizado que existe en tantas sociedades, y que es tan persistente y pernicioso que resulta muy fácil para nosotros aceptar esta falsa narrativa”, dice a BBC Mundo Jemma Mouland, vicedirectora de investigación, impacto y voz del Centro para Envejecer Mejor, una ONG con sede en Londres, Reino Unido.

Cuando en realidad, continúa: “El envejecimiento debería ser visto como un proceso de enriquecimiento, una época de nuevas posibilidades (….) de desarrollar nuevos hobbies e intereses, de comenzar una nueva aventura o contribuir en tu propia comunidad”.

Mouland señala, no obstante, que debemos tener cuidado en considerar la edad en sí como un indicador, ya que “la experiencia de nuestros años tardíos está moldeada por muchos otros factores como el lugar en que vivimos, nuestro estatus socioeconómico, nuestra etnia, o si tenemos o no una discapacidad”.

Además, dice: “Las diferencias dentro de un grupo etario, pueden ser de hecho mucho mayores que las diferencias entre grupos de diferentes edades”.

La naturaleza es sabia

Como alguien que ha superado los 50, puedo decir, categóricamente y a mucha honra, que esta idea sombría de la vejez no solo es completamente demodé, sino, en gran medida, falsa.

La naturaleza es sabia, dicen. Y creo que sí lo es. ¿Aumentan las arrugas? Disminuye tu agudeza visual para verlas. ¿Subes de peso y no te entra la ropa? Pues ahora te importa bien poco lo que piensen los demás sobre cómo te vistes y la forma de tu cuerpo.

Así es, la autoestima y la seguridad en uno mismo son algunas de las cosas que mejoran con los años.

No son las únicas: hay otros aspectos que también mejoran con la edad, otros que al menos no decaen de la forma en que se pensaba y ciertas habilidades que alcanzan su mejor momento no en la flor de la juventud, sino pasada la treintena o los 40 (como correr ultramaratones: según un estudio de 2020, el mejor momento para las mujeres es entre los 40 y 44 años, y entre los 45 y los 49 para los hombres).

Comparto aquí algunos ejemplos. De nada.

Habilidades cognitivas

Con anterioridad, se pensaba que el cerebro alcanzaba su mejor momento alrededor de los 20 años, se estabilizaba cuando llegábamos a la mediana edad y luego comenzaba a decaer gradualmente.

Actualmente, se sabe que el cerebro cambia y se desarrolla a lo largo de nuestra vida. Y mientras algunas funciones cognitivas se deterioran con la edad -como por ejemplo la memoria operativa, el proceso mental para almacenar información de forma transitoria para procesar información- otras se perfeccionan.

De acuerdo a un artículo publicado en la revista de salud de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, con la edad, “el cerebro mejora a la hora de detectar relaciones entre diversas fuentes de información, capturar mejor el panorama más amplio, y entender las implicaciones globales de problemas específicos”, algo que sienta las bases de lo que se considera la sabiduría, un concepto típicamente asociado a la edad.

Según un estudio llevado a cabo por Michael T. Ullman, profesor del Departamento de Neurociencia y Director del Laboratorio de Cerebro y Lenguaje, de la Universidad de Georgetown, en EE.UU. y Joao Veríssimo, profesor asistente de Artes y Humanidades de la Universidad de Lisboa, en Portugal, hay dos funciones clave del cerebro que mejoran con el envejecimiento.

Una es una forma de atención llamada orientación, que involucra desplazar los recursos cerebrales a una ubicación particular en el espacio y la otra es la inhibición ejecutiva, que inhibe la información distractiva o conflictiva, permitiendo que nos concentremos en aquello que es importante.

Eso es básicamente enfocarme en ti mientras conversamos, e ignorar la sonrisa de Joao

le dice Ullman a BBC Mundo.

Eso es algo que se pensaba que se deterioraba, y nosotros mostramos que mejora

detalla, y agrega:

Pero también hay otros aspectos de la cognición que mejoran, como por ejemplo, el vocabulario y la regulación emocional (la capacidad de controlar tus impulsos).

Añade.

“Todas estas cosas que mejoran lo hacen, posiblemente, en razón de la experiencia”.

Ullman, de 61 años, comenta que de acuerdo a su propia experiencia, todavía está “mejorando en las cosas difíciles que hago, como escribir artículos científicos y hacer investigación. Sospecho que alcanzaré mi mejor momento en 10 o 15 años, pero aún sigo mejorando, aunque sea mucho más lento que hace 5 años”.

Sistema inmune

Si bien nuestras defensas tienden a debilitarse con la edad (producimos menos glóbulos blancos, funcionan de manera menos eficiente), hay otra parte de nuestro sistema inmunitario que, gracias a los diversos patógenos que ha encontrado a lo largo de los años, se ha fortalecido.

Hablamos de la memoria del sistema inmune que funciona de forma similar a la memoria de nuestro cerebro.

La primera vez que nuestro cuerpo se encuentra con un tipo particular de infección, se pone muy enfermo. Pero la segunda, la tercera o la cuarta vez que la encuentra, ya ha aprendido a responder de forma apropiada y eficiente, a tal punto que ya no nos enfermamos, o si lo hacemos es de forma mucho más leve que la primera vez

le explica a BBC Mundo John Upham, profesor de Medicina Respiratoria, Universidad de Queensland, en Australia.

La memoria inmunológica no es particularmente buena en la etapa temprana de la vida. Se vuelve cada vez mejor durante la niñez, la vida adulta y la mediana edad, y sigue funcionando muy bien hasta probablemente finales de los 60, comienzo de los 70 años.

agrega.

Como consecuencia las personas mayores sufren menos resfriados o gripes –a menos que tengan otras enfermedades subyacentes- sobre todo en comparación con los niños pequeños, para quienes la mayoría de los patógenos que encuentran son nuevos y se enferman todo el tiempo.

El sistema inmunitario empieza “a debilitarse parcialmente alrededor de los 70 años , y la proporción en la que se debilita en una persona sana no es significativa como para crear una diferencia importante en su salud, y permite aún que estas personas puedan ser vacunadas contra una serie de infecciones”, sostiene Upham.

Otra ventaja adicional es la reducción en la intensidad de las alergias.

“Las personas por encima de los 60 o 70 años tienden a tener relativamente menos alergias que los niños o los adultos”, asegura Upham. La gente mayor no desarrolla nuevas alergias, y las que padece tienden a desaparecer o se vuelven más leves.

Esto “puede deberse al hecho de que su sistema inmunitario no reacciona con tanta potencia”, dice.

Al final, “tener un sistema inmune fuerte o débil puede tener beneficios o ser malo dependiendo de las circunstancias: si no es muy activo puede ser un problema cuando tienes una infección, pero de hecho es bueno en términos de las alergias”.

Felicidad

Es un concepto difícil de cuantificar, pero la ciencia ha estado buscando el modo de precisarla por lo menos desde los años 90.

Y aunque hay muchos factores que influyen en nuestra capacidad de disfrutar de la vida -la situación socioeconómica, la salud, etc.- investigadores hallaron que independientemente de estos factores o la demografía, existe un patrón: la felicidad tiene forma de U.

Es decir, la gente entra en la edad adulta relativamente feliz, esta sensación decae a medida que avanzan los años (el ejemplo típico es la famosa crisis de la mediana edad) y vuelve después a remontar hasta alrededor de los 70 años.

Los economistas Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick en Reino Unido y David Blanchflower de Dartmouth College, en EE.UU., pusieron a prueba la hipótesis de la U usando datos primero de 500.000 personas en EE.UU. y Europa Occidental, y observaron una caída en la edad mediana.

Información recopilada más tarde en Asia, América del Sur y Europa del Este, más sondeos en 72 países desarrollados y en vías de desarrollo, acabaron por confirmar el mismo patrón.

¿Por qué a medida que envejecemos volvemos a recuperar la capacidad de gozar de la vida?

Muchas teorías explican por qué las personas mayores son más felices o positivas que las generaciones más jóvenes.

Dana Rosenfeld, gerontóloga social de la Universidad de Westminster, en Reino Unido, señala en un artículo de The Conversation que, en principio, “la gente joven está expuesta a eventos más estresantes que las personas mayores” (como la reducción en los salarios o el desempleo). También, con la edad, dice, “tendemos a enfocarnos en los recuerdos e información positiva, y nos volvemos mejor en regular nuestras emociones”.

Laura Carlsten, profesora de psicología de la Universidad de Standford, en EE.UU., lo vincula a “la capacidad única de los humanos de reconocer nuestra propia mortalidad y monitorear nuestros propios horizontes temporales”.

De ahí se desprende que, como las personas mayores saben que están más cerca de la muerte, dice Carlsten, aprenden a vivir mejor en el presente. Se centran en lo que es importante hoy -como por ejemplo aquello que sienten- y ponen menos atención en metas a largo plazo.

Satisfacción sexual

Al contrario de lo que muchos suelen anticipar, diversos estudios revelan que la gente mayor tiene un elevado grado de satisfacción sexual.

Un estudio sobre actividad sexual y satisfacción en mujeres mayores llevado a cabo en EE,UU., por ejemplo, encontró que la mitad de las mujeres de alrededor de 80 años tenía orgasmos siempre o la mayoría de las veces durante una relación sexual.

¿Por qué con la edad puede llegar a convertirse en una experiencia más placentera?

A medida que envejecemos, tenemos más madurez emocional para reafirmar y explorar más lo que queremos Y es desde ese lugar que nuestra experiencia sexual se expande y podemos de hecho empezar a focalizarnos en qué es lo que nos da placer.

le dice a BBC Mundo Catalina Lawsin, psicóloga clínica basada en EE.UU.

La seguridad en uno mismo, el sentirse cada vez más cómodo con quién es uno y con el propio cuerpo también contribuyen a convertir la experiencia sexual en una más placentera.

Y a esto se suma el simple hecho de que, en la vejez, solemos contar con más tiempo libre y menos estresores en nuestra vida diaria para darle espacio al sexo, señala Natalie Wilton, terapeuta y trabajadora social con amplia experiencia en sexualidad en personas mayores.

Si piensas en el típico adulto de mediana edad que tiene un trabajo a tiempo completo, niños, y cuida de otra gente, todo eso hace que su vida esté muy ocupada. Todo eso no queda fuera de la ecuación en la vida de los adultos mayores, con lo cual hay muchas buenas razones para que el sexo pueda mejorar con la edad

asegura Wilton.

Claro que no es algo que pasa mágicamente, con solo entrar en la tercera edad.

El sexo, a cualquier edad, tiene que ver con lo que pones de ti, tu actitud, así que si tu vida sexual no era buena antes de llegar a los 50, 60, o 70, no va a mejorar repentinamente

aclara.

¿Y qué hay de los impedimentos físicos? Si bien es cierto el envejecimiento puede traer aparejadas enfermedades crónicas, complicaciones con la movilidad o problemas como la atrofia vaginal en las mujeres posmenopáusicas o dificultad para llegar a una erección en los hombres, estas son dificultades que pueden superarse, coinciden Wilton y Lawsin.

Lo más importante es tener una conversación abierta con tu pareja y con los profesionales de la salud que te están medicando (en caso de una enfermedad crónica) para evaluar si la medicación puede estar teniendo algún efecto secundario en tu vida sexual y si hay otra cosa que se pueda hacer

señala Wilton.

Lawsin comenta que hay muchas estrategias probadas (desde el uso de lubricante hasta juguetes sexuales) que pueden funcionar para aumentar la excitación y el placer.

Es importante también “hacer a un lado las suposiciones que tenemos en relación a cómo debe ser una relación sexual” y recordar que “la satisfacción sexual no se correlaciona con la frecuencia sexual ni la función sexual. Tiene que ver con cómo te conectas con tu cuerpo y en cómo eliges conectarte con tu pareja”.

Entonces… si ya se asoman en tu cabeza los primeros cabellos blancos, y de tu memoria ya se han borrado las fechas de cumpleaños de parientes y amigos, no te desesperes y abraza esta nueva etapa: hay habilidades que mejoran y muchas otras experiencias positivas que te esperan a la vuelta de la esquina.

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Economía de la longevidad versus economía plateada: nuevos enfoques para un mercado en expansión

Para el exdirector de la Reserva Federal de los Estados Unidos Ben Bernanke es “el principal factor individual de cambio para la economía en las próximas décadas”. Según el inversor escocés Jim Mellon ya se trata de “la industria más grande del mundo”. The Economist, el semanario británico, le dedicó la tapa y un especial de varias páginas en su penúltima edición a la posibilidad de “vivir 120 años”. Y las estadísticas parecen corroborar que estamos frente a una ola gigantesca: el gasto y las actividades económicas vinculadas a personas de más de 50 años solo en los Estados Unidos equivale a 7,6 billones de dólares (trillions en inglés: millones de millones de dólares), una cifra que es más que el PBI de cualquier país, excepto los de Estados Unidos y China.

“La tendencia de concientización sobre la entidad de este fenómeno, que conlleva un sinfín de oportunidades y desafíos, creció enormemente con la pandemia, aunque todavía los prejuicios del ‘viejismo’ son tan fuertes que muchos todavía lo subestiman”

dice la experta en longevidad española Barbara Rey Actis, que viene estudiando estos temas en profundidad.

Rey Actis vive en Madrid y tiene una larga carrera en el mundo del marketing. Encaró el camino de la longevidad cuando la marca de cremas que le encomendó una campaña estableció como target más adulto para su producto a la franja de “mujeres de 35 a 55 años”. Da clases en distintas universidades y escribió el libro Una longevidad con sentido (editado por Versus; aún no se consigue en la Argentina).

La especialista distingue el concepto de “economía de la longevidad” del de “economía plateada”.

El segundo término, dice a LA NACION, tiene un enfoque asistencialista y convencional: busca desarrollar productos y servicios para personas con alguna dependencia: ve de alguna manera “el vaso medio vacío” de la segunda mitad de la vida.

La “economía de la longevidad”, en cambio, es más vanguardista, contempla la intergeneracionalidad, y habla desde las nuevas posibilidades que se abren en esta etapa de la vida.

“La extensión de la vida, sin las tres etapas clásicas, con más transiciones, mejor encaminada”, resume Rey Actis.

resume Rey Actis.

En los Estados Unidos, el especialista que lleva como bandera este ideario es el titular del laboratorio etario del MIT, Joseph Coughlin, quien escribió el libro La economía de la longevidad: dentro del mercado más desatendido y que más crece en el mundo (aún no traducido).

Un reciente y extenso informe de la consultora Milken actualiza algunas estadísticas sobre este fenómeno:

  1. Para 2030 Japón será el primer país del mundo en entrar en la categoría demográfica de “ultrasénior”, o ultraadulto, con un 28% de su población por encima de los 65 años, mientras que en el mismo año Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán serán considerados “superadultos”, con más de un 20% de su población por encima de los 65 años.
  2. En Europa un cuarto de la población tiene más de 60 años, y se estima que ese porcentaje crecerá al 35% en 2050. En el mismo lapso, este segmento en América Latina pasará del 12% al 25% de la población.
  3. En los países desarrollados, los mayores de 60 años explicarán nada menos que la mitad del aumento del consumo entre 2015 y 2030. “Son el segmento etario con más activos ahorrados y con más propensión al gasto”, sostienen los analistas de Milken.

A nivel global, los avances científicos, la producción académica y los negocios que giran alrededor de la “longevidad extrema” (una parte menor de toda la economía de la longevidad) estallaron luego de la pandemia. Según Merril Lynch, este sector movía 110.000 millones de dólares en 2019, y para 2025 se estima que el valor llegaría a los 600.000 millones de dólares.

Las personas más ricas del mundo y los principales fondos de inversión realizaron apuestas multimillonarias en el área de extensión de vida. Ya no se trata de “proyectos mascota” ni de una “ficha”, sino de miles de millones de dólares. Jeff Bezos amplió su inversión en los laboratorios Los Altos, mientras que Amazon compró una empresa farmacéutica en 3800 millones de dólares y quiere revolucionar el negocio de la salud. Google sigue invirtiendo en Calico Labs, mientras que Lineage Cell Therapeutics cuenta con el apoyo de BlackRock y Wells Fargo, entre otros. Apple anunció que sus dispositivos personales (principalmente el reloj inteligente) ya pueden medir 150 flujos de datos del cuerpo, para aplicar en 17 áreas de la salud.

“Cualquiera que tenga mucha plata tarde o temprano va a querer curar el envejecimiento. Lo hicieron millonarios como Bezos, Larry Page, Larry Ellison o Peter Thiel, entre otros”

sostuvo el escritor del MIT Review Antonio Regalado, en un reporte en el que anunció que Arabia Saudita decidió comenzar a operar un fondo de 1000 millones de dólares al año para atacar desafíos de envejecimiento.

Se trata del mayor monto individual asignado hasta ahora a esta área.

En materia de estrategias de marketing, Rey Actis remarca que las empresas que están trabajando bien manejan el concepto de “agnosticismo etario”, en el sentido de que no apuntan específicamente al sector sénior, sino que encaran productos o servicios que sean cómodos para todos, incluso para los mayores. Los ejemplos que habitualmente se citan como casos exitosos en este sentido son los de Apple (el reloj de esta marca fue pensado inicialmente para el segmento 60+), Nike, o la marca de anteojos Warby Parker.

La especialista española también hace énfasis en la necesidad de encarar nuevos hábitos de bienestar en la segunda mitad de la vida, de manera “amable” y gradual, porque como, en vidas que probablemente superen los 100 años, van a tener que sostenerse durante décadas, hay que lograr que tales estrategias sean robustas en el tiempo. No como una dieta muy estricta, que se abandona a la semana.

Todo es fácil de decir, pero no tan sencillo de llevar adelante, porque el set de prejuicios con el viejismo está muy solidificado, sobre todo en Occidente. Y hasta hay fuertes incentivos económicos que llevan agua para el molino de la economía plateada, y no para el de la longevidad. Como sostuvo en una conferencia la activista por la inclusión etaria Ashton Applewhite: el miedo y la vergüenza crean mercados gigantescos. “¿Quién repite que las arrugas son feas? La millonaria industria de las cremas y el cuidado de la piel. ¿Quién dice que la ‘perimenopausia’ (el lapso de transición de las mujeres hacia la etapa no reproductiva) es una condición médica? La multimillonaria industria de los laboratorios”, dice Applewhite. Como ocurre con la economía del cambio climático, el punto de quiebre en esta dinámica se va a dar cuando los incentivos económicos en la oferta y la demanda queden alineados hacia el lado de las oportunidades en la economía de la longevidad.

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“Vivir 100 años”: las claves que aporta el documental de Netflix para lograr la longevidad

El especialista en salud mental de adultos mayores, Carlos Orosco, y la psicóloga clínica Almudena Pérez Tello, aconsejaron sobre el trato a los ancianos y en qué enfocarse para llevar una vida en plenitud

En Okinawa, una papa de color morado llamada beni imo es el alimento que predomina en la dieta de las ancianos. La isla japonesa es, para el investigador de la National Geographic Dan Buettner, uno de los puntos de concentración de las personas longevas. ¿Qué hacen para vivir tanto y tener salud? Él se lo pregunta en la docuserie de Netflix, Vivir 100 años, donde viaja en cuatro capítulos a diferentes zonas azules del mundo para descubrir el secreto de una vida larga en salud, sin enfermedades o discapacidades.

Umeto Yamashito, de 101 años, está de pie bailando sonriente alrededor de sus amigos, que la ven menear sus brazos y equilibrar encima de la cabeza una botella bastante grande. “Si quiero llegar a su edad, ¿qué me recomendaría?”, le pregunta Buettner a la anciana. “Diviértete siempre. No te enojes. Diviértete con todos y haz feliz a todos. Yo nunca me enojo”, le responde. Sin embargo, en esta docuserie, los secretos de la longevidad en salud van mucho más allá del consejo de la noble japonesa.

Cada episodio, Buettner habla con las personas más ancianas de cinco lugares del mundo: Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia, Loma Linda en California, la isla Icaria en Grecia y la península de Nicoya en Costa Rica.

Dan Buether es investigador de National Geographic y un importante autor de libros sobre las zonas azules.

El ikigai y la jubilación

“Preguntaría a los centenarios: ¿cuál es tu ikigai?”, dice un anciano japonés en la serie documental. “Se trata de una especie de misión. Un sentido de propósito. Creo que es el factor principal para la salud espiritual de los longevos. Si lo perdemos, nos morimos”, agrega el miembro de una civilización que no prioriza tanto la jubilación, porque, después de cumplir los 60 o 70 años, todavía mantienen la mente y el cuerpo ocupados.

“He estudiado mucho tiempo los aspectos psicológicos de las personas cuando se jubilan”, comenta el psicogerontólogo peruano Carlos Orosco. “Una gran dificultad es ese cambio del rol que pueden ejercer los ancianos en una comunidad. Se ve en el inicio del documental, cuando la anciana está rodeada por la familia. Esto se tiene que reforzar, porque si no puede haber un distanciamiento de las relaciones interpersonales. Y lo otro es que ellos tienen un proyecto de vida, donde sienten una responsabilidad”.

Decimos a los abuelos y abuelas: “no te preocupes”, y las personas no saben que es un error. Orosco advierte sobre los estereotipos que existen del adulto mayor, como el descanso. “Entendemos mal lo que es descansar. Pensamos que es no hacer nada. En el documental, todas las personas son activas y quieren hacer varias cosas que pertenecen a sus intereses. En Perú y muchas otras zonas, más bien evitamos que la persona adulta mayor se sobrestimule”, comenta.

Este círculo señala los aspectos de vida que Dan Buettner observó en las personas longevas de las ciudades donde visitaba. Se resume en cuatro espacios: moverse naturalmente, perspectiva, comer sabiamente y conexión.

Consejos para los adultos mayores

De los más de 15 puntos clave de la serie documental de Netflix Vivir 100 años, Almudena Pérez Tello y Carlos Orosco aplauden los siguientes hábitos de vida de las personas longevas y dan algunas consejos para que el adulto mayor en casa pueda llevar una vida emocional y física más saludable.

  • Comer sabiamente: alimentos de origen vegetal y alimentarse de forma moderada.
  • Movimiento natural constante: actividad manual, jardinería, caminatas.
  • Tener una visión adecuada del mundo: el desarrollo del propósito, la espiritualidad y la forma cómo se relajan.
  • Cuidado con los estereotipos: las frases como “no te preocupes” pueden invalidar las emociones de los adultos mayores.
  • Ocuparse en actividades de comunidad, por ejemplo, donde puedan hacer ejercicio o un arte.
  • Si conoce o hay un adulto mayor en casa, el resto de personas debe reconocer su sabiduría y hablarle con respeto.