edadismo en el siglo 21

EL EDADISMO EN EL SIGLO XXI

El edadismo fue un término acuñado en la década de los años 60 del siglo XX por el médico gerontólogo, psiquiatra y Premio Pulitzer Robert Neil Butler, nacido en Nueva Jersey, Estados Unidos, el 21 de enero de 1927 y fallecido en Manhattan, Nueva York, el 4 de julio de 2010.

Trabajó en el campo de las demencias y del envejecimiento, fue el primer director del National Institute on Aging de los Estados Unidos y acuñó el término “ageism”, para referirse a las discriminaciones que padecían las personas mayores. Término este, “ageism”, traducido al castellano y hoy mundialmente conocido en los países de habla hispana como edadismo. Para referirse a la discriminación que padecen las personas mayores.

Si cualquiera de nosotros entra en Google e introduce la palabra edadismo, el buscador de referencia señala que “el edadismo es una forma de discriminación social por cuestión de la edad, que afecta a muchas personas mayores”.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud define el edadismo como un conjunto de estereotipos, prejuicios y actuaciones discriminatorias contra las personas, por razón de la edad. “Los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia las personas en función de su edad”.

Añadiendo, diversificando y especificando al tiempo las clases de edadismo más comunes; pues se indica que el mismo puede ser “institucional, interpersonal o auto infligido”. Debiendo destacar que, por lo que atañe al primero, “el edadismo institucional se refiere a las leyes, reglas, normas sociales, políticas y prácticas de las instituciones, que restringen injustamente las oportunidades y perjudican sistemáticamente a las personas en razón de su edad”.

La palabra edadismo proviene del vocablo latino “aetas”, edad; término que en una ampliación literaria abarcaría y resultaría identitario con la duración de una vida y con cada uno de los diferentes periodos de la misma (infancia, juventud, edad adulta, senectud…).

Abarcando así el tiempo global que transcurre desde el nacimiento de una persona, y dividiendo la vida humana en diversas etapas cronológicas.

Actualmente, debido al aumento de la esperanza media de vida en todo el mundo, se diferencia entre: 1.º La infancia-adolescencia (hasta los 18 años). 2.º La juventud (de los 18 a los 40 años). 3.º La edad adulta (de los 40 a los 55 años). 4.º La edad longeva (de los 55 en adelante), con el inicio de la vejez, a los 70 años.

En este artículo deseamos centrarnos en el edadismo que se evidencia en todo lo atinente a las discriminaciones por razón de la edad física de las personas.

Y más concretamente, en las discriminaciones que sufren las personas mayores.

La edad se convierte así en una categoría interdisciplinar, que remite a las particularidades y funciones psicológicas y socioculturales que en el imaginario colectivo se atribuyen a cada una de las fases vitales de la persona.

Partiendo de dichos parámetros y deseos ¿cuándo se inicia el edadismo? Hay que responder que, desde la propia infancia, con un desarrollo y potenciación con los años; progresivamente. Pues es claro que, a través del proceso de socialización, desde nuestro nacimiento recibimos constantes pautas acerca de cómo debemos conducirnos en la sociedad, así como los estereotipos y prejuicios de la cultura en la que nos desenvolvemos.

Se nos permite, en definitiva, categorizar la realidad, orientando nuestras actuaciones hacia las personas de distintas edades y hacia nosotros mismos introspectivamente. Observando así lo que cada ser humano percibe, tanto de los demás, como de sí mismo, para reflexionar sobre nuestra propia existencia.

Una de esas constataciones persistentes, es la que atañe al envejecimiento propio y ajeno; al hecho de la senectud en sí. Difícilmente esto será motivo de reflexión en una persona joven, pero seguro que ocasiona serios quebraderos de cabeza en un adulto de 65 o más años. Encontrando a veces cierto consuelo o desconsuelo personal, al contrastar la edad propia, con las expectativas de vida y con las tablas y datos de envejecimiento poblacional.

Ofrezcamos, pues, unos datos sobre este asunto; pues resulta evidente que se trata de una de las tendencias demográficas de mayor significación en el siglo XXI. Es, en efecto, un hecho multidimensional, asociado históricamente con la enfermedad, la discapacidad, la soledad y hasta la muerte. Aunque en los países más avanzados, y fundamentalmente gracias a los cuidados médicos, es una oportunidad para los propios involucrados, sus familias y la sociedad (lo que se conoce como perspectiva del envejecimiento activo).

Si partimos de datos actuales, la esperanza media de vida a nivel planetario supera hoy día los 70 años. Anticipándose desde la Organización Mundial de la Salud que, en 2050, dos mil millones de personas alcanzarán esta edad. Y respecto a nuestro país, para esa fecha se prevé que España roce los 86 años de expectativa de vida; la más elevada del planeta, y tres décimas por encima de las proyecciones para Japón (85,7).

De hecho, hoy en día ya somos uno de los países que disfruta de la esperanza media de vida más alta. Y que más rápidamente ha conseguido progresos en este asunto, en los siglos XX y XXI.

Veamos: año 1.900, expectativa de vida, 34,76; año 1.930, 49,97; 1.960, 69,85; 1.980, 76,95; 2.000, 79,34 y 2.022, 82,28 años.

Ante esta realidad y su futuro, enfrentar el edadismo es fundamental de cara a coronar una mayor igualdad entre todos los seres humanos; respetando y protegiendo su dignidad y derechos. Es uno de los pilares de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Esto se evidencia, cuando concretamente se dice que “las injusticias estructurales, las desigualdades y los nuevos retos en materia de derechos humanos están dificultando aún más el logro de unas sociedades pacíficas e integradoras”. Añadiéndose que “para cumplir el Objetivo 16 en 2030, es necesario actuar, para reestablecer la confianza y reforzar la competencia de las instituciones, para garantizar la justicia a todo el mundo y facilitar más transiciones pacíficas hacia el desarrollo sostenible”.

Dicho esto, y vistos los objetivos a alcanzar, cabe preguntarse qué líneas de actuación recomienda la Organización Mundial de la salud para enfrentarse al edadismo.

Encontrándonos las siguientes: 1.ª Invertir en estrategias fundamentadas en datos científicos que prevengan y luchen contra esta discriminación por motivos de edad. 2.ª Promocionar investigaciones sobre la materia con el objeto de reducirlo. 3.ª Crear un movimiento que apueste por un cambio sobre el discurso edadista. 4.ª Elaborar una Convención internacional que proteja los derechos de las personas mayores y que incluya obligaciones de los Estados hacia estos; además de complementar los documentos internacionales sobre el envejecimiento y ofrecer reparación cuando hubieran sido vulnerados sus derechos.

Estas, digamos, podrían ser las líneas maestras de actuación general y válidas universalmente.

Ahora bien, particularmente en nuestro país, ¿qué tipo de medidas específicas deberían adoptarse? Pensamos en las siguientes:

  1. Apostar por una concienciación pública, con campañas de sensibilización ciudadana sobre la problemática del edadismo, con implicación de la sociedad en su conjunto.
  2. Promover valores que permitan que personas de diferentes edades se relacionen bajo criterios se igualdad y respeto.
  3. Educar desde la escuela en los valores de igualdad y justicia, así como en la adquisición de un lenguaje inclusivo.
  4. Partir a priori de que los derechos no caducan con la edad, y de que las personas mayores deben considerarse como ciudadanos de primera categoría.
  5. Fomentar un concepto holístico de la igualdad, integrado en la cultura política, y de modo consecuente en las políticas públicas; que considere a la persona como centro neurálgico de todo ello y que desarrolle estrategias, que afronten las cuestiones coligadas a la discriminación y la exclusión por razón de su edad.
  6. Establecer un marco legal e institucional, que reconozca los derechos políticos y sociales de todos los mayores a través de mecanismos jurídicos que les ofrezcan garantías y protección.
  7. Generar un debate ético en los medios de comunicación, asociaciones profesionales y organizaciones de toda índole, que visibilicen esta compleja problemática.
  8. Promover el autocuidado (cuando la salud lo permita o exija), como pilar básico para la autonomía de los mayores.
  9. Incluir a los mayores, tanto en las instituciones, como en las organizaciones decisorias. Y
  10. Poner en marcha políticas e intervenciones en el ámbito empresarial para prevenir las situaciones de edadismo.

Estas líneas maestras que anteceden son muy importantes de conocer e impulsar; pues las investigaciones más certeras sobre el edadismo sugieren que la discriminación por motivos de edad puede ser ahora incluso más generalizada que el sexismo y el racismo y tiene graves consecuencias tanto para las personas mayores, como para la sociedad en general. De ahí que debamos concienciarnos de todo ello. Y a lo sumo, aceptar que el edadismo forma parte de nuestra comprensión del propio envejecimiento, de nuestras relaciones intergeneracionales, pero evitando que perpetúe conceptos estereotipados, que limiten nuestra comprensión de la diversidad existente en la vejez.

Finalizamos estas reflexiones, con unas bellas palabras del escritor, poeta y aforista polaco,  Stanislaw Jerzy Lec; que en su conocida obra de aforismos Pensamientos despeinados (1957) manifiesta cuanto sigue:

La juventud es un regalo de la naturaleza, pero la edad es una obra de arte.

envejecimiento

Envejecimiento: cómo cambiar la forma de pensar sobre la edad

Los años suelen ponerse como un límite social, que marca el grupo de “pertenencia”. Sin embargo, hay personas que pueden salirse de las etiquetas y vivir esta etapa con una visión distinta

Para cambiar la mentalidad sobre el envejecimiento sirve el caso de un adulto mayor que desafió las expectativas convencionales de las personas de su edad. A los 90 años, se encaramó a un trampolín con gracia, ejecutó un salto perfecto y se unió alegremente a una partida de Marco Polo. Este vibrante evento marcaba la celebración de nueve décadas de vida, encapsulando la filosofía del protagonista sobre la edad.

“Siempre anticipé con entusiasmo llegar a esta edad”, compartió el protagonista anónimo, cuyos años de servicio militar solo añadieron capítulos a su ya rica vida. “No hay tantas batallas como antes. Existe mucha más paz”, agregó con una sonrisa que irradiaba sabiduría y positividad.

El espíritu jubiloso de esta persona hacia el envejecimiento no es simplemente un fenómeno único. Aunque cada individuo experimenta el paso del tiempo de manera única, expertos coinciden cada vez más en la correlación entre una mentalidad positiva y un envejecimiento saludable. Un estudio revelador, llevado a cabo durante décadas con 660 participantes y publicado en 2002, demostró que aquellos con creencias positivas sobre el envejecimiento vivieron siete años y medio más que sus contrapartes con opiniones negativas. Desde entonces, investigaciones adicionales han vinculado la mentalidad positiva con beneficios que abarcan desde una presión arterial más baja hasta un menor riesgo de demencia.

TRANSFORMANDO CREENCIAS LIMITANTES

La epidemia de estereotipos negativos en torno al envejecimiento permea nuestra sociedad, desde el vecino gruñón hasta el caricaturesco retrato del despistado. “Adoptar creencias negativas sobre el envejecimiento puede impactar nuestra percepción del proceso y, en última instancia, nuestra salud”, advierte Becca Levy, profesora de epidemiología en Yale y autora de “Breaking the Age Code: How Your Age Beliefs Determine How Long and Well You Live”. En 2009, un estudio revelador destacó que individuos de 30 años con estereotipos negativos sobre el envejecimiento tenían más probabilidades de experimentar eventos cardiovasculares en el futuro.

Levy propone una herramienta de introspección para cambiar estas creencias: un “diario de creencias sobre el envejecimiento” durante una semana. Al retratar a una persona mayor, ya sea en una película, redes sociales o conversación, se puede evaluar si la representación fue positiva o negativa, y considerar si podría haberse mostrado de manera diferente. Identificar las fuentes de estas concepciones negativas puede ayudar a distanciarse de estas ideas limitantes.

La Dra. Levy señala que fortalecer las creencias positivas sobre el envejecimiento es posible en cualquier etapa de la vida. Un estudio en 2014 con adultos mayores expuestos a imágenes positivas del envejecimiento demostró mejoras tanto en la percepción del envejecimiento como en la función física.

Cambiar la atención de la pérdida y la limitación hacia la búsqueda de modelos a seguir es esencial. Regina Koepp, psicóloga especializada en envejecimiento, sugiere que el envejecimiento no debe asociarse exclusivamente con la pérdida, sino también con la inspiración. “No tiene que ser alguien lanzándose desde un trampolín a los 90”, enfatiza Koepp. Puede ser simplemente alguien que asiste fielmente a una clase de yoga semanal o que se involucra como voluntario en una causa.

La Dra. Levy va más allá al recomendar identificar cinco personas mayores que hayan realizado acciones impresionantes o posean cualidades admirables. Este ejercicio puede cambiar la perspectiva y fomentar una visión más positiva del envejecimiento.

El optimismo, especialmente entre las mujeres, se vincula con una mayor probabilidad de alcanzar los 90 años, según investigaciones. Sin embargo, Melinda Ginne, una psicóloga de 74 años en la Bahía de San Francisco, advierte contra la positividad forzada. “Los clichés no funcionan; los hemos escuchado y son repetitivos”, dice Ginne. En lugar de eso, aboga por enfrentar la realidad con optimismo, reconociendo las limitaciones y adaptándose de manera positiva.

“Si te sientes desanimado porque no puedes jugar al tenis tan fuerte como a los 70, recuerda que es imposible recrear el pasado”, explica Ginne. “Si solo puedes jugar durante 10 minutos, destaca que aún tienes la capacidad de jugar”.

Alicia Moszkowski y Ana Gambaccini 1

Nueva longevidad: “Nadie se imagina viejo, nadie dice cuando tenga 70 quiero hacer tal cosa, pero cada vez se vive más”

Cada vez es más numerosa la franja de los adultos mayores. Al cambio biológico debería seguirle un cambio social y cultural. Alicia Moszkowski y Ana Gambaccini dicen que empresas, organizaciones y autoridades deben medir la importancia de generar productos y servicios “que nos ayuden a vivir cada vez más y mejor”.

Dedicadas desde hace tiempo a difundir y promover la llamada silver economy (economía plateada), un fenómeno que crece en el mundo más desarrollado y que es apenas incipiente en el nuestro. Con la nueva longevidad, crece el sector etario de los mayores de 60 y, gracias a los avances de la medicina preventiva, se vive cada vez mucho más allá de la edad del retiro de la vida activa; ese límite marca hoy para muchos un nuevo comienzo, ya sea en lo laboral o en actividades culturales y recreativas. Un fenómeno que abre un abanico de posibilidades para las empresas, tanto de servicios como de productos, y también genera nuevas demandas en materia de políticas públicas.

Alicia Moszkowski Ana Gambaccini, responsables de Group Conseil y representantes de Aging2.0, una red internacional que trabaja en la intersección de tecnología y mejora de la calidad de vida de la gente grande, explican en esta charla con Infobae cuáles son los desafíos que la nueva longevidad plantea a gobiernos, empresas, asociaciones e individuos. Un tema que no concierne sólo a los seniors; debemos tomar conciencia, dicen de que “todos tenemos un viejito o una viejita adentro que en algún momento se va a manifestar”.

— Se oye mucho hablar de nueva longevidad. ¿Qué sería y qué cambios implica?

Alicia — La medicina preventiva, los avances tecnológicos permiten que la gente viva cada vez más tiempo y esto redunda en un cambio radical en la vida cotidiana, en la economía, y hace que se desarrollen una serie de productos, servicios, modos de vida, estilos, que acompañan este proceso. A todo eso se llama nueva longevidad. Tiene que ver con la silver economy o economía plateada. Es lo que permite que la gente madura tenga más y mejores oportunidades, que siga produciendo, que siga aportando a la sociedad, que siga consumiendo y que los 60, los 70 y los 80 años de hoy no sean los de nuestros padres y abuelos.

— Culturalmente, ¿hay un acompañamiento de este cambio?

— (Ana) No, porque cultural y socialmente todavía se piensa que una persona de 60 años se retira. Y el retiro, o la jubilación, se relaciona con quien se queda en la casa sin hacer nada o se va al parque a jugar al truco.

— La clase pasiva.

— (Ana) Tal cual, y justamente eso cambió. Primero, hay que tener en cuenta que los mayores de 60 son más de 6 millones en el país. Entonces, tener esta clase social y económica inmovilizada es un costo altísimo para todos. Después, muchos dicen que jubilación es júbilo, el momento para pasarla bien, para disfrutar, para hacer cosas que te quedaron en el tintero, recrearse, hacer nuevos cursos. Y esto no es tenido en cuenta por ciertas empresas, por ciertos sectores económicos, por el Estado inclusive. Por supuesto que habrá personas que después de los 60, o 65, están más inactivas, pero eso no es el promedio, no es el total.

— En un momento existió una tendencia incipiente de las empresas de contratar gente mayor, porque la persona mayor tiene experiencia, posiblemente ha recorrido todo el escalafón de una actividad. ¿Eso se sostiene?

— (Alicia) No todavía, es un aspiracional. Nos encantaría que así fuera. Y parte de nuestra misión, tanto desde nuestra tarea cotidiana como consultoras del sector, como en calidad de representantes de Aging 2.0, una organización internacional que trabaja en la intersección de tecnología y mejora de la calidad de vida de la gente grande, nuestra tarea es contribuir a posicionar esta necesidad, a instalar la necesidad y a colaborar con que cada vez más empresas miren este segmento como algo atractivo. Porque hay mucha gente que está en los 50 y en los 60, anche en los 70 tempranos, que tiene muchísimo potencial, mucho para compartir y para dar, y el mundo laboral parece ignorarlo. Puede incluso aportar a un emprendimiento mucho más que una persona joven porque no tiene las complicaciones, las responsabilidades de la crianza, por ejemplo. Y así como el mundo laboral tiene desde hace pocos años el cuidado de no discriminar sería bueno que entre los conceptos de la no discriminación también incorporen al segmento senior.

Ana Gambaccini

— Es cierto.

— Porque tiene muchísimo para dar. Pero esto hoy es un aspiracional. Y no solo en la Argentina. Una investigación de mercado reciente de Estados Unidos muestra que solamente un 13% de las empresas encuestadas, que eran muchísimas, confesó estar evaluando incluir gente madura en su staff. Pero esto va más allá del concepto de empleo tradicional, porque como vamos a ser cada vez más, y vamos a vivir cada vez más tiempo, en breve van a ser muchos más los que reciben aportes del Estado que los que aportan al Estado. Entonces es bueno es poder seguir trabajando y fomentando la necesidad de colaborar con la sociedad profesional y laboralmente desde las habilidades de cada uno favoreciendo también los emprendimientos individuales y la confianza de la gente madura en que puede seguir aportando a la sociedad para crear un círculo virtuoso.

— ¿Es frecuente que hoy la gente que se retira de un empleo en relación de dependencia busque busca hacer otras cosas, busque emprender a esa edad?

— (Ana) Sí, mucha gente lo hace. Se encuentran a veces, especialmente las mujeres, con las limitaciones que propone la revolución digital, las nuevas tecnologías. Esto es algo en lo que no está acompañando la sociedad en el sentido de que tendría que haber capacitaciones continuas para ciertos segmentos etarios, porque si no no solamente no van a ser productivos, sino que quedan fuera del sistema. Y esto se está acelerando cada vez más. En la silver economy hay mucha gente que necesita mantenerse actualizada en todo lo que es tecnología.

Es importante que las corporaciones entiendan que llamar al talento senior les agrega valor

Ana Gambaccini

— ¿Y desde el punto de vista del crédito qué pasa? ¿Confían los bancos? ¿O dicen no, ya está, a esta altura no me lo va a poder devolver?

— (Alicia) Eso todavía es un paso en el que no se ha podido avanzar y es un tema cronológico, no. Eso es harina de otro costal. Pero ya el hecho que las corporaciones entiendan que llamar al talento senior les agrega valor, muchas veces con menor costo, y no me refiero a la remuneración sino a los costos extra que esto trae aparejado, porque hay mucha gente que es independiente, está jubilada, y puede seguir colaborando con empresas.

— (Ana) Aparte tienen de pronto más estabilidad que la juventud, que suele tener otras aspiraciones. Entonces para ciertos puestos es interesante este perfil de persona que propone el desafío de la diversidad dentro de la empresa.

— Claro. Es cierto el tema del prejuicio. Existe una tendencia descalificación. Me acuerdo cuando Roberto Lavagna se presentó como candidato; la mayor crítica que le hacían es que era viejo. Y tenía 77.

— (Alicia) Tal cual. Se llama edadismo. Existe la palabra, ya está acuñada, y es la discriminación por edad. Y es un concepto muy peyorativo.

Alicia Moszkowski

— Está gagá es el argumento. Si dice algo que no me gusta es porque está gagá.

— (Alicia) Exacto. Y eso tiene que ver también con un culto excesivo de la juventud, de la juventud eterna, que está muy arraigado en algunas sociedades. Y hablando de la nuestra es realmente una dictadura entre comillas.

— (Ana) Los nuevos productos y los nuevos servicios se piensan para el consumidor ideal que es el joven. Y justamente se están perdiendo todo un mercado que no se identifica con esos jóvenes. O sea, que de pronto…

— Sí, con el look, con el consumo, nada que ver.

— (Ana) Con el tipo de entretenimiento, con las relaciones sociales. O sea, dónde tiene que encontrarse la gente mayor de 50, 60 años. O sea, las cervecerías están invadidas por los jóvenes, entonces…

— Y el ruido….

— (Ana) Claro. Entonces no hay propuestas. Ahí hay un mercado que tampoco se está explotando.

— (Alicia) Las únicas que lo tienen claro, perdón, son las empresas de estética, que empezaron a visualizar la posibilidad de tener caras de mujeres maduras.

— Ah, en la publicidad.

— (Alicia) Sí, sí. Siempre recordamos el caso de la actriz Isabella Rossellini, que cuenta en un video muy lindo que la habían discontinuado en Lancome a los 43 porque era muy mayor. Y la volvieron a llamar a los 65 para que nuevamente fuese la cara de los productos Lancome.

— Está muy bien eso.

— (Alicia) Pero fuera de ese segmento, a la gente madura se la convoca para vender solamente productos para la tercera edad, no productos que tengan que ver con el entretenimiento y el disfrute de una franja que tiene menos obligaciones, porque los hijos ya están criados, son independientes….

— (Ana) Y también con esta extensión de la vida en Europa, en Estados Unidos, por ejemplo, surgen los complejos habitacionales para personas mayores, las residencias específicas… es algo común.

— Justamente da la impresión de que en nuestro país la única alternativa es el geriátrico. O quedarse con los hijos, lo que no siempre es posible. La independencia o el geriátrico.

— (Ana) Hay algunas alternativas intermedias. Pero el geriátrico tiene muy mala prensa, y la verdad es que hay geriátricos buenos, no tan buenos y otros excelentes. Además hay gente que necesita, por una cuestión de dependencia, estar en una institución. Muchos geriátricos tienen bastante entretenimiento y atención.

— (Alicia) Y hay algunas iniciativas nuevas distintas.

— Acá creo que no existe o no se ve el modelo que es muy frecuente en Estados Unidos, estilo country o condominio. Ese sistema, donde cada uno tiene su departamento o casa, permite que el que se vale por sí mismo se mantenga independiente, y el que necesita el cuidado lo tenga. En cambio, el geriátrico parece ofrecer a todos el mismo servicio o las mismas condiciones.

— (Alicia) Justamente estuvimos en contacto hace poco con una iniciativa muy disruptiva en ese segmento. Es un edificio súper inteligente, con tecnología de punta, que ofrece instalaciones que podrían ser tu casa, que no tienen nada que ver con una residencia tradicional para ancianos.

— (Ana) Ni con un hospital.

— (Alicia) Hay sectores para gente totalmente auto válida que decide vivir allí porque quiere resolver su diaria y tiene ganas de estar acompañada en espacios comunes. Y gente que realmente necesita acompañamiento que está en otro sector. Es un lugar muy interesante, en pleno centro de Buenos Aires, se llama We Care, y viene a romper con el concepto tradicional de institución para ancianos. Es un ejemplo de que ya empieza a haber en el mercado local iniciativas distintas.

— (Ana) Si el geriátrico está bien organizado, por otra parte, la persona no tiene que desplazarse para hacer actividades. Puede recibir a la familia… Pero empieza a haber otras alternativas. Y es muy importante que haya más. Porque si se considera que en el año 2040 los mayores de 80 años van a ser más de más de 2.400.000 personas… Y sólo el 5% de esa cantidad tiene que estar en una residencia por el tipo de cuidado que necesita…

La medicina preventiva y los avances tecnológicos definen una nueva longevidad que requiere del desarrollo de una serie de productos, servicios, modos de vida, estilos, que acompañan este proceso

— (Alicia) Es un montón de gente y no hay residencias que los puedan abarcar.

— (Ana) Entonces es necesario cambiar el chip respecto a qué se busca en una residencia.

— ¿Y las universidades? Se ve también gente que a los 50, 60, incluso más, empieza una carrera o simplemente se da el gusto de estudiar de nuevo.

— (Ana) Sí, sí. Y están aquellos que siguen carreras tradicionales para llamarlo, y después están los cursos de extensión de las universidades. Esto es muy interesante porque las universidades públicas, y muchas del Conurbano, tienen cursos de extensión especialmente para los mayores de 50, 60 años.

— (Alicia) Sí, y hay gente que también decide emprender una nueva vocación a esta altura de la vida. Dedicarse a algo totalmente distinto. Es sorprendente el vuelco que pueden pegar y la motivación.

— La motivación suele ser mayor a esa altura porque la persona ya tiene una vida hecha y sabe bien lo que quiere.

— (Alicia) Exacto. Y tiene una conciencia del valor del tiempo que cuando está en la primera etapa de la vida no valora totalmente.

— Estaba releyendo ese libro de Simone de Beauvoir, La Vejez, en el que ella dice que la vejez es más negada que la muerte. De la muerte no nos gusta hablar, pero la vejez es directamente negada.

— (Ana) Es que uno no se imagina viejo. Uno no dice cuando yo tenga 70 años me gustaría estar en tal lugar y ser de esta forma, y vestir de esta manera. Y es terrible porque uno siempre tiene proyectos, a los 15, a los 20, a los 25, a los 30, no sé si son propios, si son mandatos. Y después de cierta edad si no tenés un motorcito propio la sociedad te aplasta totalmente con lo que podés hacer con tus expectativas, con tus posibilidades.

— Me imagino que también debe haber mucha gente que se dedica a tareas comunitarias, de solidaridad. Gente que dice, bueno, yo ya viví, ahora voy a ayudar a otros, voy a transmitir lo que sé…

— (Alicia) El voluntariado, claro. Sí, muchísimo voluntariado. Muchas personas están involucradas en tareas voluntarias y eso les da una enorme satisfacción. También está el tema de qué hacer con el tiempo. Porque hay un tema de soledad en la gente madura muy fuerte.

— (Ana) Claro, en las mujeres especialmente, porque los chicos se fueron de casa, muchas quedaron solas, por decisión o por elección, algunas disfrutan esta soledad, si es elegida, otras no tanto. O dejaron de trabajar, y tenían su grupo de referencia en el trabajo. De pronto te encontrás con que estabas haciendo un montón de cosas porque eras demandada para eso, y ahora tenés todo el tiempo para vos y para pensar qué es lo que querés ser. Muchas están fascinadas con ser abuelas. Pero igual piensan y yo dónde estoy.

— (Alicia) Las mujeres, justamente, como estuvieron tan enfocadas en la cuestión familiar o en el trabajo, han dejado sus relaciones históricas. Y entonces retomarlas les cuesta mucho. Por eso las redes de contención de pares son tan valiosas. Y las mujeres se refugian en ellas. Es muy frecuente ver grupos de mujeres compartiendo en un restaurante, en un bar, pero no es tan frecuente ver grupos de hombres. Entonces ellas se plantean los hombres dónde están. Ese es otro tema.

— Hay menos. La desgracia es que hay menos. No son tan longevos.

— (Alicia) Es verdad. Es verdad, sí. En una reciente investigación de mercado de la Universidad de San Andrés una encuestadora contaba que después de los 65 años habría tres mujeres por cada hombre. Y eso explica un poco el fenómeno de por qué hay tantas mujeres con mujeres en distintas actividades culturales, sociales y demás.

— Es la biología, eso no tiene remedio.

— (Alicia) De todos modos, lo que se abre es un abanico de posibilidades enormes para hombres y para mujeres con lo que está por venir. Y lo interesante es poder ir convenciendo, posicionando, hablando, dando ejemplos de todo lo que hay que hacer en este segmento.

— Sí, lo más importante y lo más difícil es la batalla cultural.

— (Alicia) Eso es. Estamos convencidas de la importancia de colaborar a que tanto empresas como particulares, como individuales, como organizaciones, como grupos de poder, como autoridades…

— ….políticos…

— (Alicia) …políticos sobre todo, porque hay tanto para legislar en la materia. Que vayan entendiendo que todos tenemos un viejito adentro, una viejita adentro, que en algún momento se va a manifestar y que necesitamos encaminar proyectos, legislar, ayudar a que se generen también productos y servicios desde el punto de vista de la economía que nos ayuden a vivir cada vez más y mejor. Y a eso estamos dedicadas.

economía silver intergeneracional

Los que pasaron los 60 años hoy son jóvenes

Por primera vez en la historia, en las empresas conviven cinco generaciones: Tradicionales, Baby Boomers, Generación X, Generación Y, Generación Z. Esto obliga a cambiar el choque generacional por la lógica de la cooperación intergeneracional.

En la actualidad nos encontramos frente al impacto de varios indicadores a nivel mundial: el aumento de la esperanza de vida y su consecuente envejecimiento poblacional; la reducción acelerada y sostenida de la tasa de natalidad; y en paralelo se va instalando la tendencia de desfinanciación de los sistemas jubilatorios. 

Esto traerá como consecuencia que la población mundial va a estar compuesta por más adultos mayores que población en edad de trabajar y de este modo, la demanda sobre los recursos del sistema previsional será mayor.

La diversidad generacional ingresó así en la agenda global, dado que se ve la necesidad de enfrentar el envejecimiento demográfico a través de políticas organizacionales que incrementen el número y la  productividad de las personas de +50 años, que conviva en el mercado de trabajo con las generaciones más jóvenes.

Los que pasaron los 60 años hoy son jóvenes

Este fenómeno no implica que seremos “viejos” más tiempo, sino que tendremos más años de vida saludable, lo cual se puede sintetizar en una fuerza laboral más enérgica, ágil y dinámica durante más años. Se trata de un grupo poblacional a medio camino entre la edad adulta y la ancianidad que, además de querer trabajar durante más tiempo, no puede ahorrar el suficiente dinero para sostenerse durante 30 años de vida inactiva jubilada. Esto implica un cambio en las reglas de juego.

Para ello, es esencial que ejecutivos/as y líderes de las organizaciones tanto privadas como públicas de los más diversos sectores (empresas multinacionales, nacionales, Pymes, ONGs, organismos internacionales, municipalidades, gobiernos provinciales, áreas de la administración pública central) estén preparados y se adapten a esta transición, e inscriban en sus propias agendas el diseño de estrategias de longevidad.

El 70% de las empresas argentinas no contrata a mayores de 55 años

Por primera vez en la historia, en las organizaciones conviven cuatro o cinco generaciones en el mismo tiempo/espacio de trabajo (Tradicionales, Baby Boomers, Generación X, Generación Y, Generación Z). Cada generación tiene su cultura, sus valores, sus ideales, sus gustos y su lenguaje propio. De ahí que es necesario reflexionar acerca de qué aporta cada generación, para salir de la lógica de la adversidad generacional e ingresar en la lógica de la cooperación intergeneracional, que beneficia y fortalece a todas las organizaciones.

Las empresas hoy tienen un verdadero desafío, que consiste en que todas las generaciones convivan y trabajen en sinergia, para enriquecerse recíprocamente y entiendan sus diferencias como un valor agregado. En ese sentido, es esencial la elaboración de nuevas estrategias y la aplicación de políticas organizacionales que desmitifiquen el edadismo profesional, a través de la adaptación de sus procesos de reclutamiento que incluya personas de +50 años —que hoy son jóvenes, activas y autónomas. Esto va a permitir a las organizaciones, tanto privadas como públicas, reducir la alta rotación de personal, mitigar los conflictos intergeneracionales, y aumentar así, su productividad y performance.

Tabú empresarial: ¿Qué edad tiene el candidato ideal?

Además, es importante considerar al envejecimiento poblacional como una oportunidad, ya que las personas +60 años con continuidad laboral hoy ya son el foco de las empresas, porque son una de las franjas que más consume: se trata de la Economía Silver. 

Ellas tienen un poder adquisitivo interesante para el mercado, navegan y consumen por Internet y representan un gran potencial como consumidora/es de bienes y servicios en sectores como la industria del ocio (turismo, cultura, deportes, gastronomía), bancos (algunos están repensando ampliar la edad máxima para créditos hipotecarios), educativo (inicio de nuevas carreras, aprendizaje de nuevos conocimientos y habilidades en crecimiento), como también, la apertura de negocios, emprendimientos y startups.

Parafraseando a Pablo Massa, cofundador de StillJobs, en un contexto laboral cada vez más competitivo y complejo, con una fuerte demanda de líderes por parte de las empresas, es imperioso romper paradigmas y estereotipos de edad, apostando por la capacidad y experiencia acumulada del talento +50.

adultos-deportistas

El encanto de la longevidad positiva: invitación a descubrir sus matices innovadoras

Hemos entrado en una “sociedad de vidas largas” donde la mayoría de nosotros llegaremos a ser personas longevas. Para comprender cabalmente lo que estamos viviendo el primer desafío es modificar las representaciones de la vejez.

Cabe entonces preguntarse sobre la longevidad y explorar esa cualidad de los seres vivos asociada al hecho de vivir muchos años. Pero, últimamente, usamos el término longevidad para referirnos a que las personas hemos conseguido prolongar la vida y hemos reducido a mínimos históricos la mortalidad.

Estamos entonces en un camino cercano al punto de la longevidad extrema y aunque creemos que la longevidad extrema es algo propio de los países de alto poder económico o de situaciones particulares relacionadas con las zonas azules (lugares donde viven las poblaciones más longevas del planeta) los datos indican que en Latam cada vez vivimos más y esta es una tendencia mundial. Aclaro que ocurre como tendencia porque hay lugares donde la expectativa de vida apenas supera los 50 años.

Pero, como regla general, antes las personas nos jubilábamos a los 60 o 65 años y a los pocos años nos moríamos, ahora en Argentina, concretamente, desde 1960 la esperanza de vida viene en ascenso, siendo el punto inicial los 63,98 años y llegando a su punto más alto en 2019 con un promedio de 77,28 años. Según proyecciones la población de mayores de 60 años supera los siete millones de personas, de las cuales el mayor incremento se observa en los mayores de 80 años.

En lo que respecta a la esperanza de vida al nacer, para el 2023 fue de 78 años -cifra mayor al promedio de la Región de las Américas-, esta cifra representa un incremento de 4.1 años respecto de lo informado en el 2000.

En Argentina viven 15.491 personas que tienen 100 años o más, lo cual nos parece difícil de creer. Por lo menos a mí, que vengo siguiendo este tema, me resulta algo extraordinario. Pero no debería ser así, efectivamente los datos de Argentina coinciden en que también: «A nivel mundial, el segmento de la población que está experimentando un crecimiento más rápido es el más viejo. La proporción de centenarios es la que más rápido crece en la población, seguida del grupo de 80 a 99 años», indicaba, hace ya 5 años, un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Surge la pregunta, entonces, ¿hablamos de sociedades más viejas? No, hablamos de vidas más largas. No es lo mismo, y entender esta nueva realidad no es fácil, nos llevará tiempo.

Para comprender cabalmente lo que estamos viviendo el primer desafío es modificar las representaciones de la vejez, captar las promesas de este nuevo mundo de la longevidad y en lugar de entrar en pánico por ellas convendría encontrarles las facetas positivas. Porque, lo cierto es que la longevidad tiene su encanto, que estamos descubriendo, y este escenario demográfico ha abierto un enorme campo de oportunidades

Querría detenerme unos minutos en las oportunidades que trae la longevidad para el mundo empresarial y en la economía de los silvers o silver economy.

¿Qué es la silver economy?

La silver economy -o economía plateada- incluye todas aquellas actividades económicas, productos y servicios destinados a satisfacer las expectativas y necesidades de los mayores de 50 años. Este concepto, derivado del llamado silver market surgido en Japón durante la década de los setenta para referirse al mercado senior, aglutina a sectores tan diversos como la salud y el bienestar, la banca, la automoción, la energía, la vivienda, la formación académica y el aprendizaje a lo largo de toda la vida, las telecomunicaciones, digitalización, turismo, ocio, construcción (adaptación de viviendas), cuidado y más ampliamente todo lo que llamamos “e-autonomía” (asistencia remota activa o pasiva, geoasistencia, videovigilancia, telemedicina, camino de luz, etc.).

La tecnología es una ayuda para todas las edades y un pilar fundamental de la economía de la longevidad. Tomando esto en cuenta el BID Lab lanzó en Argentina el proyecto SilverTech, la idea es que, aprovechando el talento y la experiencia de las personas mayores, se genera inclusión laboral mediante el uso de la tecnología. El proyecto convocó a Eidos, Diagonal, Accenture, Microsoft y Salesforce para apalancar el talento senior, la capacitación, la educación a lo largo de toda la vida y el uso de la tecnología. El objetivo del proyecto es mejorar la empleabilidad de las personas de más de cincuenta años.

En esta línea, desde el Centro de Innovación Social de la UdeSA desarrollamos la Iniciativa para una Longevidad Positiva y en 2022 publicamos el texto “La Revolución de la Longevidad. Las Oportunidades Estratégicas para las Empresas”.[1] Allí, se pueden ver los vídeos de las presentaciones de casos muy diversos de empresas argentinas que siguen las tendencias silver en negocios, productos y servicios donde se observa que: “El rol de las empresas es un engranaje fundamental para el desarrollo de la economía de la longevidad y también que en Argentina hay propuestas innovadoras que demuestran que la economía silver es una oportunidad para todo tipo de empresas, y estas prácticas, en la medida que se conocen, permiten generar aprendizajes compartidos.”

Longevidad positiva, un camino a la innovación radical de productos y servicios.

Frente a la revolución de la longevidad necesitamos generar propuestas evolucionarias y creativas porque estamos en un momento único en el que deberíamos romper con los moldes y ciertas maneras de hacer muy ancladas en modelos de la vejez del pasado. Tenemos el desafío de inventar nuevas narrativas, generar opciones inesperadas, porque hoy podemos ofrecer imágenes muy distintas, y propuestas de valor significativamente diferentes de la madurez.

Esta necesidad de cambio nos lleva directo al concepto de innovación radical. Este campo de desarrollo de experiencias, productos y servicios que se crean de modo que el público las encuentra más significativas que las ofertas actuales ya que trascienden las necesidades existentes. Es decir, que cubren necesidades que los clientes no saben que tienen, todavía. No sabemos que ahora aspiramos a vivir mucho pero también a vivir bien. Todavía no sabemos que queremos que la nueva longevidad sea positiva. Queremos que nos den razones completamente nuevas para producir, comprar, usar, vivir y madurar. Queremos que los seniors sean prosumidores y protagonistas. Queremos que empresas, proveedores y clientes logren descubrir y construir juntos esta nueva realidad silver.

Para los especialistas en marketing, últimamente muy jóvenes, que tienen como clientes a marcas deportivas, alimenticias, de entretenimiento, de bienes raíces, de salud, de turismo, de servicios o de inversiones: sepan que hay un enorme potencial en el mercado de los seniors. Solo hay que entender que no los entendemos. Son un grupo peculiar, y me animo a decir paradójico, tienen demasiados años para sentirse jóvenes y son demasiado jóvenes para sentirse viejos. No son aún ancianos, pero tampoco les gusta que los traten como jóvenes, o que los infantilicen, … ni que les digan abuelos quienes no son sus nietos.

Los “viejos” actuales muestran una nueva manera de madurar y son muy diferentes a sus padres y abuelos. Las características de las nuevas generaciones de personas mayores señalan que pueden ser muy disruptivas, y, disculpen mi entusiasmo, he visto en ellas verdaderos agentes de cambio capaces de imaginar y colaborar con el resto de las generaciones en la construcción de una sociedad más próspera.

En otras palabras, así como en otros países se está dando una importancia especial a los seniors, en Argentina también nos encontramos con un segmento que crece cada día en número, en capacidad, en expectativas y necesidades que se ven poco satisfechas por las empresas y marcas o servicios. Pareciera que no pueden ver más allá del mercado joven mientras que los silver -con su enorme potencial- están invisibilizados y quedan fuera del radar. Además de oportunidades están perdiendo dinero.

Detener la ceguera cuantitativa y explorar la diversidad senior.

Frente a la ceguera cuantitativa que existe respecto del mundo silver, Tsunami LATAM se convirtió en el estudio sobre madurez más grande del mundo. Para poder entender el comportamiento, las necesidades y los sueños de las personas latinoamericanas mayores de cincuenta y cinco años se realizaron más de veinte mil encuestas en Argentina, Uruguay, Perú, Colombia, México y Brasil, a partir de entrevistas cuantitativas y cualitativas.

Tener información actualizada y confiable es una prioridad para visibilizar al colectivo silver, que en Argentina es el responsable del 31.2% del consumo y en el mundo es un mercado de quince billones de dólares. Conviene poner esto en la agenda de las empresas, los emprendedores, las agencias de publicidad, las universidades y los Gobiernos, ya que en Tsunami LATAM señalan que los seniors, además de invisibles para la sociedad, son consumidores ignorados por las marcas. Esto es así, en Cannes, en una rueda sobre consumo senior, el 70% de los creativos afirmó que nunca recibieron un brief[2] relacionado con esta generación, nunca los pensaron como clientes.

Justamente, conversé sobre el tema de la economía silver y la necesidad de información actual, precisa y focalizada en nuestra realidad con el economista Alejandro Trapé, director del Centro de Investigaciones y Vinculación Económica de la de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo. El doctor Trapé propone trabajar en las diferencias que existen dentro de los distintos países y regiones ya que debería haber alguna rama de la economía plateada que se dedicara a las personas mayores de países con economías menos poderosas que las europeas, japonesa o norteamericana. Para nosotros, dijo Trapé, es necesario poner foco en los países latinoamericanos tomando en cuenta que las situaciones concretas de los silver son muy distintas.

Por eso mismo, desde el SEF LATAM, que en noviembre de este año realiza su cuarta edición, se prestará atención a las sugerencias de Trapé. Se decidió invitar a representantes nacionales y a referentes regionales del ecosistema silver y así continuar esta tarea fascinante de hacer camino al andar.

En resumen, la longevidad positiva nos presenta un escenario lleno de oportunidades para el desarrollo económico y la innovación plateada. Es hora de cambiar nuestra percepción de la vejez, captar las promesas de este nuevo mundo silver y encontrar otras formas de producir, comprar, usar y vivir. Los seniors no son solo consumidores, son prosumidores capaces de imaginar y colaborar en la construcción de una sociedad distinta y mejor.

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Las claves para una vida sexual plena después de los 50

Así como se habla de “inteligencia emocional”, de coeficiente intelectual tradicional o de “inteligencia adaptativa”, se puede cultivar una “inteligencia sexual”.

Hay una oportunidad de reconvertir el erotismo, en donde el órgano sexual que más se estimule sea el más importante: el cerebro.

Por distintos motivos que tiene que ver con una larga historia social y cultural, la conversación sobre la etapa adulta es un campo minado de tabúes, prejuicios y conos de silencio. La estigmatización negativa de la adultez es tan intensa que alguna vez el sitio The Gerontechnologist, especializado en tecnología para la segunda mitad de la vida, dijo que todos los productos para este sector solían ser “grandes, en tono beige y aburridos”, a pesar de que se trata del segmento demográfico que más crece en todo el mundo.

El fenómeno se potencia cuando se combina con otro tema que también arrastra todo tipo de tapujos: el de la sexualidad. Adultez más sexo es algo así como un tabú al cuadrado.

Por eso mismo, las oportunidades (de mejora, de negocios, de todo tipo) son enormes, porque la brecha que crea “eso de lo que no se habla” es gigantesca. En la actualidad hay mil millones de personas mayores de 60 años en el planeta, y este número crecerá a 2 mil millones en 2050, un 20% de la población mundial que contribuirá para entonces al 35% del PBI global.

“Si dejamos de romantizar nuestra juventud y pensamos realísticamente en nuestra sexualidad de la adolescencia o de nuestros veinte años, seguramente nos vamos a dar cuenta de que ahora tenemos muchas más herramientas para disfrutar”, explica la divulgadora y consultora sobre sexualidad 50+ Flora Proverbio, autora de un reciente ensayo al respecto, “Triángulos plateados: inteligencia sexual para vivir el deseo en la madurez” (Galerna).

“En esta etapa donde a veces surgen factores adversos a nuestra funcionalidad puede haber una oportunidad para reconvertir el erotismo, en donde el órgano sexual que más se estimule sea el más importante: el cerebro”, plantea Proverbio.

En 2050 la población mundial de adultos mayores será del 20% que contribuirán para entonces al 35% del PBI global.

Así como se habla de “inteligencia emocional”, de coeficiente intelectual tradicional o de “inteligencia adaptativa”, la autora llama a cultivar una “inteligencia sexual”. “Los años nos dan dos herramientas maravillosas: la experiencia y el autoconocimiento; a medida que pasan los años vamos conociendo mejor nuestras preferencias, con lo cual solos, solas o acompañados nuestro repertorio crece y nuestra capacidad de expresión también”.

Proverbio es consciente de no caer en la trampa de romantizar tampoco el paso del tiempo. Pero sí invita a tener una mirada benévola sobre el cuerpo, “a agradecer que nos trajeron hasta aquí y que toda la vida será capaz de gozar”.

Para Triángulos plateados, la autora –que aclara que no es médica y que escribe en tono de charla de amigas–, habló con decenas de especialistas, de la medicina pero también de la industria de los juguetes sexuales, que con las nuevas tecnologías –que incluyen desde novedosos materiales hasta la revolución de la inteligencia artificial que vuelve a los dispositivos mucho más personalizables– traen toda una nueva etapa de posibilidades para ampliar el ancho de banda de la sexualidad en la segunda mitad de la vida.

Romper estereotipos

De hecho, los grandes festivales de innovación y de tecnología, como el SXWX de Austin o el CES de Las Vegas, incluyen en su programación cada vez más charlas y presentaciones ligadas al Sex tech: desde nuevos productos y servicios hasta debates sobre el sexo en naves espaciales (con viajes a Marte de más de un año y medio de duración). El sitio para adultos Porn Hub distribuye a fin de año estadísticas sobre consumo de pornografía, con más de un 15% de los usuarios globales ya por encima de los 55 años en 2023.

Esto es completamente novedoso a nivel social y cultural. “La vida sexual de los adultos siempre fue un tema subestimado y silenciado en círculos académicos”, sostuvo Nancy Jecker, del departamento de bioética de la Universidad de Washington, en Seattle, en un paper sobre robots sexuales para la edad adulta. “El primer estudio extenso sobre este tema en los Estados Unidos se publicó recién en 2007″, precisó en el mismo ensayo. Allí se rompieron estereotipos y se reveló que más de la mitad de las personas de más de 65 años permanecen sexualmente activas.

Y aunque la falta de conversación sobre el tema hace que limitaciones físicas se agudicen por falta de conocimiento (Proverbio habla mucho sobre la estimulación y el ejercicio del suelo pélvico para seguir gozando a pleno toda la vida; o de cómo pocos hombres son conscientes de la andropausia), la mayor limitante sigue siendo la mental.

“La sentencia catastrófica de que con el paso de los años nuestra sexualidad se convertiría en una versión descolorida de lo que fue en la juventud, por suerte, empieza a perder fuerza –concluye Proverbio–. Desde diferentes ámbitos de la ciencia se refuta esa idea y se advierte que la potencia de la sexualidad nos constituye. Siempre”.

convenio IADELA

Convenio del IADELA con la Universidad Notarial

Con satisfacción informamos que el 14 de febrero de 2024 hemos formalizado un convenio con la Universidad Notarial Argentina cuyo primer paso será el dictado conjunto de un Curso sobre “CONTRATOS Y NEGOCIOS JURÍDICOS PARA LA NUEVA LONGEVIDAD”. 

El mismo se dictará durante el presente año y son profesores convocados los autores del libro del IADELA y profesores de la UNA. 

adulto mayor mujer

Santa Fe promueve la protección integral de personas mayores

El 27 de diciembre de 2023, se publicó en el Boletín Oficial de la provincia de Santa Fe la Ley 14231. Allí se otorga protección a toda persona mayor de 60 años que tenga residencia permanente o demostrable en la provincia —independientemente de su nacionalidad y ciudadanía— y se reafirma que sus derechos y garantías son de orden público, irrenunciables e interdependientes.

Algunos objetivos que propone la ley son:

  • concientizar a la sociedad para erradicar conductas de maltrato o abuso;
  • impulsar la creación de un sistema que propicie la autonomía de las personas mayores y que prevea la protección de su salud contemplando la cobertura de todos los servicios médicos, la seguridad alimentaria, nutricional, de vestuario y vivienda;
  • garantizar el ejercicio del derecho de la propiedad y la libre disposición de sus bienes;
  • incluir el enfoque de género para implementar políticas;
  • coordinar con las políticas municipales, nacionales y estatales.

Asimismo, en el ámbito de la Defensoría del Pueblo de la provincia, la ley crea la figura del/la Defensor/a Provincial de Personas Mayores. Su función es velar por la protección y promoción de sus derechos. Para ser nombrado en el cargo, se debe cumplir con los requisitos exigidos al Defensor/a del Pueblo de Santa Fe. Podrá durar en el cargo cinco años y ser reelegido una sola vez. Algunas de sus funciones incluyen supervisar el correcto funcionamiento de entidades públicas y privadas que se dediquen a atender personas mayores, recibir todo tipo de reclamo o denuncia de personas mayores y dar tratamiento inmediato a través del organismo competente.

A los principios generales de interpretación de la Ley 14231, se agregan los siguientes :

  • la dignidad, independencia y autonomía de las personas mayores;
  • bienestar, cuidado y erradicación de todo tipo de aislamiento, abandono y tratamientos médicos inadecuados que puedan constituir malos tratos;
  • seguridad física, económica y social para que una persona mayor pueda tener una vida digna;
  • responsabilidad estatal y participación familiar para la integración efectiva y plena de las personas mayores en la sociedad;
  • la intergeneracionalidad para “favorecer la perspectiva de género y la participación activa de mujeres y varones de distintas generaciones, por medio de acciones que promuevan la interacción, el estímulo, la educación, el apoyo y el cuidado mutuo”;
  • los cuidados progresivos como un conjunto de acciones orientadas a mejorar el acceso de servicios y prestaciones.

Otro de los aspectos fundamentales de esta norma es que insta al gobierno provincial a crear un sistema integral de cuidados progresivos. La ley define “Sistema Integral de Cuidados Progresivos” a “los modos de atención, servicios y establecimientos que le ofrezcan a la persona mayor las herramientas necesarias para mantener o mejorar su calidad de vida, promoviendo la autonomía y la autodeterminación de manera tal que prevalezca la posibilidad de realizar una vida plena y envejecer en su entorno habitual, conservando sus roles familiares y sociales, siendo la institucionalización el último recurso”.

Por último, la ley dispone crear dos Registros: el Registro Provincial de Instituciones Públicas y Privadas—que desarrolle programas y/o servicios de asistencia, promoción, tratamiento, protección y defensa de las personas mayores dentro de la órbita de la Dirección Provincial de Personas Mayores— y el Registro Provincial Único de Cuidadores de Personas Mayores.

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Modelo de longevidad. El esquema que permite programar una vida plena para los 80 o 90 años

La incorporación de hábitos saludables y el aprovechamiento de los avances científicos abren un mundo de oportunidades a futuro; qué entienden los especialistas por health-span y cómo invertir hoy en nuestro bienestar a largo plazo.

Hay quienes salen a correr para poder bajar el tiempo en la próxima carrera de 10 kilómetros, hay personas que van al gimnasio para verse más atractivas y están también los que intentan dormir más horas para ganar productividad en el trabajo. A los 36 años, Ana Zapiola hace todo esto (y mucho más), pero su objetivo principal es distinto: entre sus metas figura escalar el Tronador o seguir haciendo kite surf a los 80 años. Con algo más de edad (cumple 52 en pocos días), el ingeniero y emprendedor Walter Abrigo usa decenas de aplicaciones, complementos y dispositivos con un sueño de largo plazo: integrar y jugar regularmente en un equipo de básquet a los 70 años.

Zapiola y Abrigo cultivan de manera proactiva lo que algunos especialistas denominan mindset, mentalidad o modelo mental de longevidad: tomaron conciencia plena de que una buena combinación de hábitos junto con el aprovechamiento de los avances científicos y tecnológicos van a permitirles (en realidad, ya lo están logrando) llegar a edades avanzadas con una mente y un cuerpo saludables.

“El concepto clave es el de la extensión de la vida con una salud plena a nivel físico, cognitivo y emocional (en inglés se conoce como health-span), en lugar de conformarse solo con vivir más (life-span)”, resume la especialista en medicina funcional uruguaya Silvina Tocchetti. “Es el tiempo que podemos agregar con nuestra salud a tope, versus simplemente sumar años con la salud deteriorada, apalancada con muletas diversas”, agrega Tocchetti, que dirige la clínica Mind Montevideo.

Una mentalidad de longevidad implica empezar a incorporar hábitos y rutinas muy distintas a las que uno podría abrazar si el objetivo fuera solo el de sentirnos mejor ahora.

El médico canadiense Peter Attia, hoy uno de los principales divulgadores globales sobre agenda de bienestar, comenzó a hablar recientemente del “decatlón centenario”, que empieza con un ejercicio simple: preguntarnos qué actividades nos gustaría hacer con comodidad a los 100 años. Para algunos podría ser alzar a su bisnieto, poder levantar la valija a los compartimentos del avión o subir las escaleras con las compras del día.

La combinación de ejercicios físicos (que incluyan los de flexibilidad, los de equilibrio, los de fuerza y los aeróbicos) aparece como un requisito para desplegar esta mentalidad de longevidad. “Cada uno de ellos tiene una especificidad: el aeróbico para disminuir los factores de riesgo cardio y cerebrovascular y metabólicos; los de equilibrio para trabajar sobre todo los mareos y las caídas; los de fuerza para no tener pérdida de masa muscular, y los de flexibilidad para no ir ‘encorvándonos’ y que cada vez sea más difícil estirar los músculos”, dice Ricardo Jáuregui, un argentino que preside la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría (IAGG en inglés).

El experto, que también es director médico del centro para adultos We Care, plantea que este combo debería ser parte de una rutina habitual, y subraya: “No solo demuestra estos efectos físicos sino también, por ejemplo, que el tamaño, o sea la estructura cerebral, crece cuando uno hace actividad física”.

LA NACION Bienestar conversó con cinco personas que incorporaron este modelo mental y toman todas sus decisiones diarias en consecuencia. Están a la vanguardia de lo que conviene hacer para llegar a los 80, 90, 100 años (o más) con las mejores chances de disfrutar de una buena salud a todo nivel.

Los deportes en la nieve fascinan a Ana Zapiola y quiere asegurarse que no deberá resignarlos en el largo plazo

Los nuevos 80

A los 44 años, Marcelo Rinesi, científico de datos y tecnólogo, ya ni se acuerda cuando le “cayó” la ficha del mindset de longevidad, pero lo cierto es que lo puso en práctica desde muy joven. “Tal vez leer mucha ciencia ficción de chico me acostumbró a la idea de considerar todo potencialmente posible”, cuenta.

A pesar de que está actualizado con todos los avances e investigaciones primarias antiedad, Rinesi cree que por el momento nada es superador de tres pilares: dormir mejor, comer sano y hacer ejercicio. Una vez que esto se cumple, la segunda actitud que podría “mover la aguja”, según Rinesi, es empujar a reguladores, Estado, empresas y medios a ser “más ambiciosos y más pragmáticos” sobre este tema.

¿Qué significa exactamente ser más ambicioso y pragmático? “Es, dependiendo de las posibles intervenciones, potencialmente reducir la incidencia de varios tipos de cáncer, o retrasar problemas cardiovasculares y cognitivos 10 o 20 años; dicho así parece abstracto, pero quiere decir que es posible, si tomamos las decisiones correctas en investigación e inversión, que tener 80 en 30 años sea enteramente diferente a tener 80 en cualquier otro momento de la historia. En lo económico, social y político va a ser un cambio radical. A nivel de las expectativas y potenciales de la vida individual, una modificación casi indescriptible”, plantea el científico de datos.

Un mindset que tenga en cuenta esto implica dos cosas: evitar lo que sabemos que es autodestructivo (sedentarismo, comer mal, dormir poco) y acelerar en lo posible esquemas de investigación, desarrollo y divulgación más avanzados.

Marcelo Rinesi prioriza dormir mejor, comer sano y hacer ejercicio para que el objetivo no sea solo vivir más años sino también hacerlo en plenitud

La regla del 20%

Y en el día a día, ¿Por dónde nos conviene empezar? “Mi recomendación es que, en una primera instancia, tomemos contacto con el lugar donde nos encontramos, para ver qué pasos podemos dar desde ahí. De nada sirve trazar un objetivo lejano a nuestras posibilidades actuales”, explica Tocchetti, desde Montevideo. “Sos tan joven como tu sistema inmune: debemos trabajar para fortalecernos a través de modificaciones del estilo de vida que reducen la inflamación crónica sistémica junto a suplementación específica para colaborar con este objetivo. Personas centenarias poseen una composición y actividad de las células inmunes únicas que generan un sistema inmune altamente funcional que les permite vivir por más tiempo. Esto está representado incluso en la composición específica de su microbioma”, agrega la experta.

Yendo a la caja de herramientas concretas, Tocchetti propone una regla o ley “del 20%: irnos a dormir un 20% más temprano; hacer ejercicio 20% más si hacemos poco o 20% menos si hacemos demasiado (ambos extremos inflaman); tomar 20% menos de café, mate y alcohol, y comer un 20% más de vegetales, son algunos de los cambios que plantea.

“En síntesis –sugiere la experta- poner el foco en pasos firmes y certeros y no en objetivos que traicionan nuestras posibilidades solo porque la última tendencia lo indica. El camino hacia la longevidad es el que cada uno de nosotros puede hacer desde donde está, optimizando cada paso. Lo contrario, los objetivos grandiosos, solo harán estallar nuestro sistema en mil pedazos más de lo que ya está con las obligaciones que tenemos”.

A Tochetti le da resultados: en 2023 se hizo en los Estados Unidos un test epigenético para determinar su “edad biológica” y le marcó 41 años. Ella nació hace 53.

Expectativa de vida comparada

La frontera del age-tech

A Walter Abrigo, de 51 años, las alarmas para comprometerse con un modelo mental de longevidad le llegaron desde el frente postural: “En mi familia somos todos muy altos y grandotes. Yo veía a varios parientes caminar con dificultad o con dolores crónicos de espalda a medida que sumaban años, y decidí priorizar cambios de hábitos y rutinas para evitarlo”, relata.

Abrigo nació en el Chaco, estudió ingeniería industrial y tuvo su desarrollo profesional vinculado a la tecnología. Dirige la compañía de soluciones Santex, con sede en San Diego y presencia en 60 ciudades, y está muy vinculado al ecosistema de startups de base tecnológica. Por eso, además de los pilares que mencionaba Rinesi (dormir mejor, comer bien y hacer ejercicio), Abrigo completa su “modelo mental de longevidad” con una decena de aplicaciones, dispositivos y complementos que lo ayudan a mejorar su salud presente y futura.

Como buen ingeniero, envió a LA NACION una planilla con varias de las herramientas de tecnología etaria y de bienestar que usa todos los días. Una de ellas, llamada Up-right, consta de un dispositivo que monitorea la postura conectado a una aplicación que va dando feedback para cuidar la espalda y otras partes del cuerpo.

Para el momento de meditar, trata de hacerlo 10 minutos al día, combina las aplicaciones Calm y Muse. “Ambas te dan información de cómo estás respirando, cuánto estás en tiempo presente o en un estado calmo, y la verdad es que eso ayuda un montón en situaciones complejas de la vida cotidiana o a tomar mayor conciencia de lo que comés, por ejemplo”, cuenta Abrigo. Además, a través de una botella con un sensor y una aplicación llamada Hidrate, el empresario consigue tomar los entre dos y tres litros de agua por día que su cuerpo necesita.

El uso de aplicaciones de bienestar es clave para Walter Abrigo, que piensa seguir jugando al básquet a los 70 años

También se ocupa de monitorear su descanso: usa la aplicación Whoop que con distintos sensores hace mediciones sobre variables asociadas al sueño (como consistencia o eficiencia), sobre la respiración, las calorías consumidas, etcétera.

Abrigo consolida toda la información en la sección de salud del iPhone y asegura que todas estas mini ayudas no le llevan mucho tiempo por día. Un beneficio secundario es que con cada monitoreo o recordatorio hay un anclaje al presente, una conciencia plena del momento que promueven el mindfulness y otras escuelas de meditación.

Aprendizaje permanente

Barbara Rey Actis vive en Madrid, tiene 49 años y se convirtió en una de las principales divulgadoras e investigadoras en la agenda de “longevidad positiva” en España, uno de los países con mayor proporción de personas adultas en el mundo. Viene de una carrera en el área de marketing y decidió encarar el camino de la longevidad cuando la marca de cremas que le encomendó una campaña estableció como target más adulto para su producto la franja de “mujeres de 35 a 55 años”. Da clases en distintas universidades y escribió el libro Una Longevidad con Sentido (Versus).

Rey Actis agrega otra dimensión al modelo mental de longevidad: el del aprendizaje permanente. “De todas las variables que uno puede asociar a vivir más años, el nivel educativo ocupa un lugar preponderante. Es el driver que condiciona o define la longevidad, es la primera ficha de este dominó en la carrera hacia una longevidad saludable”, dice la experta española a LA NACION. En paralelo sostiene que la educación como industria es una enorme oportunidad para la economía de la longevidad. “La mayor parte de las instituciones educativas siguen un modelo muy tradicional y no se adaptan a las necesidades de educación continua que tenemos las personas de cara a una mayor expectativa de vida con más salud, carreras profesionales más largas, procesos de reinvención, readaptación, etcétera”, plantea.

Según su mirada, la inquietud que lleva a las personas a querer saber más es uno de los motores más potentes, al tiempo que promueve la relación con otros. “Y además de la educación ligada a la inquietud está también el tema de la ilusión. Las personas que tienen una ilusión, una visión de vida, un propósito, poseen un un motor incluso más potente que la curiosidad, es una capa que está por encima”, concluye la investigadora madrileña.

La odisea de la vida

Ana Zapiola estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Buenos Aires (UBA), tiene 36 años y toda su vida trabajó en startups y empresas de tecnología. En enero empezó con un nuevo rol de jefa de ingenieros en Satellogic, el unicornio argentino de satélites de bajo costo que fundó y lidera Emiliano Kargieman.

En la pospandemia acompañó a su madre durante una enfermedad grave, que la llevó a meterse de lleno en la agenda de nuevo bienestar e innovación vinculada a la salud. Hizo un curso de coach en salud del Institute of Integrative Nutrition de Nueva York y comenzó a adoptar nuevos hábitos, tests y dispositivos con el objetivo de vivir muchos años de manera saludable.

Ana Zapiola sigue una metodología de diseño de vida que incluye diversos campos, desde finanzas hasta espiritualidad

“Comencé a seguir una metodología de Stanford de diseño de vida”, cuenta. La herramienta es una suerte de mapa mental (se denomina “Odyssey Plan”) donde se van planificando objetivos en campos y pilares distintos: salud, relacionamiento, finanzas, entorno de vida, descanso y salud, propósito y espiritualidad, entre otros. Ahí es donde tiene escrita (y dibujada) su meta de subir al Tronador, hacer kite surf y esquiar (las cosas que más disfruta) a los 80 años.

Entre los distintos ítems y compromisos que asumió consigo misma Zapiola revisa cada fin de año va mechando frases que la ayudan a sostener esta mentalidad de longevidad. “La gente no decide su futuro, decide sus hábitos y sus hábitos deciden su futuro”, es una de ellas.

Las fuentes consultadas para esta nota tienen entre 36 y 52 años, pero hay muchos casos de longevidad positiva donde “la ficha cayó” a una edad mucho más avanzada. Elisa Forti, que corre maratones pasados los 86 años, cuenta que comenzó a hacer running recién a los 72. Alberto Naisberg, un ingeniero que vive en Caballito y que en abril próximo cumplirá 99 años, dijo en una entrevista con este diario que hizo el click mental de bienestar a los 94. Jeanne Calment, la francesa que falleció en 1997 a los 122 años y 164 días de edad (récord verificado de longevidad hasta ahora) dejó el cigarrillo a los 117 años. Hiromu Inada, el japonés que batió el récord de mayor edad al completar una competencia de Iron Man a los 86 años, también arrancó a hacer deporte de manera sistemática después de los 70. Nunca es tarde para comenzar a adoptar una mentalidad de longevidad.